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SERPIENTES Y ESCALERAS

La renovación del PRI en Morelos ha comenzado. Ya tienen un delegado cuya única encomienda es sacar adelante el proceso y eso podría ser, a pesar de todo, la tarea menos complicada. Lo fundamental son los siguientes pasos; lo importante es saber qué van a hacer los priístas con su partido.

 

El proceso de renovación del PRI en Morelos comenzó con la llegada, hace un año, de Fernando Charleston y se acelera una vez que el delegado asumió las funciones de presidente provisional del partido para impulsar el relevo en la dirigencia. La llegada del jarocho no cayó bien, algunos la interpretaron como un premio a la corrupción y otros como un mensaje de derrota.

El nombramiento de Charleston como cabeza del PRI morelense fue una pésima señal política enviada por un pésimo presidente nacional; puede ser que el único pecado del novel dirigente provisional sea su efímero paso por el gobierno de Javier Duarte, pero fue tan deleznable lo ocurrido en Veracruz que cualquier cosa que huela a aquel gobierno genera suspicacia y rechazo.

Pero más allá de Charleston, lo que verdaderamente tendría que importar a los priístas es el destino de su partido. Hay preguntas clave en esta historia¿A qué viene Charleston a Morelos? ¿Quieren ganar la próxima elección o vienen a administrar la derrota?

La designación de Fernando Charleston como presidente provisional es, insisto, un terrible mensaje, pero no tan grave como la histórica actitud del priísmo morelense. Hace casi 18 años el PRI perdió la gubernatura y a lo largo de todo este tiempo ese partido nunca ha actuado como oposición, ni tampoco ha podido renovarse o reinventarse. Siguen estando los mismos personajes que provocaron el rechazo de la gente y siguen buscando dirigirlo los mismos que lo han hundido a lo largo de casi dos décadas.

Puede ser, como lo comentan algunos, que Fernando Charleston vaya a negociar la próxima elección o que en su mente esté latente la idea de quedarse hasta pasada la elección del 2018. Él afirma que su tarea es de un mes, que sólo acomodará las piezas locales y dará paso a un cambio que tendrá como meta sacar adelante el proceso electoral del próximo año.

El problema de Charleston como el del PRI es uno: los priístas. En Morelos ese partido no se ha renovado, no ha formado cuadros nuevos y los pocos jóvenes que participan activamente en política heredaron los mismos vicios y mañas de sus antecesores. Más grave: los priístas están conscientes de que sí pueden ganar la gubernatura en el 2018, pero es mayor su naturaleza destructiva que prefieren boicotearse a si mismos antes de permitir que otro priísta tome el lugar que ellos dicen por derecho merecer.

La tarea del representante del CEN del PRI en Morelos no es sencilla. Lo primero que tiene que hacer es conocer al priísmo local y luego tratar de cambiar su mentalidad. Eso pasa por ubicar a los dos grandes grupos políticos del partido (los mariselos y los amados) y darse cuenta de que ninguno de ellos representa al priísmo, ni mucho menos es lo que el ciudadano espera de un partido.

Fernando Charleston puede seguir varios caminos en la encomienda que le asignaron. El primero es dejarse llevar por los grupos y aceptar que sean ellos, una vez más, los que determinen al próximo dirigente y marquen las reglas del juego en la próxima elección. Eso es lo más sencillo, le garantiza al delegado un proceso más o menos simple, pero condena al PRI a una derrota en el 2018.

Una segunda opción es asumir que no habrá coincidencias y que los acuerdos son imposibles; entonces lo que procede es prolongar la decisión hasta que legalmente sea imposible llevar a cabo la renovación de la dirigencia y Charleston se queda. Entonces habrá convulsión interna y pataleos de los grupos que siempre ganan, aunque sea arrebatando; si eso ocurre el delegado podría pedir apoyo nacional, poner orden a la fuerza y tratar de estabilizar lo más posible al partido antes de que inicie el proceso de selección de candidatos. Difícilmente el PRI ganaría en ese escenario.

Una tercera vía es buscar alguien distinto, alguien fuera de la escena actual y ajeno a los grupos. Ahí el objetivo sería encontrar alguien que no choque con las fuerzas internas, pero que conecte con los de afuera; un dirigente que no tenga antecedentes negativos, ni tampoco razones para que el ciudadano lo abomine, como a los priístas de siempre; alguien que sea capaz de entenderse con los de casa y pueda convencer a los de enfrente.

