No importa quien gane las próximas elecciones en Morelos: si el próximo gobernador no combate de manera frontal la corrupción y pone un alto a la impunidad, es imposible que el estado salga adelante. Los costos de la corrupción los pagamos todos los morelenses.
Independientemente de quien gane las elecciones del 2018, la agenda en Morelos debe incluir tres aspectos fundamentales: Corrupción, impunidad e inseguridad. No importa el partido ni el candidato: sí quien encabece las instituciones del estado el próximo sexenio no apuesta por la solución a estos tres problemas, difícilmente nuestra entidad podrá superar sus problemas. ¿Quién de los que aspiran a la gubernatura tiene la capacidad y la decisión para asumir ese compromiso?
La inseguridad ya era un problema grave en Morelos antes de que llegara Graco Ramírez. El conflicto es añejo, comenzó con Antonio Riva Palacio, se agudizó con Jorge Carrillo Olea, se acentuó en los gobiernos de Sergio estrada y Marco Adame y se salió de control con el tabasqueño. A Graco no se le puede acusar de haber propiciado el clima de violencia que agobia nuestra entidad, aunque sí es responsable de que el cáncer se haya extendido y democratizado. Más claro: antes la delincuencia atacaba sólo a algunos sectores; hoy nos jode a todos.
De lo que sí es responsable directo el perredista es de que la corrupción y la impunidad se hayan convertido en algo endémico del estado. Nunca antes como ahora, ni en los corruptísimos gobiernos de Riva Palacio, Estrada Cajigal y Adame Castillo la corrupción y la impunidad fue tan aguda como ahora. Con Riva Palacio fue el hijo, con Estrada los amigos, con Adame la esposa… Con Graco son todos.
Morelos enfrenta uno de los peores momentos de su historia: la inseguridad se ha convertido en cosa común; las ejecuciones, los secuestros, los levantones, las balaceras, los asesinatos, las extorsiones, el cobro de piso, el robo de autos, a casas, en las calles, en el transporte, en los comercios, en las escuelas… Nadie está a salvo de la delincuencia y pocos, muy pocos, pueden presumir que no conocen a alguien que haya sido víctima de la inseguridad.
Pero no sólo hablamos de la violencia y de sus efectos, ese es sólo uno de los aspectos que hoy tienen al estado sumido en una crisis multifactorial; también está el problema económico y de corrupción: el gobierno de Graco Ramírez ha contratado créditos millonarios que comprometieron las finanzas de la entidad por los próximos 20 años; hablamos de más de 9 mil millones de pesos que se solicitaron para obras diversas que no transformaron la entidad, ni tampoco impulsaron la economía regional. Fueron simplemente créditos para hacer negocios.
Valórenlo: 800 millones para un estadio de fútbol cuyo equipo, se rumora, podría irse de Morelos la próxima temporada. 500 millones para la edificación de una nueva sede para el poder legislativo, como si la ciudadanía estuviese conforme con el actuar de sus diputados o ese inmueble fuese más importante que ampliar la infraestructura hospitalaria, educativa o carretera de la entidad. 400 millones más para un museo (Juan Soriano), mientras que para el auditorio de Teopanzolco (construido con recursos federales) se destinaron poco más de cien millones.
Hablamos miles de millones de pesos invertidos en obras que no eran prioritarias, que no cambiaron positivamente la imagen de la entidad ni representan una mejora sustantiva a la calidad de vida de los morelenses. Son obras de ocurrencia cuyo fin principal fue dejar ganancias a sus promotores, sin detenerse a pensar en el enorme impacto económico que ello causa al estado por las siguientes dos décadas.
La corrupción en Morelos tiene muchos rostros: desde la complicidad para aprobar este tipo de créditos, hasta el uso indiscriminado de los recursos, pasando por la adjudicación de obras y la mala calidad de las mismas. Ahí están los trabajos de remodelación hechos en el centro histórico de Cuernavaca (las calles Guerrero, Ricardo Linares y el Puente Porfirio Díaz) y el mini parque de Patios de la Estación. Todas estas obras lucen deterioradas por la mala calidad de los materiales y el pésimo trabajo realizado. Y en lugar de que el gobierno exija a los desarrolladores que reparen las fallas de construcción, esconden la cabeza y protegen a los constructores. Eso es complicidad y también corrupción.
