I. Jaloneo. Tomás Yarrington hizo todo lo humanamente posible para pasar inadvertido en Italia. No lo consiguió. El exgobernador de Tamaulipas pagará sus deudas con la justicia, pero lo interesante ahora es saber quién lo juzgará por extorsión y lavado de dinero. Porque en México enfrentaría una pena de 20 años, mientras que en EU, dos cadenas perpetuas. Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI, aseguró que el tricolor está a favor de que los corruptos terminen en la cárcel y que se recupere el dinero que se llevaron. El 16 de diciembre, el PRI expulsó a Yarrington. La PGR informó que el gobierno de Italia evaluará a qué país será extraditado, pues tanto México como EU cuentan con notificación roja de Interpol. Dice la policía italiana que la captura fue por solicitud de EU. O sea, llevan mano.
II. Una buena noticia. La detención de Tomás Yarrington es algo digno de mención, ya que hombres como éste, que cometen toda clase de atracos, abusando de un puesto público y de la confianza ciudadana, se sienten inmunes a cualquier acción de la justicia. No sólo vació las arcas de su administración, sino que sostuvo una relación con el crimen organizado que puedría ubicarlo como un verdadero capo. Lo lamentable es que no son pocos los funcionarios y exfuncionarios corruptos que tienen cuentas con la justicia. El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Francisco Martínez Neri, aseveró que la PGR se debe reposicionar como una institución sólida, para no mostrarnos como un país débil y sin credibilidad.
III. Desconfiados. Es el colmo. Ni entre correligionarios se garantizan honestidad. Integrantes de Nueva Izquierda (NI) del PRD destacaron que en septiembre se deben renovar todos los órganos nacionales, estatales y municipales del partido, por lo que se pronunciaron por una elección interna limpia, de lo contrario se arriesgará la selección de candidatos para los comicios de 2018. Eric Villanueva, coordinador nacional de NI, instó a que las elecciones internas las organice el INE, porque dará mayor limpieza en la selección de liderazgos. “Los conflictos se van a generar porque en muchos lados la representación que se tiene en los órganos ya no corresponde a la correlación de fuerzas existentes”, enfatizó. Alejandra Barrales, su presidenta nacional, ante militantes habla de unidad, pero el sol azteca se le apaga en las manos.
IV. Seriedad, señores. El Consejo Coordinador Empresarial, órgano que aglutina a las cúpulas privadas importantes del país, convocó a los partidos y a los candidatos, incluso a los independientes, a que aprovechen sus campañas para proponer soluciones y no sólo descalificaciones. “Si las elecciones son el momento de elegir el futuro que queremos, los ciudadanos deberíamos escuchar propuestas”, consideró Juan Pablo Castañón, presidente del CCE. Y tiene razón, las campañas deben ser espacios para informar y foros de discusión, no escenarios para la calumnia o la ofensa. Pero háganselo entender a los políticos mexicanos.
V. Anzuelo. En tiempos de campaña a los políticos se les afloja la boca. En el afán de ganar adeptos son capaces de vender su alma al diablo. Si no lo cree así, lea lo que prometió Armando Guadiana, candidato de Morena a la gubernatura de Coahuila: “Por el honor que representa servir, no voy a cobrar un solo peso como gobernador, trabajaremos con verdadera honestidad y se acabarán las historias de corrupción e impunidad”. Advirtió que el dinero será destinado para apoyo de jóvenes estudiantes. “Yo vengo a gobernar para los coahuilenses y por ello rechazo el salario”. Retó a todos los candidatos a que hagan lo mismo, ya que los ciudadanos “quieren soluciones a las grandes problemáticas”. ¿Así o más populista?