En cualquier escenario lo fundamental es que el presidente provisional tenga la habilidad política para entender la situación y tejer políticamente entre la militancia. Recordemos que la renovación de la dirigencia de del PRI es importante para su proyecto electoral, pero es sólo el primer paso antes de ir a una elección.

Un mal dirigente puede ser el factor que haga al PRI perder (o vender) la elección del 2018 en Morelos; un buen dirigente ayudaría a construir un proyecto ganador para la próxima contienda. En cualquier caso hablamos sólo de los cimientos del proyecto, lo que definirá la elección serán los candidatos y la conducción que se le de al partido.

No puede haber una cosa sin la otra.

  • posdata

Las declaraciones del secretario de gobierno en materia de inseguridad y violencia suenan a burla; escuchar las cifras alegres de Matías Quiroz provocan enojo porque no sólo intentan ocultar la realidad, también pretenden ver la cara de estúpidos a los ciudadanos.

El fin de semana pasado fue, por enésima ocasión, sangriento en Morelos: casi una decena de personas fueron ejecutadas, entre ellas una mujer que fue decapitada. En 72 horas, además, se registraron dos secuestros en la zona metropolitana, una decena de robos en la capital, el asalto a un banco en Jiutepec, el robo (aunque usted no lo crea) de dos camiones, maquinaria pesada y varias estatuas de bronce de una bodega del ayuntamiento capitalino y la ejecución de una persona más en una de las taquerías más concurridas de la capital.

Ante esta oleada delictiva los reporteros preguntaron alas autoridades estatales su opinión al respecto. “No hay crisis de inseguridad”, afirmó el secretario Matías Quiroz… “el responsable de los hechos violentos de la capital es el alcalde” secundó el comisionado de seguridad Alberto Capella”… “Morelos es un estado seguro y hemos salido de la lista de entidades más violentas porque la estrategia de seguridad funciona” remató el gobernador Graco Ramírez.

El problema de inseguridad y violencia está presente en todo el país, eso lo sabemos todos; Guerrero, Estado de México y ahora Puebla (tres estados vecinos de Morelos) viven momentos muy complicados en materia delictiva y ello agudiza la crisis que padece nuestra entidad desde hace varios años.

Existen razones para entender el problema de inseguridad y violencia, lo que no es posible es aceptar un discurso como el del gobierno estatal que insiste en negar la realidad, en tratar de ocultar lo inocultable y parece burlarse del dolor de los ciudadanos.

¿Cómo puede Matías Quiroz o Graco Ramírez decir que no tenemos problemas de inseguridad y violencia cuando se han registrado casi trescientas ejecuciones en seis meses?

Cada vez que escucho al secretario de gobierno salir con una de estas declaraciones (“las perlas de Matías”, dice Graco) siento un profundo enfado contra las autoridades locales.

De aquel buen hombre que fue Matías Quiroz hace algunos años, sensible, sensato, prudente, inteligente y tolerante, ya no queda nada.

  • nota

El esfuerzo que está haciendo Beatriz Alatriste para sacar adelante al congreso Morelos es enorme, pero aún insuficiente para estabilizar las finanzas legislativas. Desde hace varios meses la legisladora ha implementado un riguroso programa de austeridad que ha permitido al parlamento avanzar, pero no atenuar el severo déficit que afronta.

Estamos frente a una historia política y económica, de números y también de decisiones que pusieron a la cámara de diputados contra la pared y a sus integrantes en un escenario que nunca vieron venir.

Tratando de entender el problema con las pocas cifras que se han dado a conocer, la pregunta original sigue vigente ¿Dónde está el dinero?

De acuerdo a los datos que comparten algunos legisladores, la nómina mensual de la cámara de diputados anda en alrededor de 20 millones de pesos; este gasto es el más grande y según algunos, la causa por la cual la Legislatura 53 quebró.

Sin embargo, a pesar de lo abultada de la nómina, no es convincente que esa sea la única razón por la cual el congreso cayó en un bache económico que le impide cumplir regularmente con sus compromisos de tipo financiero. Explico:

Los 20 millones de pesos por concepto de nómina se multiplican por 15 meses (por los aguinaldos), lo cual da un total de 300 millones de pesos al año. Los otros gastos operativos en la cámara de diputados (según comentan algunos de sus integrantes) no superan los 50 millones de pesos anuales, es decir, en suma entre nómina y operación hablamos de más o menos 350 millones de pesos.

