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SERPIENTES Y ESCALERAS

Cuando los políticos le metieron la mano a la seguridad, las cosas se salieron de control en Morelos. Graco Ramírez está haciendo lo mismo que criticó a sus antecesores.

 

El problema de violencia en Morelos se ha mezclado con el ambiente preelectoral y los resultados no son buenos para nadie. Durante años los políticos han utilizado los problemas de inseguridad para nutrir sus discursos sin pensar que al politizar la policía se pervierte su trabajo y se afectan los resultados. Hoy el panorama es terrible: la violencia prevalece y el choque entre grupos de poder abre paso a la delincuencia. Morelos vuelve a ser un narcoestado.

Las cifras están ahí: De acuerdo al Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública Morelos es una de las entidades más violentas del país al ocupar un lugar en el Top Ten de los cuatro principales delitos de alto impacto. Morelos es el Primer lugar en Extorsión, Segundo en Secuestro, Tercero en Robo de Vehículo con violencia y Quinto en Homicidios Dolosos.

En la última semana más de diez personas perdieron la vida de manera violenta en diferentes hechos delictivos; las ejecuciones y los cuerpos desmembrados se han convertido en una cosa común en nuestra entidad, junto con los mensajes y narcomantas en donde los grupos delictivos denuncian los nexos y apoyo de policías y funcionarios del gobierno estatal y federal a cárteles criminales.

Lo que estamos viendo hoy en la tierra de Zapata es la repetición del escenario previo a la caída de Jorge Carrillo Olea y al colapso estructural de los gobiernos de Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame Castillo. Antes de que se destapara la Caja de Pandora en los tres últimos gobiernos, vimos escenarios muy parecidos al que se observa ahora, con un repunte de la violencia y señales públicas de la protección del gobierno a determinados grupos criminales.

El problema de inseguridad y violencia en Morelos ha llegado a niveles alarmantes; hemos pasado de las ejecuciones privadas a la exhibición pública de los cuerpos sin vida. En la época de Adame los delincuentes colgaban a sus víctimas en los puentes; en los tiempos de Graco los abandonan desmembrados en lugares públicos o frente a las oficinas de la policía, acompañados de mantas en donde los grupos se adjudican la autoría, revelan las redes de complicidad y retan al estado.

Ante esta situación las autoridades no saben qué hacer; el comisionado Capella insiste en justificar lo injustificable o se engancha en el pleito personal y graba videos retando a quienes lo acusan. El Secretario de Gobierno, por su lado, no ha podido establecer una sola declaración congruente, pasa de una hipótesis a otra y al final cae en el mismo discursillo barato de siempre: es un reto de la delincuencia, un caso aislado.

Pero mientras la situación se descompone en el estado y los grupos criminales ganan terreno, el gobernador se la pasa ocupado en temas personales de política nacional o viajando a costa del erario. Ahora que vivimos una nueva crisis de inseguridad y justo cuando se ha formado un frente socio-político en contra de la impunidad, Graco Ramírez anda de paseo en China promocionando el comercio internacional.

No se trata de minimizar el rol del tabasqueño en la CONAGO, ni la importancia de que desde ese foro se fortalezcan los vínculos internacionales del país y se abran nuevos horizontes para México, simplemente es un llamado a que antes de dedicar tanto tiempo a una agenda federal, el gobernador de Morelos tendría que ocuparse de los problemas domésticos del estado que gobierna y resolver los gravísimos asuntos que hay en la agenda de los ciudadanos. Para eso fue electo.

Sin embargo pareciera que la gira internacional de Graco Ramírez es su despedida como gobernador; vista su actitud reciente se podría asumir que el mandatario está esperando que concluya su encargo en la CONAGO para dar por terminada también su etapa como jefe del ejecutivo en Morelos. Graco Ramírez, dicen, no quiere entregar el poder a un gobernador electo constitucionalmente y busca un espacio que le permita bajar la presión social y obtener un blindaje político antes de que se coloquen las urnas en el 2018.

