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SERPIENTES Y ESCALERAS

La oleada de violencia en Morelos no es casual, dice el secretario de gobierno. Alguien intenta desestabilizar al estado, añade.

¿Quién? ¿Para qué?

 

La reciente ola de inseguridad en Morelos tiene una nueva explicación, según el gobierno estatal: complot. La repetición de incidentes delictivos hace sospechar a las autoridades que lo que vemos no es un escenario común, sino un acto de sabotaje para dañar a las instituciones y provocar una crisis gubernamental. Si eso es cierto, hay varias preguntas en el aire ¿Quién lo hace? ¿Por qué?

Morelos ha padecido crisis de inseguridad recurrentes desde la época de Jorge Carrillo Olea; en cada sexenio, cuando la presión social aumenta, las autoridades exponen una hipótesis: sabotaje. El general habló de un intento de desestabilizar su gobierno utilizando la inseguridad como herramienta; el mecánico afirmó que la incidencia delictiva durante su régimen fue provocada; el médico no dijo nada: simplemente se escondió y dejó a los criminales actuar con libertad.

El discurso del boicot es constante en todos los gobiernos y aparece cuando se han agotado las demás excusas. Antes que aceptar que se trata de un problema real o que es necesario ajustar la estrategia de seguridad, los gobernadores prefieren lanzar una acusación al aire para justificar su ineficiencia. Hoy no es la excepción.

Lo que hemos visto en las últimas semanas es atípico desde todos los ángulos. Además de la repetición de incidentes (Matías dixit) durante el sexenio de Graco Ramírez están ocurriendo cosas que nunca antes habían ocurrido en Morelos.

Por primera vez en la historia de nuestro estado ocurren asaltos a mano armada en restaurantes y cafeterías de la capital a plena luz del día; por primera en la historia escuchamos del robo a mano armada en escuelas, con alumnos presentes; por primera vez en la historia se registra una balacera frente a la residencia oficial del gobernador; por primera vez en la historia asaltan una tienda departamental. ¿Qué sigue?

Decir que es un complot es sencillo, pero esa justificación no resuelve nada. El gobierno está agobiado por la oleada de violencia, se ve rebasado por la delincuencia y luce espantado ante los altos niveles de inseguridad. No se observa capacidad de respuesta de nuestras autoridades y se confirma lo que reiteradamente se ha dicho del modelo de seguridad: no funciona.

Si estamos frente a un intento por desestabilizar al régimen, el plan está funcionando. Aquellos que están detrás del sabotaje al que se refiere el secretario de gobierno han encontrado el punto débil de la administración: la seguridad. Los crímenes se cometen sin parar, los hechos de violencia se repiten en todos los puntos el estado y la forma como actúa la delincuencia es cada vez más cínica. El estado no tiene capacidad de respuesta, ni tampoco la fuerza, la estrategia y la inteligencia para poner un alto a los criminales. El régimen de Graco Ramírez quiere acabar detener a la delincuencia con videos y a tuitazos.

En las últimas tres semanas el problema delictivo se ha incrementado de forma alarmante: niños son secuestrados o asesinados, asaltan escuelas, comercios, bancos, empresas y casas, las extorsiones aumentan de la misma manera que los plagios en todas las regiones del estado. El recuento de sangre y muerte es abrumador: más de 300 personas han sido asesinadas en seis meses, entre ellas mujeres y menores de edad.

Frente a ello preguntamos ¿Cuál es la capacidad de respuesta del estado? El comisionado de seguridad da cifras que no coinciden con las del gobernador, ambos presumen el C5 y las más de mil cámaras que se han instalado y que se encuentran conectadas al centro de inteligencia más moderno (y caro) del país; se han comprado armas, patrullas, aeronaves y hasta un inservible camión que sólo sirve para estorbar en las calles. A pesar de ello los índices delictivos aumentan y los hechos de violencia ya tocaron las puertas de la casa de gobernador sin que la policía puede repeler y detener a los agresores.