Entonces: sí el gasto anual (oficial) fue de más o menos 350 millones de pesos y el presupuesto del 2016 ascendió a 456 millones de pesos ¿En dónde está el dinero que falta?

Peor: formalmente el congreso ejerció en el 2016 todo su gasto y además habría solicitado adelantos de participaciones por un monto superior a los 200 millones de pesos, esto es que además de sus 456 millones de pesos, se consumió casi la mitad de los 500 millones que recibió de presupuesto en el 2017.

Hoy la presidenta de la cámara de diputados tiene que sacar adelante al parlamento con la mitad de los recursos y además afrontar los pasivos pendientes heredados por la presidencia anterior. Paco Moreno se gastó el dinero de su ejercicio, la mitad del siguiente periodo y heredó deudas millonarias entre proveedores e impuestos.

Concluyo: si el presupuesto del congreso es de alrededor de 500 millones de pesos y el gasto de la cámara, incluyendo las nóminas y la operación es de alrededor de 350 millones de pesos ¿Por qué despedir personal si el dinero alcanza perfectamente?

Parafraseando al chaparrín: ¿En dónde está el dinero?

  • post it

Puede ser que muchas de los excesos cometidos por algunos integrantes de la actual legislatura queden, como siempre, sin castigo.

Es posible que a pesar de los evidentes actos de corrupción y las inocultables acciones fuera de la ley, todo termine en un acuerdo político.

Quizá en el ánimo de mantener una mayoría legislativa, de cuidar el voto 20 y para sacar adelante algunos temas que aún tienen en la agenda, los diputados actuales decidan lavar la ropa sucia en casa y dar carpetazo a lo que ha ocurrido.

Tal vez el hecho de que por primera vez en toda la historia de México un congreso ha quebrado financieramente no sea algo que preocupe a los integrantes de la actual legislatura.

De lo que estoy seguro es que ninguna de las anteriores opciones va a ser aceptada por los siguientes diputados. No tengo duda que quienes ocupen las curules del Palacio de Matamoros después de las elecciones del 2018 no se quedarán con los brazos cruzados frente a lo que ha pasado en el Congreso 53.

Muchas veces en los últimos meses he escuchado expresiones que piden meter a la cárcel al gobernador y no tengo duda que ese será el argumento más utilizado en las campañas que vienen. Ahora estoy cierto que esa misma frase será aplicada a varios diputados y estoy seguro que los siguientes legisladores apostarán por la crucifixión de algunos de sus antecesores.

Esta semana vimos cómo el brazo de la ley alcanzó a un ex diputado; hoy está en la cárcel. Puede ser que los actuales legisladores de Morelos no se quieran aventar ese paquete, pero apuesto doble contra sencillo que los próximos si buscarán encarcelar a varios.

Argumentos legales ya hay. Condiciones sociales sobran.

  • redes sociales

¿Alguien ha escuchado hablar de un despacho jurídico llamado Link International de México S.C?

  • es viernes

El éxito, la acumulación de bienes, la fama, el poder son, en el mejor de los casos, logros menores y muy frecuentemente desviaciones fatales Lo nuestro debe ser procurar y distribuir con disciplina, con justicia y con lúcida pasión la belleza verdadera; los demás son asuntos menores, distracciones, perversiones, pequeñeces. No te creas que la felicidad es una dádiva azarosa, intermitente y fortuita, la felicidad es el más alto deber de la inteligencia y nuestro estado natural.

Nunca pierdas esto de vista si es que quieres llegar a la tierra prometida, del mismo modo nunca olvides que la plena felicidad sólo prospera, florece y engendra todos los aromas, todos los colores y todas sus canciones en el territorio de la justicia.

No te agobies por eso: si la felicidad te habita, te moverá necesariamente a la justicia, si en tu pecho hay una estrella, todos la verán; si esto no sucede, es que simplemente creerás ser dichoso, pero serás en realidad un infeliz.

Hoy toca.

Comentarios para una columna entretenida: eolopacheco@elregional.com.mx

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