Curiosamente, una vez que la PGR localizó y detuvo a Duarte, las mismas voces cambiaron de dirección y ya no “madrearon” al gobierno y al Presidente por dejar escapar a Duarte o por no lograr su detención. No, ahora lo “madrearon”, ¡por atrapar a Duarte! ¡De risa loca!
Sí, por increíble y ridículo que parezca, “los mismos de siempre” ahora “madrean” al gobierno y al Presidente porque según su calenturienta cabecita, la captura de Duarte fue un “acto electoral”, una “respuesta desesperada”, una “argucia electorera” y hasta una jugada más de “la mafia del poder” para buscar “chivos expiatorios”.
Es decir, resulta que un sector social está enfermo del feo “síndrome de la Chimoltrufia”, porque como piensan y dicen una cosa, piensan y dicen otra, completamente diferente. O si se quiere, nada les acomoda.
Pero es más curiosa y simpática la amnesia de ese sector social —en el que cohabitan la legión de idiotas y la jauría de lopistas a sueldo—, ya que sus integrantes gustan de la memoria militante. ¿Y eso qué significa?
Ya lo explicamos aquí. La memoria militante incapacita a la legión de idiotas y a la jauría lopista para el ejercicio elemental de la autocrítica y les hace inventar “moros con tranchetes” o “imaginarias mafias del poder”.
Y el mejor ejemplo es el de la alianza de AMLO con el gobierno de Duarte y la exoneración pública que hizo Obrador de las pillerías de Duarte. En los hechos —y durante años—, AMLO solapó las pillerías de Duarte y hoy lo confirma al calificar su detención como la de un “chivo expiatorio”.
Y frente a esa confesión de parte pocos o ninguno de los integrantes del sector social enfermo del “síndrome de la Chimoltrufia”, recuerda que la alianza electoral más perversa e inmoral la pactaron AMLO y Duarte. Y claro, fue una alianza con fines electorales que significó muchos miles de millones de pesos salidos del dinero público para favorecer al partido Morena en las elecciones veracruzanas.
Pero de esa inmoralidad política —la que denunciamos aquí el 2 de febrero de 2016— nadie dice nada. Muchos prefieren la “mamucada” de que la detención de Duarte fue un acto desesperado con fines electorales. ¡De risa loca!
Y si muchos prefieren olvidar la alianza de AMLO con Duarte, otros tantos quieren borrar las pruebas contundentes de que mientras el gobierno federal preparaba la denuncia formal y mientras el ex gobernador era buscado en todo el mundo, López Obrador se daba a la tarea de solapar a Javier Duarte.
Por ejemplo, el 12 de abril de 2016 —hace un año—, en la comunidad de Tampico Alto, Veracruz, AMLO denunció en la plaza pública que “Carlos Salinas de Gortari está detrás de la campaña contra Duarte”, porque según el locuaz tabasqueño, “la mafia del poder pretende favorecer la candidatura de Miguel Ángel Yunes”.
Meses después, el 21 de octubre del mismo 2016, en Parral, Chihuahua, López Obrador acusó al PRI y a Peña Nieto “de convertir a Duarte en chivo expiatorio con fines electorales” y dijo que había iniciado una “cacería de brujas”, ya que la PGR dio a conocer que había integrado una averiguación previa contra Duarte.
Pero lo más curioso de todo es que durante los dos últimos años —2015, 2016 y lo que va de 2017—, López Obrador se convirtió no solo en el principal defensor de las pillerías de Duarte, sino que llegó a insinuar que el pillo ex gobernador de Veracruz puede ser exonerado una vez que AMLO se convierta en Presidente.
¡Sí, por increíble que parezca…!
Y si lo dudan, basta revisar el Itinerario Político del viernes —14 de abril—, donde recordamos el “Discurso del perdón” de AMLO —del 11 de agosto de 2016—, pronunciado ante una selecta audiencia de hombres de empresa y negocios mexicanos, a los que dijo: “Cuando sea Presidente no habrá venganza, sino perdón” a los políticos ratas y corruptos del régimen.
Más aún: AMLO se atrevió a usar la palabra “amnistía adelantada”, en una suerte de zanahoria para todos los “pecadores” de PRI, PAN, PRD y el resto de partidos, a los que dijo estar dispuesto a perdonar —como si se tratara del Espíritu Santo—, si antes se convierten a su credo, a la Morena de AMLO.
Y claro, el mensaje fue contundente a favor de su amigo Javier Duarte, al que por años solapó y se negó a criticar.
Queda claro que mientras AMLO defendió y solapó a Duarte, Peña Nieto lo atrapó.
Así o más claro, de qué lado está la justicia.
Al tiempo.