Sin embargo, a muchos de esos que “de dientes para afuera” mientan madres contra Duarte, repentinamente “les tiemblan las corvas” ante la idea de que —como estrategia de defensa— el ex gobernador decida “cantar”.
Y no —a pesar de su voz chillona—, no sabemos si Duarte alcanza el tono de soprano, como para romper cristales.
Pero lo que sí puede romper “el cantar” de Duarte ante una autoridad son los negocios sucios de su gobierno, las alianzas oscuras con políticos, partidos, empresarios, criminales y hasta candidatos a puestos de elección popular.
Bueno, en una de esas, y hasta “el canto” de Duarte es capaz de tirar una que otra candidatura presidencial, por decir lo menos.
Por eso el miedo de muchos a que Duarte revele todo lo que sabe sobre la ingeniería financiera, política, mediática y electoral de un gobierno como el suyo, que fue diseñado milimétricamente para saquear dinero público.
Por eso, durante más de 180 días, la insistente versión interesada de que era posible que Duarte nunca apareciera con vida. Muchos prefieren a Duarte muerto. Y es que el tamaño de sus enemigos es del mismo tamaño de las transas y raterías que llevó a cabo.
¿Quién le teme a Javier Duarte? ¿Por qué le temen?
1. El primero en acusar recibo del peligro que representa Javier Duarte, si decide hablar, se llama Andrés, se apellida López Obrador, y es uno de los más aventajados candidatos presidenciales.
¿Por qué el miedo de AMLO a que hable Duarte?
Primero, porque Duarte sabe la verdad sobre el explosivo crecimiento de Morena en Veracruz y otras entidades. Por eso, AMLO insistió en que Duarte era “chivo expiatorio”. También por eso Obrador decidió “curarse en salud” y en una repentina declaración difundida en Facebook, AMLO reconoció que en cualquier momento Duarte puede confesar que financió a Morena en las recientes elecciones estatales. Claro, AMLO se cuidó de aclarar que si ocurre esa declaración, “nada es cierto”.
Y, en efecto, nadie podrá probar nada de la alianza AMLO-Duarte. ¿Por qué? Porque una alianza como esa y sus costos políticos y económicos no la pactan “los machochones”, sino “los achichincles”. Solo basta recordar el video de Bejarano y Ahumada.
Aun así es posible que Duarte decida no viajar solo al infierno. Y prefiera llevar compañía. Y un candidato presidencial sería buen compañero de viaje.
2. Como ya se dijo, Duarte diseñó una acabada ingeniería financiera para el saqueo de Veracruz. Los detalles de ese diseño involucran a servidores, empresarios, políticos y medios de comunicación de Veracruz.
Dicho de otro modo, que si bien Duarte no puede ocultar las pillerías de su gobierno, también es cierto que la lista de complicidades es extensa y alcanza a todas o casi todas las disciplinas de la vida social veracruzana, empresarios incluidos. ¿Cuántos hombres de empresa están “hasta el cuello” en las transas de Duarte?
También en este caso es posible que en su desesperación y en su caída, Duarte prefiera un “colchón de compañía” o “su osito de peluche”. Por eso la pregunta de ¿quién acompañará a Duarte en su desgracia si decide no ir solo?
3. En el terreno político las complicidades son mayúsculas. ¿Por qué? Todos saben que un Congreso local es “par” del Ejecutivo estatal. Por tanto, el Congreso debe ser contrapeso y sus funciones básicas son la transparencia y el combate a la corrupción.
Ya hemos preguntado aquí por la responsabilidad de diputados locales del PRI, PAN, PRD —y otros partidos representados en el Congreso de Veracruz—, cuando ocurría el saqueo a Veracruz? ¿Dónde estaban todos esos diputados en ese tiempo? ¿Por qué aprobaron todo sin chistar? La complicidad es de todos.
Pero hay más. ¿Dónde estaban senadores y diputados federales de todos los partidos, que representan a Veracruz, durante el saqueo? Todos son corresponsables.
4. Es muy grande el riesgo de un atentado contra Duarte —y por eso está en una cárcel militar en Guatemala—, sobre todo porque existen evidencias de vínculos con el crimen organizado. Muchos criminales profesionales prefieren a Duarte muerto, pero también muchos políticos y empresarios.
5. Pero, sobre todo, el miedo a que el locuaz Duarte se convierta en “ventilador” —y salpique a todos— se extiende a parientes y amigos. ¿Cuántos fueron parte de las pillerías de Duarte, cuántos se beneficiaron del saqueo en Veracruz?
Del tamaño del saqueo que operó Duarte en Veracruz es el tamaño de sus enemigos y del miedo que tienen de que hable. Es del mismo tamaño del peligro que corre en una cárcel.
Al tiempo.