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SERPIENTES Y ESCALERAS

Los políticos hablan de leyes, de justicia, de igualdad, pero muy poco de impunidad. Todos saben que el problema de violencia, de inseguridad y de corrupción tiene un punto de origen: la impunidad. Para que las cosas cambien no es necesario hacer más leyes, basta con aplicarlas.

 

Desde hace años Morelos no sale de la nota roja. Los hechos de violencia se han vuelto cotidianos y la impunidad con que operan los grupos delictivos son característicos de nuestra entidad. El problema de inseguridad no es nuevo, por su situación geográfica y vecindad con Guerrero nuestra entidad ha padecido de manera recurrente los embates y presencia de grupos delictivos. El problema más grave es la impunidad.

Personalmente puedo entender que la inseguridad y la violencia son problemas muy complejos y difíciles de resolver. Sin ser experto estoy convencido que es un asunto así no se resuelve sólo con el uso de la fuerza, se requiere de un gran trabajo de inteligencia y capacitación para poder enfrentarlo.

Lo que no acepto, como muchos ciudadanos, es que estemos frente a un gobierno al que le preocupan más las críticas que los problemas sociales. Observo a un régimen más preocupado en justificarse, en atacar a sus rivales políticos y ocultar la realidad que en esforzarse por hacer efectiva la inteligencia policiaca y funcional el enorme y costosísimo equipo tecnológico con el que se cuenta.

Mientras el comisionado de seguridad graba videos y el secretario de gobierno acusa al Obispo de Cuernavaca, la delincuencia opera con absoluta libertad. El gobierno niega que así suceda, afirma que hay resultados, jura que no existen complicidades ni tampoco omisión en el trabajo; a pesar de ello casi todos los días (ayer no fue la excepción) aparecen cuerpos desmembrados o personas ejecutadas sin que nadie (ni las cámaras de video vigilancia) identifiquen a quienes colocan las mantas o tiran los cuerpos.

¿Cómo entender que en tres meses de este año alrededor de 150 personas han sido asesinadas de manera violenta y muchas de ellas han sido desmembradas y tiradas en lugares públicos, incluyendo el centro histórico de la capital? ¿Cómo explicar que se colocan narcomantas en puentes peatonales y escuelas, acusando a funcionarios estatales y nunca saben quién las colocó ni tampoco se investigan a las personas que son señaladas?

En las calles, en los autobuses del transporte público, en las casas y en los negocios, las personas son asaltadas y algunas veces agredidas físicamente cuando se rehúsan a entregar sus pertenencias. El robo de bancos se ha vuelto común y los asaltantes se presentan en las sucursales, sustraen el dinero y huyen a pie sin ser detenidos por la policía.

¿Cómo explicarse el grado de impunidad que se está viviendo en nuestro estado? ¿De que manera convencer al ciudadano que el trabajo de la policía es ejemplar, que la estrategia es correcta y que el camino trazado es el adecuado, cuando Morelos sigue apareciendo en las estadísticas nacionales como una de las entidades más peligrosas del país.

El problema de inseguridad en Morelos es grave y lo confirman las cifras oficiales; la percepción sobre esta situación es negativa desde hace varios años y el ánimo de la gente es cada vez más adverso al gobierno. ¿Hablamos de los abusos policiacos? ¿De los casos denunciados de tortura, de fabricación de delincuentes o de policías vinculados a grupos delictivos? Sería una historia muy larga.

Mientras el estado (entendiendo a los tres poderes) no entiendan que para enfrentar el problema de inseguridad se requiere de mucho más que pistolas y patrullas, las cosas no van a mejorar. Por un lado vemos que la inmensa inversión económica no ofrece resultados proporcionales al dinero que se ha aplicado a seguridad; por otro está un poder judicial cuestionado y señalado por el comisionado de seguridad de brindar protección a grupos delictivos y/o liberar a los delincuentes que presenta la policía. Es un círculo vicioso del cual nunca vamos a salir si no se toman decisiones contra la impunidad.

Hoy la clase política está ocupada en el tema electoral, metida en el proceso de sucesión y dedicada a construir su plataforma para el 2018. Ni los poderes, ni los partidos, ni las autoridades municipales están observando con seriedad esta situación; para la clase gobernante son cifras, estadísticas, números… no personas ni mucho menos historias de vida.

