Con la exoneración del gobernador del delito de desvíos de fondos públicos, de parte Vicente Loredo Méndez, el auditor superior gubernamental, que sustituyó al Luis Manuel González Velázquez, la maniobra administrativa, fue como dejar la Iglesia Católica en manos de Martín Lutero, una desgracia. Graco Ramírez, puro y lleno de gracia, limpio de todo pecado, y máxime de todo delito, El auditor a modo, auditor perredista, exonera a su jefe, qué de raro tiene, si es la enseñanza que ofrece el señor Presidente Enrique Peña Nieto, cuando designó a Virgilio Andrade, jefe de la Función Pública, quien igual que Loredo en Morelos, indagó, investigó, y limpió la cola del primer mandatario, en el caso de La Casa Blanca. Así ocurrió aquí cuando la testaferra del Congreso del Estado, Hortensia Figueroa Peralta, se impuso a los diputados con su belleza, y su poder financiero, como torre del gobernador, y consiguió aplazar la solicitud de juicio político hasta que hubiera una revisión a fondo de parte de la Auditoría. Ya Hortensia tiene el asunto en sus manos, para que desde la Junta de Coordinación Política en la que ella impera, deseche la solicitud de juicio político que inició la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, obviamente es un revés a los marchistas y al obispo Ramón. Y a todos los que se opongan al poder omnímodo de nuestro Super Graco ¡Faltaba más! ¡Viva Gracolandia! donde brilla el sol amarillo con negro, (últimamente más negro que amarillo por cierto)