Esa doble agenda (seguridad y política) es lo que ha dado al traste a la estabilidad en Morelos; los actores de poder, empezando por el gobernador, están ocupados en temas electorales y personales y dejan de lado los conflictos sociales y los reclamos ciudadanos. Peor: en casi todos los casos los hombres y mujeres de poder (desde hace años) han tomado los problemas de inseguridad y violencia como eje principal de sus discursos y se han inmiscuido en la operatividad de las instituciones. El resultado es lo que vemos: policías poco profesionales, poco confiables y grupos políticos con alta influencia dentro de la estrategia de seguridad.

En la recta final del sexenio y la víspera de que inicie formalmente el proceso electoral esta situación es muy complicada; la violencia volverá a ser eje de las campañas políticas y los grupos delictivos tratarán de influenciar la elección.

El fracaso de la estrategia de seguridad, el incremento de la violencia y la percepción creciente de que Morelos volvió a ser un narcoestado anticipa escenarios muy peligrosos que incluyen la captura (otra vez) de jefes policiacos vinculados a la delincuencia organizada, igual que como sucedió en los tres sexenios anteriores.

Mientras la seguridad siga siendo un asunto de políticos y las figuras de poder utilicen a la policía como herramienta de partidos es imposible que las cosas mejoren. Como gobernador de Morelos Graco Ramírez ha hecho lo mismo que siempre criticó a sus antecesores.

  • posdata

En un año el proceso electoral estará en marcha, habrá certeza sobre los candidatos y también claridad sobre el sentido de los votos. Todos los partidos están haciendo lo que mejor consideran, algunos construyen redes ciudadanas (MORENA), otros arman estructura (PRD), otros negocian la plaza (PRI) y unos más no hacen absolutamente nada (PAN).

Pero independientemente de lo que diseñen los estrategas electorales de los diferentes partidos, hay un elemento clave que observar: un congreso subordinado al ejecutivo y un gobernador con supra poderes sienta un precedente muy peligroso para todos. Explico:

Quien gane la próxima elección puede caer en la tentación de repetir el actuar de Graco Ramírez, de tratar de manejar los tres poderes y perseguir a sus críticos y adversarios. ¿Por qué no hacerlo si Graco pudo?

En ese escenario los carniceros de hoy se volverán las reses de mañana y el ciclo se repetiría sin fin. A quienes tienen hoy el mango del sartén les resulta muy cómodo actuar como lo hacen, pero ¿Están conscientes de que en algún tiempo serán ellos los perseguidos y, quizá, encarcelados?

El poder no dura para siempre. Volver omnipotente a un gobernador es muy peligroso, especialmente para quienes juegan en su cancha.

  • nota

El duelo entre el gobernador de Morelos y el Obispo de Cuernavaca se encuentra en un punto crítico. Ramón Castro acusa a Graco Ramírez de corrupto y el gobierno, en respuesta, inició una persecución pública contra el prelado.

Esto es algo de lo que publicó hace unos días el portal Expansión sobre el tema:

La polémica entre el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Abreu, y el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, llegó hasta los más altos mandos de la Iglesia Católica, quienes mostraron su apoyo total al prelado acusado de violar la Constitución por realizar actividades políticas.

El conflicto entre los implicados comenzó desde el año pasado, cuando el obispo denunció el clima de inseguridad en la entidad, participó en marchas contra la violencia, y continuó con un cónclave entre líderes sociales y políticos para evidenciar las omisiones del gobierno de Graco.

Dicha reunión a la que acudieron el alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera Jiménez, entre otros líderes sociales y políticos, provocó el enfado del gobernador, quien ha señalado en diversas ocasiones que es víctima de un frente en su contra.

Luego de una aparente calma entre Ramírez Abreu y el obispo, el encuentro de la semana pasada entre líderes opositores del gobernador de Morelos generó otra confrontación entre el obispo y el mandatario estatal que escaló hasta la Arquidiócesis y la secretaria de Gobernación.

Castro convocó a políticos, académicos y líderes sociales a construir un bloque opositor contra la impunidad en Morelos en el que participaron el senador de Morena, Rabindranath Salazar, el alcalde de Cuernavaca, el rector de la UAEM, y el panista Javier Bolaños, quien busca contender por la gubernatura de la entidad.

