Van algunos números del PREP. Delfina arrasó en el que antes conocíamos como corredor azul, que se ha venido transformando en priista. Y en el bastión priista de Eruviel Ávila, Ecatepec. Si sumamos los distritos de estos municipios: Tlalnepantla, Atizapán, Naucalpan, Cuautitlán y Ecatepec. Si le sumamos Tecámac, que se han repartido PAN y PRI en los últimos tiempos, y su nativo Texcoco, encontraremos 4 de cada 10 votos de la candidata de Morena.

El éxito de Delfina —más allá del resultado final, su candidatura fue un éxito— tuvo que ver, creo, mucho más con arrebatarle votos al PRI y en el caso del “corredor azul,” al PAN, que con el PRD. Veamos Toluca, por ejemplo. En 2011, el PRI obtuvo en los dos distritos electorales de Toluca 190 mil votos. El domingo, obtuvo 100 mil menos. Delfina sumó, ahí, 73 mil.

Hago estos números porque creo falso ese argumento de “las izquierdas” mexicanas, como si fueran una. Cómo entender, con ese concepto, las alianzas del PRD con el PAN o la resistencia de Morena para abordar temas claves para la izquierda en el mundo. Yo sí escuché a Delfina responder sobre el aborto. ¿Por qué asumir que los votantes de Zepeda habrían votado por Delfina? En Neza, tierra de Zepeda, Delfina y PRI no anduvieron lejos uno del otro diputándose el segundo lugar.

Nuestros partidos suelen tener clientelas, más que partidarios ideológicos.

El PRD lleva las tres últimas elecciones del Estado de México ganando alrededor de un millón de votos. El PAN lleva dos, alrededor de los 600 mil. Si uno suma los votos que ambos obtuvieron el domingo, hubieran quedado en tercer lugar.

El número de votos de Delfina corresponde, casi con exactitud, al millón de votos que perdió el PRI en seis años, más su proporción de nuevos votantes incorporados al padrón y seis puntos porcentuales de aumento en participación electoral.

Morena como partido logró más votos que el PRI. Fueron los pedacitos que aportaron los minipartidos en alianza lo que, en el PREP, da la ventaja a Del Mazo.

La ruta del 2018 pasará por esas cuentas, las de las clientelas históricas, no con fintas ideológicas que en México nunca han contado mucho.

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