MATIAS QUIROZ, EL HOMBRE QUE SE HA PELEADO HASTA CON EL PERRO…
La carta abierta publicada la semana pasada por diputados federales tiene varias lecturas sociales, para unos es oporunismo, para otros ya era necesario que los representantes populares volteraran hacia Morelos y hay quienes también opinan que fue una actuación tardía.
El asunto es que el secretario General, Matías Quiroz Medina, al salir a dar un manifiesto dejó de lado el discurso de conciliación y unidad que pregona para ofender y faltar al respeto a la libertad de expresión y los diputados federales.
La presencia de las fuerzas federales en Morelos están desde el pasado 16 de diciembre cuando fue abatido en Cuernavaca el jefe del Cartel de Sinaloa, Arturo Beltrán Leyva.
Cierto es que los diputados federales han demostrado ignornacia supina, pero también eso porque la mayoría dejó de vivir en el estado -algunos por miedo de secuestro de un familiar- y solamente acuden en momentos de descanso, sin salir a las calles.
Puede que sea tardia la preocupación de los representantes populares ante el gobierno federal, pero tampoco nunca es tarde más aún cuando en los últimos días hay sucesos que van acrecentándose como es son los robos al patrimonio de los morelenses.
La inseguridad que hoy vive el estado es culpa de todos, pero también de quienes con sus actitudes han dado la espalda aL pueblo y suelen encerrarse en sus lujosas camionetas blindadas.
Uno de ellos es el secretario de gobierno, Matías Quiroz Medina, quien el año pasado padeció del secuestro de uno de sus hijos, pero prefirió callar y desde la obligación de su cargo omitió asuntos por conveniencia económica y laboral.
Por ello su declaración al calificar a los diputados federales de oportunismo queda obligado a renunciar del cargo, en momentos que hay un repunte interesante en los delitos de daño patrimonial.
Eso hace evidente que hoy, el estado requiere de un secretario general con capacidad de diálogo con todos los sectores sociales, de respuestas y entablar una unidad entre los presidentes municipales, que además tenga una verdadera interlocución con todos los representantes populares.
El paso de Matías Quiroz Medina en la Secretaría de Gobierno sin duda ha sido frustante para toda la sociedad, porque tiene cerradas las puertas en, cuando menos, 20 ayuntamientos, la máxima casa de estudios morelense y no se diga en las asociaciones y organizaciones religiosas, cuya dirección dejó de operar porque prefieren tener contacto con el Poder Ejecutivo, hasta el primero de noviembre del año 2018.
Con sus declaraciones de llamar oportunistas a los diputados federales, Matías Quiroz cerró la puerta al Congreso de la Unión y pronto habrá respuestas de cuando menos cinco de éstos contra un hombre que era conocido por su presunta honestidad y congruencia.
Sin duda alguna hoy sobra un secretario de gobierno, del actual su reemplazamiento es urgente y al parecer no hay dentro de la vida pública estatal quien quiera estar en su lugar, porque saben que 19 meses pasan rápido.
Matías Quiroz Medina tiene aspiraciones a futuro, son válidas, como las de ocupar por seis años el lugar de Graco Ramírez, pero podría quedarse en el camino porque ya ni en Tlaltizapán confían en su persona.
El asunto es que la política interna también tiene bajo su obligación la seguridad personal de los morelenses y sus avecindados, pero es uno de los tantos temas que el médico Matías no quiere saber.
El miedo del secretario de Gobierno a su subalterno de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, es tanto que hoy prefiere evadirlo y el titular del área de seguridad hace que trabaja desde su domicilio particular en Tijuana, Baja California, o desde San Diego, en los Estados Unidos de Norteamérica, que es la residencia de su esposa e hijos.
Cierto es que también los diputados federales, entre ellos una tal Margarita Cuata -que no la conocen ni en su casa- han iniciado un proselitismo electoral en la entidad, porque desde hace más de siete años la pesencia del Ejército Mexicano y la Policía Federal en las calles es evidente.
En las noches de los fines de semana entre algunos municipios suelen instalarse puntos de revisión por parte de ambas fuerzas federales, en donde han caído importantes personajes de la delincuencia organizada.
Sin embargo, las acciones del Ejército y la Policía Federal son pocas y suelen ser invisibles, porque la Policía Morelos poco hace en apoyo de las mismas y en los municipios como Cuernavaca han olvidado realizar campañas de prevención del delito.
Un ejemplo es el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien ha olvidado su función y piensa que todo suele resolverse con dinero, como se lo han enseñado el par de baturros que lo aconsejan.
En sí, mientras en los tres niveles del gobierno salen a pelearse, al nivel popular la situación de inseguridad va incrementándose y en las comunidades sus vecinos prefieren colocar mantas, en las que advierten a los ladrones que ya no los van a entregar a las corporaciones policíacas, mejor resulta hacerse justicia por mano propia. Pero, ¿qué necesidad?