I.- Graco y Cuauhtémoc: Lo peor de lo peor para Morelos y Cuernavaca.
Pese al deplorable estado en que se encuentra, Cuernavaca sigue siendo la marca turística de Morelos. Sin embargo, ¿cuánto más aguantará? Sobre todo, considerando que aún les queda más de un año de gobierno a quien la tiene en la actual podredumbre: el gobernador Graco Ramírez y el alcalde Cuauhtémoc Blanco Bravo. Por si solos, ambos son de lo peor que ha gobernado en Morelos y Cuernavaca, respectivamente, pero como las desgracias nunca vienen solas, les tocó coincidir estos tres años.
La única virtud del ex futbolista profesional y hoy presidente municipal, es oponerse abiertamente a la voraz mafia que dice gobernar el estado; fuera de eso, como bien se escuchó ayer en la sesión de Cabildo en voz de una regidora de apellidos Fernández Aguilar: Cuauhtémoc Blanco en casi año y medio de gobierno, no ha hecho nada más que poner pretextos y hacerse la víctima, aún cuando no hay inversión en Cuernavaca pero sí un gran gasto corriente y en su “imagen”.
Blanco Bravo presume combatir la corrupción, pero la respira, nada en ella y simula no darse cuenta. Se dice ciudadano, pero está afiliado a un partido político que nada ha aportado al país, ni al estado y menos a Cuernavaca. Ahora se le vincula al patrocinio de la recién entrenada Agrupación Política Nacional, “La Meta es un México Blanco, A.C.” cuya presidenta ejecutiva es la ex diputada local morelense, Erika Hernández Gordillo, sobrina de la ex dirigente magisterial, Elba Esther Gordillo y a quien se le ubicó como directora de vinculación con municipios al inicio del gobierno capitalino, pero cuyo nombramiento fue rechazado por los regidores.
Sin embargo, es tanta la aversión social, el encono, la desilusión y el hartazgo social hacia la corrupta figura de Graco Ramírez, que con cada acción en su contra, Cuauhtémoc Blanco no hace más que incrementar su popularidad y ya piensa hasta en ser gobernador.
Así de barata esta la gubernatura y el nivel de la política en Morelos.
II.- Graco y sus cambios y cambios en comunicación, para seguir igual
Miguel Ángel Sandoval Cervantes no pudo tener peor despedida de la Coordinación General de Comunicación Social del gobierno del estado, que ver viralizarse en redes sociales por todo el país su nefasta imagen corriendo en Plaza de Armas de Cuernavaca con cara de espanto, detrás de la patética figura de Graco Ramírez huyendo de los reporteros, de los morelenses y de sí mismo al término de la ceremonia de creación del estado de Morelos.
Su despedida fue penosa, tal como ha sido su paso por los diferentes cargos que ha tenido en la burocracia estatal, al ser responsable de la imagen de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Y no es precisamente por la desafortunada anécdota que lo hizo merecedor del mote de #LordChichis, sino por su arrogancia, nulos resultados, agresiones que orquestó contra empresas y varios comunicadores morelenses, además de ser promotor de encono, de campañas sucias y de desprestigio hacia actores políticos, sociales y religiosos en el estado.
Es Sandoval Cervantes un digno representante de la mafia de fuereños que con aires de conquistadores, vinieron a vender espejitos, llenar sus alforjas y a dejar un tufo de corrupción por donde pasaran, siempre con boleto de regreso a su lugar de origen.
Entra en su lugar, José Rodrigo Licona Cruz, cuarto responsable de la comunicación social del actual gobierno estatal, donde ningún titular ha sido morelense. Poco se puede esperar del relevo, no por demérito profesional de quien llega, sino por el estilo personal de quien presume gobernar Morelos.