Es imposible pensar que Morelos salga adelante si no se combate de frente la inseguridad y la corrupción. El problema delictivo no es ajeno a la corrupción, las redes que protegen a los cárteles de la delincuencia se tejen con recursos ilícitos y funcionarios de nula probidad. Al hablar de inseguridad en Morelos tenemos obligadamente que referirnos a la corrupción que le da vida.
Ahí entra un aspecto clave: la impunidad. Imposible pensar en cambiar el status quo de las cosas en Morelos si no se combate el origen del problema. Mientras no se de un paso firme en contra de la corrupción, y eso incluye sancionar con firmeza a quienes la generan, no hay manera de que la situación cambie. La impunidad es lo que da vida a la corrupción, la facilidad como actúan los corruptos y la falta de sanción a sus actos hace que el problema se repita. Mientras la corrupción siga sin castigo, no hay forma de que las cosas cambien.
Los morelenses queremos que la situación mejore en nuestra entidad, todos entendemos la grave situación que vivimos, pero pocos se han puesto a pensar en lo que el gobierno de Nueva Visión heredará al estado. Para algunos la solución es simple: que Graco se vaya, pero ello no resolverá el enorme daño que ya ha causado, ni cambiará las cosas después del 2018.
Para que Morelos salga del hoyo en el que nos dejará el tabasqueño se necesita de mucho más que un gobernador de buena voluntad, es indispensable que la próxima administración tome acciones de fondo contra la corrupción, ponga un alto a la impunidad y obligue a los depredadores del estado a devolver algo de lo que se robaron. El daño que ha causado Graco Ramírez a la tierra de Zapata lo seguiremos padeciendo y pagando durante los próximos 20 años.
¿Quién de los que aspiran a gobernar Morelos en el 2018 tiene el carácter y la decisión de poner un alto a la impunidad? ¿Quién es capaz de rechazar la corrupción? Pero sobre todo ¿Quién se compromete a proceder en contra de quienes lastimaron tan severamente a nuestra entidad?
Sólo con promesas Morelos no va a salir adelante.
- posdata
El gobernador de Morelos vive su momento político más frágil. Hoy es un mandatario débil, cuestionado por la sociedad y sin la protección política nacional, ni los apoyos que por mucho tiempo le brindaron tranquilidad.
Graco luce preocupado, confundido por el futuro y esperando que algo le vuelva a colocar en el radar nacional. El tabasqueño está muy pendiente de la elección en el Estado de México y analiza los caminos rumbo al 2018. El gobernador de Morelos quiere colocarse en un espacio político que le permita estar políticamente vigente en las próximas elecciones para poner negociar un séptimo año tranquilo.
El quinto año de Graco en Morelos es igual al quinto de Duarte en Veracruz: débil en lo político y cuestionado desde lo social. Hoy es cuándo las críticas y la opinión pública más le pegan.
¿El futuro de Graco y el de Duarte será el mismo?
- nota
La nota la publicó el viernes pasado el periódico Milenio: “PRI pide investigar presunto desvío por 2.3 mmdp de Graco” Pareciera que desde México comienzan a enfilar baterías contra quien podría ser el próximo gobernador perseguido por la justicia mexicana.
Así lo escribió Silvia Arellano:
“Los senadores del PRI reclaman que el gobernador de Morelos haya solicitado un crédito para financiar obras públicas y que el dinero se haya "perdido".
Senadores del PRI solicitaron al Congreso de Morelos investigar las presuntas irregularidades de 2 mil 300 millones de pesos, aprobados para el financiamiento de obras de inversión pública en la entidad.