Independientemente de que estemos frente a un acto de sabotaje, lo lamentable es que el estado no tiene capacidad de respuesta frente a la delincuencia. Los asaltos se cometen y los ladrones huyen tranquilos porque saben que las cámaras de seguridad nunca graban nada. Hoy cualquiera está expuesto a un hecho de violencia porque los niveles de impunidad en el estado permiten a los delincuentes actuar sin la preocupación de que puedan ser atrapados: los policías no son suficientes, las cámaras no sirven y como si eso no bastara, en caso de ser atrapados, los jueces liberan a los bandidos.

En lugar de buscar excusas para tratar de justificar la falta de resultados, el gobierno de Graco Ramírez tendría que reforzar la estrategia de seguridad y mejorar su manera de comunicarse. A nadie le conviene que los grupos delictivos gocen de impunidad, porque ello nos pone en riesgo a todos. La estrategia policiaca debe ser diferente y la comunicación tiene que ser más efectiva para que el ciudadano entienda que la lucha no es contra un gobierno, sino contra quienes viven al margen de la ley.

En lugar de buscar culpables, el gobierno debe esmerarse en mejorar la estrategia para obtener resultados. Aún si se tratara de un complot, lo evidente es que esta administración está rebasada y la gente ya se cansó de ser la eterna víctima de los delincuentes y de los gobiernos.

La inseguridad está lastimando a los ciudadanos y matando electoralmente al PRD.

  • posdata

Mario Chávez y Alberto Martínez se separaron temporalmente del cargo de diputados para buscar la dirigencia del PRI en Morelos.

Son 17 los priístas que buscan ese cargo, pero sólo seis los que realmente tienen posibilidades y son tomados en serio.

La clave en la designación es que el próximo presidente de PRI lo será de tiempo completo, sin buscar un cargo de elección popular. Otro aspecto determinante es que no debe estar vinculado de ninguna forma con el gobierno de Graco Ramírez.

De los seis que compiten, sólo tres están en la recta final.

  • nota

La izquierda no será la cola del PAN en la construcción del Frente Amplio Democrático que se registrará en septiembre, dice el gobernador Graco Ramírez. Sí hay posibilidades de mezclar "el agua y el aceite" como se ha dicho del PAN y PRD, porque se trabajará en una tercera generación de reformas políticas que incluya los gobiernos de coalición para darle gobernabilidad al país, que acote la figura presidencial y disminuya el número de diputados y senadores

El país requiere una solución democrática y no de un salvador, dijo Graco Ramírez en alusión al líder de Morena "No requiere un personaje que venga a salvarlo, esto es lo más peligroso; cuando las sociedades están en crisis es común que los electores decidan a veces, por su propia desesperación de hartazgo, aferrarse al que representa la figura de mayor autoritarismo; hay que ver la experiencia de Trump en Estados Unidos, la de Venezuela, hay que ver la historia, con Hitler, con Mussolini y otros dictadores y que acaban las democracias destruyéndose por esas decisiones".

"No hay que desechar a nadie, hay que escucharlos a todos y poder también trabajar con los candidatos independientes que han manifestado su deseo de participar; lo que debemos evitar es la atomización del voto y armar un gran acuerdo plural de tal densidad que nos permita construir desde un inicio una gran coalición electoral.  López Obrador no, porque no tiene remedio”. Hasta aquí lo comentado por Graco.

La idea de un frente democrático es llamativa, lo que no tiene sentido es hacerlo con los mismos personajes que han hundido al país. A López Obrador se le critica por la inclusión a su proyecto de personajes de mala reputación, acusados de actos ilícitos, de ser profundamente corruptos o notoriamente delincuentes.

Pero eso mismo hacen los promotores del Frente Amplio; proponen ser la tercera vía, la opción de un país mejor a partir de gobiernos de coalición. ¿Y de qué sirve un esquema político distinto si los personajes siguen siendo los mismos?

El sistema político mexicano está agotado, pero quienes lo a

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