LOS VOTANTES, SE DECLARAN LISTOS PARA COBRARLE LA FACTURA A GRACO RAMÍREZ…
El crecimiento de la violencia y los delitos de alto impacto en Morelos tienen una razón fundamental: la falta de un programa serio en materia de prevención del delito y la silla vacía dentro del Poder Ejecutivo y que -en consecuencia- puede verse en la Comisión Estatal de Seguridad Pública.
Comparativamente con el año 2016, en el primer trimestre dentro del mismo periodo del 2017, el aumento a los delitos que más pegan a las familias morelenses es el robo, no se diga la extorisión y el secuestro se elevaron de un 60 a un 80 por ciento.
En los cuatro puntos cardinales o regiones de la entidad, puede verse la molestia social que no está de acuerdo con las cifras oficiales y también ha dejado de confiar en las instituciones.
El fracaso del Mando Único o "Policía Morelos" no es un asunto de percepción o apreciación porque mientras que quienes hoy manejan las cúpulas del poder en la entidad viajan en autos con blindaje y seguridad personal, el pueblo está en el olvido.
Si alguien pregunta dónde está el gobernador Graco Ramírez o el comisionado estatal de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, la respuesta es la Ciudad de México, Tijuana o el extranjero.
Y es evidente, porque tampoco hay un secretario de Gobierno capaz de responder a las demandas populares, o bien evitar un enfrentamiento como el suscitado el reciente fin de semana en el municipio de Totolapan.
Los morelenses viven momentos inéditos, porque mientras el gobernador y el presunto encargado de la seguridad en el estado pasean o atienden desde la Ciudad de México, el secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina, está más ocupado en una campaña electoral adelantada, porque quiere ser el candidato del Partido de la Revolución Democrática al Poder Ejecutivo local.
Eso ha provocado que los jóvenes asesinados en las calles, los adultos secuestrados y las familias extorsionadas, sean más criminalizados por el gobierno estatal que por la propia delincuencia.
La vida nocturna que atraía el turismo de la Ciudad de México, principalmente, hoy está decaída y el empresario prefiere mejor cerrar sus negocios, en muchos casos rentarlos para fiestas privadas o bien buscar el traspaso de los mismos.
El terror que hoy viven los morelenses está presente y sobre todo porque la clase media y pobre es la más afectada en los asaltos dentro del transporte público, que supera todos los números incluso los que había en el gobierno de Jorge Carrillo Olea. Y eso que no había una oficina especial para la seguridad de los morelenses.
No se diga el secuestro, durante los cuatro años de la adminmistración de Carrillo Olea las cifras oficiales indicaron 66 y las extraoficiales 150 en ese gobierno, comparado con el de Graco Ramírez las cifras oficiales de secuestros en cinco años superan los 800 y las extraoficiales indican más de tres mil.
Robo a vivienda durante el sexenio de Carrillo Olea no pasó de las 100 casas-habitación saqueadas, actualmente hay más de mil 500 y la cantidad aumenta considerablemente.
Antes de las personas violentadas en su tranquilidad por la delincuencia de cada 10 cuatro asistían al ministerio público para realizar su denuncia correspondiente, actualmente solamente una y no suele ver resuelta la respectiva demanda.
El enojo social tendrá respuestas el 3 de julio del 2018, cuando en las urnas y boleta en mano, la sociedad le cobre la factura al gobierno que hasta este momento sigue encabezando Graco Ramírez. ¡Nada ni nadie es eterno!