Esa es, resaltó el mandatario, una de sus facultades: modificar su equipo de trabajo cuando así lo estime pertinente. ‘‘Pero no es éste el momento para decirles, no lo tengo en este momento considerado, lo que no significa que en algún momento eventualmente haga algún ajuste’’.
Era ese el corolario declarativo de un mandatario eufórico ayer por la evocación de sus años en estas tierras mexiquenses, la emoción de celebrar su cumpleaños aquí, en la capital del estado y hacerlo además en el estadio de su equipo de fútbol favorito: los Diablos Rojos del Toluca.
Y cuando casi al terminar la entrevista alguien le señaló: ‘‘Los priístas dicen no al dedazo, Presidente’’, de inmediato reviró: ‘‘Los priístas dicen: vamos a ganar’’.
Se le preguntó qué le pide a la vida cuando está próximo el último año de su gobierno. Dijo sentirse satisfecho y tener energía, vitalidad y sobre todo ‘‘que la Diosa Fortuna nos acompañe para que todo esto que nos hemos propuesto se materialice y sea un logro para México’’.
Peña Nieto habló así justo en el círculo de la media cancha del estadio Nemesio Diez o La Bombonera, reinaugurado ayer en una ceremonia donde además de directivos, invitados y prensa, sólo estuvieron tres protagonistas actuales del equipo: el entrenador Hernán Cristante, el ex delantero histórico Vicente Pereda y el portero de la selección nacional Alfredo Talavera.
Y fue a éste, también, a quien el presidente Peña anotó un penalty, no obstante la reiterada disculpa anticipada del mandatario por no llevar los zapatos adecuados para ‘‘disparar’’ a la red.
Conocedor amplio de la historia del centenario equipo Toluca, el jefe del Ejecutivo en su discurso, antes de develar la placa de la remodelación del coso, hizo ‘‘una observación, que no reclamo’’.
Los Diablos Rojos le están debiendo a él como Presidente un título de campeón, como sí obtuvieron tres durante su periodo como gobernador. ‘‘Espero que lo sea en esta temporada…’’
El entusiasmo presidencial era inocultable. Lanzó porras a su equipo, se detuvo largo a charlar con mujeres futbolistas, hizo sentido reconocimiento al ex estrella local Vicente Pereda, el Diablo Mayor, y también felicitó al dueño del club, Valentín Díez Morodo, cuyo padre, Nemesio fue, en palabras de Peña Nieto, ‘‘un gran mexicano que entregó su vida, su esfuerzo y su visión empresarial a aportar al desarrollo económico de México’’. Y también se tomó decenas de fotografías.
Se definió a sí mismo como distinguido por esta invitación. ‘‘Y más, hacerlo en el día de mi cumpleaños. Justamente hoy que estoy cumpliendo 51 años de vida, y gracias a Dios por este privilegio y honor que representa para uno ser, primero, el Presidente de la República, servir desde esta alta responsabilidad a todos los mexicanos’’.
Pasteles y mariachis
Él mismo reseñaría además que antes de llegar al estadio visitó las instalaciones del C5 (central de inteligencia de la seguridad pública estatal) y en las inmediaciones del lugar mucha gente salió a saludarlo, ‘‘en manifestaciones muy espontáneas de alegría, de regocijo…’’
En esa visita, había tenido el primero de los dos pasteles con los cuales se le celebró aquí. E incluso hubo mariachis.
Peña reiteró su interés por seguir con buen paso el tramo que resta a su administración, consolidar los cambios y cumplir las metas trazadas con logros ‘‘muy específicos’’.
Algunos avances ya se ven, dijo. Y citó ejemplos en materia de educación, telecomunicaciones, energía, infraestructura, puertos, empleo.
Y sobre todo se dijo satisfecho de los avances de la reforma energética. Está ‘‘dando frutos’’ tras la caída de la producción. Y ahora, con la apertura al capital privado, pronto habrá competencia en oferta de gasolinas. Trazó además sus expectativas hacia la renegociación del TLCAN a partir del próximo 16 de agosto.