Los legisladores consideraron que la actual administración del estado se ha caracterizado por la inseguridad, derivada del constante incremento de la incidencia delictiva; los múltiples casos de violación a los derechos humanos, la inadecuada conducción de distintos servidores públicos y la opacidad en el uso, destino y ejercicio de los recursos públicos.
"Sobre el último aspecto, diversos medios de comunicación han documentado que el gobernador de la entidad 'perdió' 2 mil 300 millones de pesos que, en mayo de 2013, pidió en nombre de 33 municipios de la entidad", recordaron.
Los senadores priistas manifestaron interés en que se investigue si la administración del estado de Morelos ha incurrido en delitos como el desvío de recursos, la malversación de fondos y diversas violaciones a la ley de deuda pública estatal.
Esto después de que la Coordinadora de Movimientos Ciudadanos diera a conocer que el gobernador Graco Ramírez desvió recursos por medio de un préstamo que solicitó al Congreso estatal, crédito que, refieren, fue autorizado en sólo cinco días y con irregularidades.
"Señalan que desvió mil 853 millones de pesos por el rubro de 'ejercicio de obras y acciones improcedentes', dicho mal manejo de recursos generó severas afectaciones a la economía estatal, y que tan solo entre 2013 y 2014 utilizó parte del préstamo para pagar sueldos, bonos y aguinaldos del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos, considerados como gasto corriente, lo que representó casi 209 millones de pesos", denunciaron.
Agregaron que también es grave que en diciembre de 2014 el Congreso de Morelos, integrado en su mayoría por perredistas, desapareció la Auditoría Superior de Fiscalización y destituyó a su titular, Luis Manuel González Velázquez, por denunciar el desvío de recursos del gobernador actual.”
La postura de los senadores del PRI en San Lázaro puede ser casual, coyuntural; pero también podría mostrar hacia quien apuntan los reflectores políticos nacionales en el tema de la corrupción de los gobernadores.
El tiempo lo dirá.
- post it
Lo comenta un funcionario del gobierno estatal, el tono es de broma, pero al final aclara: te lo digo en serio: ¿Quieres hacerte millonario en Morelos? ¡Roba! Pero no robes como un pillo cualquiera, evítate la pena de andar a salto de mata, corriendo por las calles perseguido por los policías o hurtando pequeñas sumas a negocios o personas.
El secreto para hacerte rico es pensar en grande: trabaja en gobierno, vuélvete amigo de “aquellos”, pásales una parte de lo que te llevas ¡Y listo! Tienes licencia para robar y la seguridad de que no pasará nada (al menos mientras ellos tengan el poder).
Si lo haces de esa manera serás un ladrón respetado, querido en algunos círculos políticos, aparecerás en la sección de sociales del periódico rosa y estarás protegido desde las altas esferas del poder. Conviértete en operador financiero de los que mandan, otorga contratos, asigna obras… ¡Y llévate una parte de la bolsa! No importa si no sabes nada de finanzas, tampoco necesitas saber de leyes, con que tengas calculadora y carezcas de dignidad, ¡Con eso!
Lo de hoy en Morelos es ser ladrón de cuello blanco, como Andrik, como Beltrán Toto, como Barona… La clave es que te reportes las ganancias y entiendas que si al final algo pasa, te tocará pagar las consecuencias; la liga siempre se rompe por lo más delgado.
La descripción es terriblemente clara y espeluznantemente real. Hoy en Morelos vivimos en un estado de excepción en donde todo es posible.
Repito: Mientras no se ponga un alto a la corrupción y se acabe con la impunidad, Morelos seguirá en el hoyo.
- redes sociales
¿Habrán medido los políticos el impacto social que les generan las redes sociales? ¿Alguno ha calculado el costo que tiene la información que circula en las comunidades virtuales? ¿Han hecho algo al respecto?
En las próximas elecciones las redes sociales serán indispensables en cualquier estrategia electoral. Ojo: no se trata de la multiplicación de mensajes o la contratación de anuncios, sino de lo atinado de la información y la credibilidad del emisor.
Javier Duarte es un ejemplo de la fuerza de las redes sociales.
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