Mientras no se combata el problema de impunidad y se desarticulen las redes de protección de la delincuencia en los tres poderes del estado y los tres niveles del gobierno, es imposible que la situación mejore.

Si no existe un golpe de timón en el tema de seguridad y se atacan las redes de protección de los grupos delictivos, las próximas elecciones van a estar manchadas de sangre e influenciadas por el narcotráfico.

Graco lo ha dicho varias veces: Morelos era un narco estado. La pregunta es concreta: ¿Era?

  • posdata

Cuernavaca es, después de la gubernatura, el espacio más buscado por los políticos en cada elección. La capital de Morelos representa mucho en varios sentidos, desde ahí se pueden construir proyectos políticos y también proyectar personalidades.

Con la reelección en municipios y diputaciones locales, el escenario se vuelve más interesante. En la capital el alcalde no buscará la reelección, por ello muchos persiguen ese espacio.

Hay algunos actores de poder que ya están abiertamente en busca de la alcaldía. Jaime Álvarez ha iniciado una campaña muy intensa en colonias, dialoga con la gente, mueve recursos, hace gestoría, contrata espectáculos y gestiona obra. El diputado de Movimiento Ciudadano tiene una aspiración legítima, aunque también un desgaste evidente.

Del lado del PAN hay dos diputados metidos de lleno en esa lógica: Beto Mojica y Carlos Alanís. Ambos tienen programas sociales, giras en colonias y dialogo con diferentes grupos. Aunque ninguno de ellos tiene los recursos de Álvarez, los dos están trabajando fuerte por la presidencia municipal.

Morena podría tener en José Luis Urióstegui su carta de presentación. El abogado que hace algunos años estuvo a punto de ganar la elección vuelve con nuevos bríos, aunque por un partido distinto.

En el PRI son varios los que hacen trabajo capitalino, empezando por Mario Chávez; junto al diputado hay personajes que desde lo lejos comienzan a mostrar interés y hacer trabajo político, aunque no andan en calle, como Víctor Saucedo Perdomo.

Los perredistas no tiene una propuesta clara para la capital, pero podrían apostar por una ex priísta como Beatriz Alatriste. La diputada es en el PRD la que más estructura tiene en la capital.

  • nota

A propósito de violencia e inseguridad en Morelos, esto es lo que hace unos días publicó el periódico El Financiero sobre la situación de violencia en el estado:

“Un análisis de El Financiero, con base en las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública advierte que Morelos podría ser considerado el estado más violento del país.

Se trata del único estado que aparece en cuatro categorías en el top ten de cuatro delitos de alto impacto, con base en la tasa por cada 100 mil habitantes, reconocida como la medición internacional del delito.

Morelos, gobernado por Graco Ramírez, es primer lugar en extorsión, con mil 019 casos (un promedio anual de 13.2 por cada 100 mil habitantes) y segundo en secuestro con 355 casos (promedio anual 4.5 por cada 100 mil habitantes).

Además ocupa el tercer lugar en robo de vehículo con violencia, con 5 mil 499 casos (promedio anual de 67.8 por cada 100 mil habitantes) y quinto en homicidios dolosos con 2 mil 300 eventos (promedio anual de 27.8 por cada 100 mil habitantes).

Otros estados como Guerrero, Estado de México y Michoacán, aparecen tres veces en el top ten de los referidos ilícitos.

Guerrero es primer lugar en homicidio doloso con 8 mil 368 casos (promedio anual de 55 por cada 100 mil habitantes); cuarto en secuestro, con 493 casos (promedio anual de 3.3 por cada 100 mil habitantes) y sexto lugar en robo de vehículos con violencia, con 7 mil 220 casos (promedio anual de 44.5 por cada 100 mil habitantes).

Michoacán ocupa el quinto lugar en materia de secuestro, con 351 casos (promedio anual de 1.8 por cada 100 mil habitantes) y séptimo en materia de homicidio doloso y robo de vehículo con violencia con 4 mil 172 y 6 mil 578 casos, respectivamente (tasa promedio anual de 21.1 y 32.9 por cada 100 mil habitantes).

Otras nueve entidades (Baja California, Ciudad de México, Durango, Jalisco, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y Zacatecas) aparecen dos veces en el top ten de estos cuatro delitos.

