EXHORTOS DESOÍDOS
Tocante a los documentos aprobados por los diputados en la legislatura 53, una gran mayoría han sido acuerdos que incluyen exhortos a diversas autoridades. Se trata de llamados a los gobiernos municipales o a funcionarios de la administración estatal, generalmente para obligarlos a cumplir con su trabajo o les informen sobre el mismo. El problema con estos exhortos es que son motivo de burla por parte de alcaldes y secretarios de despacho, quienes se los pasan por el arco del triunfo y hacen realidad lo que los propios diputados reconocen desde siempre: los exhortos son como llamados a misa, pues casi nadie los atiende. No tienen calidad vinculatoria y no hay consecuencias para ninguna autoridad si desoyen tales procedimientos legislativos, ante lo cual el diputado Eder Rodríguez propuso reformas legales que establezcan medidas de apremio para ello en la Ley Estatal de los Servidores Públicos. La propuesta no es novedosa. En el tema ha insistido desde el comienzo de la legislatura el diputado aliancista Julio Espín Navarrete, pero no ha encontrado eco en el resto de los diputados. Será que les gusta el papel de histriones.
Alguien en la administración del alcalde Cuauhtémoc Blanco se está volviendo rico con la ocupación de calles y plazas públicas por parte del comercio informal, o de plano los funcionarios del munícipe son muy negligentes. Mientras el secretario Roberto Yáñez llaman a los ambulantes a abstenerse de invadir los espacios públicos, en la práctica la comuna está perdiendo la batalla frente a los fenicios y en los pocos meses que lleva la actual administración municipal ya se advierte la presencia de más vendedores en zonas como la avenida Morelos, entre Degollado y Arista, en la propia calle de Degollado, en La Luna y frente al IMSS de Plan de Ayala, en Las Palmas, en Galeana frente a Casa Morelos y –el colmo- en la calle de Guerrero que oficialmente es peatonal y de la cual ya hace tiempo había advertido aquí que sería presa fácil del ambulantaje. La situación es lamentable porque Cuernavaca ha pagado en horas hombre, en dinero y hasta en sangre, el retiro del ambulantaje de calles como Guerrero y Galeana donde hace años era un grave cáncer, como para permitir que, otra vez, la ambición y la incompetencia de malos funcionarios municipales provoquen que ese mal vuelva a prosperar. Quizás el problema, como para otros temas, es que el Cuau no es de aquí y desconoce a la gente de Cuernavaca y su historia.
No son cifras alentadoras las reveladas por el comisionado Alberto Capella en su reciente conferencia de prensa: 144 policías separados de su cargo por traicionar el uniforme y 500 más bajo sospecha. El hecho ilustra la magnitud de la descomposición encontrada por la presente administración gubernamental al iniciar en 2012, pero también la de la tarea que se han echado a cuestas quienes se proponen limpiar a la corporación policiaca estatal de malos elementos. Aunque se dijo que no habían participado en delitos de alto impacto los dos policías del Mando Único de Xochitepec detenidos la semana anterior y quienes tendrían el propósito de atentar contra el ex alcalde Manuel Martínez Garrigós, la verdad es que subsiste el temor de que esas aprehensiones sean apenas la punta de la madeja de una problemática mayor.