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Punto y Aparte

Dentro de la victimología, entendiéndola como una ciencia que estudia científicamente a las víctimas y su papel en el hecho delictivo, el trabajo puede ser un factor importante.

Hay ocupaciones plenamente riesgosas y como ejemplos típicos pueden citarse los siguientes: policías, repartidores de mercancía, cajeros de banco, cobradores, algunas profesiones ilegales (prostitución, apostadores, etcétera) y los taxistas.

Sin embargo, muchos de estos últimos se han pasado al lado de los malos. Su ámbito laboral, por lo tanto, se convirtió en una zona criminógena. Para nadie es un secreto la participación de un número indeterminado de trabajadores del volante en actividades ilegales, que pueden ir desde el simple incremento tarifario sin autorización oficial, hasta la violación y el narcotráfico, pasando por el robo a casas-habitación.

Al disponer de un enorme escenario para desempeñar sus funciones (las calles), ¿quién sospecharía que un taxista pudiese estar participando en un acto criminal? El combate a las “tienditas” o expendios de drogas por parte del gobierno federal y la Comisión Estatal de Seguridad de Morelos, propició el uso de otros sistemas de narcomenudeo. Los distribuidores recurrieron al empleo de taxis para comercializar su producto.

El uso de vehículos del servicio público de pasajeros sin itinerario fijo como medio para hacer llegar drogas a los consumidores se extendió a tal grado que el creciente número de choferes en posesión de enervantes preocupa a propios y extraños. Este método para la venta de marihuana o cocaína resulta difícil de detectar pues, debido a las características de su oficio, los taxistas circulan a lo largo y ancho de Cuernavaca y otras localidades sin ser detectados cuando realizan las transacciones.

Por todo lo antes expuesto me pareció importante el programa de certificación de operadores instituido por la Secretaría de Movilidad y Transporte del Estado (SMyT), mismo que lleva capacitados a más de mil 200 operadores del transporte público, quienes así consiguieron su gafete de conductor certificado.

No sólo se les instruyó sobre cómo desempeñar mejor su trabajo, sino además quedaron registrados en un padrón que, en determinado momento, será útil cuando las autoridades investiguen algún acto ilegal. Durante mayo se expidieron 771 gafetes y la cifra llegó a más de mil 200 en junio. Su costo es casi simbólico (75 pesos), pero lo trascendente es el padrón de operadores que ya se está integrando.

Para tramitar la certificación se exige la licencia vigente, la credencial de elector, el certificado del curso impartido por ICATMOR y comprobante domiciliario. Y en el documento se coloca la foto del chofer, nombre, licencia y vigencia, firma y huellas dactilares y otros elementos de seguridad. Definitivamente es un gran avance. Espero que la SMyT logre el registro de los más de 20 mil operadores del transporte público con y sin itinerario fijo.

http://www.moreloshabla.com/opinion/punto-y-aparte/taxistas-fichaje/

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