Hoy, Javier Duarte es presunto criminal vinculado a proceso por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
Sin embargo, el juicio contra Javier “N” apenas empieza y puede pasar hasta 40 años de cárcel, de confirmarse los delitos.
Y es que luego de la segunda audiencia, el ex gobernador de Veracruz no tiene más camino que un juicio oral y, en meses, escuchar el resolutivo definitivo del juez.
La razón de esa premura —comparada con los tortuosos juicios a la antigua— es que Javier “N” es procesado mediante el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio. Por eso el juicio contra el ex gobernador de Veracruz no pasará de 18 meses.
Por tanto, son muchas las posibilidades de que antes de que concluya la actual administración federal —la de Peña Nieto—, la sociedad pruebe que, en efecto, se hará justicia en el escándalo de Duarte.
Pero más allá de que Javier “N” fue vinculado a proceso lo verdaderamente importante es que se confirmó el penoso papel de ciertos medios y cierta prensa y ciertos periodistas y opinadores que —sin conocer los básicos del nuevo Sistema Penal— en los hechos jugaron el papel de “idiotas útiles”. ¿Por qué?
Porque a causa de su ignorancia del tema y su feroz crítica sin fundamento sobre la primera etapa del juicio, lo cierto es que solo dejaron entre los ciudadanos la percepción de que existía una supuesta “conspiración oficial” para favorecer a Duarte, lo que —al mismo tiempo— desató una madriza gratuita a la PGR, a cuyos fiscales se acusó, sin pruebas, de actuar a favor de la liberación de Duarte.
Y es que, como recuerdan, luego de la primera audiencia de Duarte —en la que el Ministerio Público solo debió hacer del conocimiento de la autoridad y del imputado los presuntos delitos por los que era investigado—, además de solicitar que por esos delitos se le vincule a proceso y se apliquen las medidas cautelares, cierta prensa entendió el nuevo procedimiento como una debilidad de la PGR.
Más aún, al tiempo que la PGR preparaba su pruebas —la mayoría de ellas de tal contundencia que no pudieron ser derribadas por la defensa de Duarte—, voces interesadas apaleaban a la PGR y hasta al titular de Gobernación, que en tono coloquial dijo que se debía “tener fe” en la propia PGR.
El escándalo y la ignorancia fueron tales que la percepción general colocó al Ministerio Público federal como incapaz y sin elementos para llevar a juicio a Duarte. Al mismo tiempo se presentó al ex gobernador de Veracruz campeón de la simulación, el engaño y la marrullería.
La feria de opiniones interesadas, de mala fe e ignorantes del trabajo de la PGR y de los detalles del nuevo Sistema Penal Acusatorio, exhibieron a una PGR y a sus fiscales como parte de una supuesta perversión para favorecer la liberación y exoneración de Duarte. Pocos entendieron que los tiempos del “circo mediático” de otros momentos ya no tienen lugar en el nuevo Sistema Penal Acusatorio.
La percepción de que se estimulaba la impunidad de Duarte —estimulada por los “idiotas útiles” y catalizada en redes— llevó a otro invento mediático: suponer que el gobierno de Peña pretendía crear un escenario de impunidad para Duarte. El engaño fue tan poderoso que reporteros de El País —ignorantes totales del tema— casi daban por hecho que el gobierno de Peña estaba listo para exonerar a Duarte.
Al final, la terca realidad se impuso: la PGR no solo cumplió su objetivo, vincular a proceso a Duarte, sino que exhibir las evidencias claras de una maquinación que involucra al ex gobernador de Veracruz como responsable de los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
Al final, también quedó claro que los abogados de Duarte —otrora colocados por el circo mediático en calidad de invencibles defensores del intocable y todo poderoso Duarte— no lograron derribar una sola de las estrategias esgrimidas por los fiscales de la PGR.
¿Dónde quedó, entonces, la poderosa defensa de Duarte, que según medios, periodistas y articulistas interesados, pusieron en ridículo a los fiscales de la PGR? ¿Dónde quedó la supuesta debilidad de la PGR y la presunta fortaleza de los defensores de Duarte?
¿Qué van a decir los “idiotas útiles” del resultado de la segunda comparecencia —y de la vinculación a proceso penal a Duarte— cuando sin conocer del tema escandalizaron esquizofrénicos y apalearon a diestra y siniestra, sea a la PGR, sea a Gobernación.
Penoso papel de “los idiotas útiles”, cierta prensa y ciertos periodistas que sin los básicos de rigor y ética pontifican cual mesiánicos tecnológicos.
El “palo” a Duarte es justicia a secas y el fin de los juicios mediáticos.
Al tiempo.