Destaca también Tamaulipas, que ocupa primer lugar en materia de secuestro, con 883 casos (tasa promedio anual de 6 por cada 100 mil habitantes) y cuarto lugar en materia de robo de vehículo con violencia, con 9 mil 320 casos (tasa promedio anual de 63.2 por cada 100 mil habitantes).

Sinaloa es segundo lugar en homicidios dolosos, con 4 mil 703 casos (promedio anual de 36.6 por cada 100 mil habitantes) y segundo en robo de vehículo con violencia, con 12 mil 387 (promedio anual de 96.9 por cada 100 mil habitantes).

Nueve estados más están al menos una vez en la clasificación de los 10 más altos de alguno de estos delitos. Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Colima, Nuevo León Quinta Roo, Sonora y Veracruz.

Entre estos destacan los casos de Colima, que ocupa en tercer lugar nacional de homicidios dolosos, con mil 180 casos (promedio anual de 36 por cada 100 mil habitantes); Baja California Sur, que ocupa el segundo lugar en extorsión con 391 casos, (promedio anual de 10.9 por cada 100 mil habitantes) y Quintana Roo, tercer lugar en extorsión, con 658 casos (promedio anual de 10 por casa 100 mil habitantes).”

…Y mientras Morelos está en la cúspide de la inseguridad, el comisionado de seguridad graba videos y organiza conciertos.

  • post it

El perfil de los candidatos, opinan algunos, será el elemento que más tomarán en cuenta los electores en la próxima elección de Morelos. Su trayectoria, comportamiento público, prestigio y habilidad para comunicarse son ingredientes clave en una fórmula ganadora.

La línea y estrategia que tracen los partidos será determinante: si no tienen una buena dirigencia, tampoco tendrán conducción ni capacidad para identificar e impulsar a buenos perfiles.

Las dirigencias son pieza fundamentales en la próxima elección. En ese terreno el escenario está empatado: el PRI tiene un dirigente opaco y timorato que desde hace mucho fue rebasado por los grupos y se sometió a sus caprichos. Rodolfo Becerril es como la boñiga del loro (caca de perico).

En el PAN la dirigencia es obtusa, insensible y profundamente limitada. El joven presidente está ausente del debate político, alejado de su militancia, no tiene agenda social ni tampoco realiza trabajo pre electoral. Los panistas están dejando ir su mejor oportunidad para recuperar el estado porque al conductor del partido le ha quedado muy grande el encargo. Las únicas reuniones que conduce Juan Carlos Martínez Terrazas son en su casa, con sus amigos y frente a un Xbox.

En el PRD el panorama es crítico: la marca es la más lastimada de todas, el deterioro nacional es profundo y la carga del gobierno estatal es enorme. El dirigente solaztequista presume el crecimiento local de su instituto, su destreza para hacer política y la habilidad que han tenido para sumar adeptos; el reto del PRD tiene dos aspectos clave: el desgaste de la nueva visión y la información que maneja el dirigente. Si Rodrigo Gayosso tuviera mejor información y un mayor capacidad de análisis, la fuerza de ese proyecto en el 2018 crecería exponencialmente.

  • redes sociales

Estos son los números de seguidores que tienen en Twitter algunos diputados: Jaime Álvarez más de 38 mil, Paco Santillán más de 10 mil y Julio Yáñez más de 132 mil. En Contraste Julio Espín apenas supera los mil 700, Víctor Caballero 787 y Mario Chávez mil 800.

La popularidad de Yáñez y Álvarez es digna de aplausos. Con tantos seguidores, seguramente ganarán en su próxima elección.

  • es viernes

Un filósofo catalán de nombre Norbert Bilbeny dice que está bien el esfuerzo que hacemos por hacer nuestra vida más larga; pero que es tanto o más loable esforzarnos en hacerla más ancha.

La ampliación de la vida implica adquirir cada vez más gustos y cancelar aversiones, aprender a disfrutar de todo, aceptar lo inesperado y lo diferente; sonreír más y llorar menos, tener más juicios y menos prejuicios, amar más y concederle a muy pocos y escogidos mortales la onerosa dádiva de nuestro odio. Así sea.

Por la ancha vida: Hoy toca.

Comentarios para una columna alegre: eolopacheco@elregional.com.mx

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