En la reunión, los presentes mostraron sus diferencias con el gobernador y acusaron que Ramírez Abreu busca imponer a su hijastro Rodrigo Gayosso, presidente del PRD en Morelos, como candidato al gobierno del estado en 2018.

El mandatario acusó que la “Conspiración de la Corregidora”, como llamó al encuentro de sus opositores, está liderada por el obispo debido a la aprobación de los matrimonios igualitarios y la encubre con temas de seguridad.

Dijo también que el prelado conspira contra él debido a que fue involucrado en el escándalo de los mayordomos de Tepalcingo, quienes denunciaron que la Diócesis de Cuernavaca, encabezada por Castro, hizo un negocio millonario con un festejo religioso, y porque se dice que mandó a construir una cancha de tenis con 75 millones de pesos que supuestamente le dieron diputados del PRI en 2015 para arreglar la catedral.

“Lo exhibo en esa situación, le hago ver que está en un error, hablo con él porque me ha generado un tema de ingobernabilidad y de violencia que no voy a permitir que se dé, y entonces está molesto porque se siente perseguido”, dijo Graco en entrevista con Joaquín López Dóriga.

Por su parte, el obispo Castro afirmó que él no se mete en política y que convocó a los participantes en la reunión para unir a todos los interesados por Morelos a trabajar por la entidad, pero como no está de acuerdo con el gobernador es perseguido.

“Yo solamente convoqué a la gente que sé que ama a Morelos, y por eso desde su punto de vista, y convocarlos para el bien común”, dijo en entrevista radiofónica al negar las acusaciones sobre el tema de los mayordomos y la cancha deportiva.

La  Iglesia Católica respaldó a Castro y aseguró que éste vive una verdadera persecución, una campaña de calumnias y de difamaciones. El vocero de la Arquidiócesis, Hugo Valdemar, explicó en entrevista con Grupo Fórmula que al gobernador de Morelos no le agradó el apoyo del obispo a las manifestaciones en contra de la violencia y comenzó sus críticas, pero que éstas se intensificaron cuando se aprobaron los matrimonios igualitarios.

Valdemar también aseguró que el Artículo 130 señala que no se deben realizar reuniones con fines políticos ni hacer proselitismo en procesos electorales, que no es el caso de Cuernavaca, por lo que el obispo no está violando la ley y criticó la declaración de Cubría.

“Hay que esperar primero a que alguien ponga una demanda ante la Secretaría de Gobernación, es lo primero que se debe de hacer; y segundo, la Secretaría de Gobernación debe a analizar el caso con seriedad, con profundidad para ver si hay una violación. Pero no se puede salir a decir lo que dijo esta persona porque es un abuso”, refirió.”

  • post it

Ganar la elección en Cuernavaca no será un asunto de buena voluntad, sino de estrategia. Cuauhtémoc Blanco no dejará sucesor (aunque Jorge Meade así lo piensa) y difícilmente el PES refrendará el gobierno capitalino. El futbolista es un candidato rentable, pero no volverá a competir por la ciudad.

¿Quiénes de los que aspiran están listos para ir a una campaña y preparados para gobernar la capital?

Gestionar obras y organizar eventos de lucha libre no lo es todo.

  • redes sociales

Por enésima ocasión las redes sociales mostraron su fuerza. Ahora fue el caso del juez Anuar González Emadi (#JuezPorky), a quien la opinión pública acusa por el fallo emitido a favor de uno de los agresores de una joven veracruzana.

Las autoridades de aquel estado no aguantaron la presión de la gente y casi de inmediato suspendieron al titular del Juzgado Tercero de Veracruz por un fallo que consideraron “aberrante” derivado de su “notoria ineptitud”. Si no hubiese sido por la presión pública a través de las redes sociales, quizá ese sujeto hoy seguiría vendiendo la justicia.

Los tuiteros mostraron otra vez su fuerza. En el caso del #JuezPorky la pregunta que sigue en el aire es ¿Cuántos casos más como este habrá en su historial?

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