El viernes en la noche siete reporteros fueron retenidos, amenazados y despojados de una camioneta y sus equipos de trabajo por un grupo de encapuchados en la carretera Iguala-Ciudad Altamirano, en la Tierra Caliente guerrerense (zona que se disputan dos bandas de narcotraficantes).
Hace casi dos meses, en Chihuahua, fue asesinada la periodista Miroslava Breach.
Ayer, en Culiacán, mataron a otro, Javier Valdez Cárdenas, y por la tarde, en el periférico de Autlán (Jalisco) balearon a Sonia Córdova, esposa del director de un semanario, y mataron a su hijo.
Seis periodistas victimados en lo que va de este año y once durante el anterior.
Tan grave como estos crímenes (que suman 126 en 17 años) es la impunidad que cubre a los asesinos.