Luego de la recomendación de José Cárdenas a Andrés López, dirigente de Morena, buscamos el libro de Amos Oz, Contra el fanatismo, que se reproduce en este recuento de daños. El escritor israelí asegura que más viejo que el Islam, cristianismo y judaísmo, más que cualquier credo o Estado, está el fanatismo.
“Es una batalla entre fanáticos que creen que el fin, cualquier fin, justifica los medios. Se trata de una lucha entre los que piensan que la justicia, es más importante que la vida, y aquellos que, como nosotros, pensamos que la vida tiene prioridad sobre muchos otros valores, convicciones o credos”. “La actual crisis del mundo, se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatismo. Entre fanatismo y pluralismo. Entre fanatismo y tolerancia.
Tiene que ver con la típica reivindicación fanática: si pienso que algo es malo, lo aniquilo junto a todo lo que lo rodea”. “Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo, está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte. Liberarte del pecado, del error. Liberarte de tu fe o de tu carencia de fe.
El fanático se desvive por uno”. Oz apunta a la identificación del fanático. Lo pinta como aquél que cree que cualquier fin justifica los medios y adopta una actitud de superioridad moral, una traba de acero para todo acuerdo.
También odia el cambio, que no puede concebirlo para sí —el fanático ve a quienes eligen el cambio como “traidores”—, pero que, al mismo tiempo, quiere obligarte a cambiar. Algo importante es que sus actos violentos no sólo buscan dañar a ese “otro” que es su enemigo; en simultáneo, apuntan a generar una atmósfera tal que los moderados de su propio bando se conviertan, también, en fanáticos. ¿Conoce alguno?
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