Un frente con nombres y apellidos
Detrás del llamado del PRD a “todas las fuerzas democráticas” a formar un Frente Amplio en el 2018, que no se reduzca a una “alianza electoral” y busque hacer propuestas de gobiernos de coalición y mayorías para resolver la “situación crítica que atraviesa el país”, hay una apuesta clara por la supervivencia de esa fuerza política. Porque es un hecho que hoy, lejos de estar condenada a la desaparición que vaticinaban sus detractores, el perredismo es un atractivo aliado por ser el partido que, según encuestadores y analistas, “puede definir quién gana la Presidencia en 2018”.
Los perredistas saben que su nueva condición de “partido bisagra” los hará protagonistas de la contienda presidencial. Por eso, en su aprobación de un Frente Amplio Opositor, abren la puerta para una alianza electoral y de gobierno primero al PAN, aunque tampoco se la cierran a Morena y a Andrés Manuel López Obrador, aun cuando éste último ya les reiteró ayer que no le interesa ir en con ellos. Al único al que de plano le cierran la puerta en las narices los del sol azteca es al PRI. Podría decirse que los perredistas le dejan abierta la puerta principal a Acción Nacional, mientras que al soberbio líder de Morena, por si acaso, le dejan entreabierta una puerta de emergencia.
Alejandra Barrales es la principal impulsora de este Frente que desde el 8 de abril perfiló en un discurso en el Zócalo capitalino. Ya entonces la dirigente nacional hablaba de una “fuerza opositora y ciudadana” que integre a partidos, empresarios, organizaciones civiles, sindicatos y a otros sectores dispuestos a sumarse a una gran coalición por el 2018 que atienda la crisis que hoy vive el país. Junto a Barrales van Los Chuchos, de Nueva Izquierda, la gran fuerza interna que la respalda, además de los gobernadores Silvano Aureoles y Graco Ramírez. La presencia de Miguel Ángel Mancera fue simbólica, porque se ve difícil que el jefe de Gobierno pudiera ser candidato de un frente en donde vaya el PAN o, en el caso menos probable, Morena.
Y es que, más allá del discurso político e ideológico del Frente, la alianza que en el fondo más le interesa al PRD es el apoyo del PAN en la Ciudad de México. Si quiere retener su principal bastión, hoy amenazado por Morena, el perredismo necesita forzosamente de los panistas. Pero eso significa que a cambio, el PRD tendría que apoyar a un candidato panista para 2018. Por eso ayer todos los aspirantes del PAN, lo mismo Margarita Zavala que Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya, le dieron la “bienvenida” al frente opositor aprobado por el PRD y celebraron la propuesta. Claro que de los tres aspirantes el que más ventaja parece obtener con ese frente es Anaya.
Eso dejaría a Mancera fuera como posible abanderado del Frente, así que más bien el jefe de Gobierno busca consolidar lo que ha llamado “el cuarto polo” que es su candidatura independiente respaldada por Movimiento Ciudadano. Hay pláticas entre Mancera y Dante Delgado, líder de MC, y originalmente se buscaba también al PT, pero los petistas aprobaron el sábado que su candidato a la Presidencia fuera Andrés Manuel López Obrador, con lo que cancelaron ir al “cuarto polo”. El PRD, en cambio, aún no descarta apoyar el movimiento de Mancera, aunque eso dependen de qué tan rentable le resulte y si le garantiza lo que, de entrada, sí le asegura el PAN: mantener el gobierno de la Ciudad de México.
El problema para el PRD y sus cálculos rumbo al 2018 es que ya surgieron opositores internos al Frente Amplio Democrático. Primero están los cinco integrantes del CEN que ayer votaron en contra y que amenazan con impugnarlo ante el Tribunal Electoral federal por violaciones a los estatutos, pero luego, y esa es la disidencia más grave, están Dolores Padierna y René Bejarano con su corriente IDN, que anuncian que hoy convocarán a una reunión para oponerse a lo que llaman una “alianza sin sentido” producto de “decisiones unilaterales”. Junto con Bejarano y Padierna iría Héctor Bautista, el principal dirigente del perredismo en el oriente del Valle de México y el artífice detrás de la exitosa candidatura de Juan Zepeda en el Estado de México.
Con Bejarano, Padierna y Bautista juntos, incluso con la figura emergente de Zepeda, podría abrirse un boquete grave para el PRD si esos grupos se oponen al Frente opositor con el PAN. Incluso hay riesgo de que algunas de esas corrientes terminen apoyando a López Obrador y Morena, lo que fracturaría al perredismo en la CDMX, donde la mayor fuerza la tiene IDN. Esa sería una muy mala noticia para la alianza al 2018 que quiere el PRD, porque si pierde fuerza en la capital pierde también el atractivo que hoy los vuelve los aliados más codiciados ¿Podría el frente romper al perredismo y debilitar su condición de partido bisagra para 2018?