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OPINIÓN DE LUIS R. AVELEYRA

IDONEIDAD

Por Luis R. Aveleyra Santos

Tengan los reyes cuidado de lo de fuera, parte de la salud política; como el aire ambiente de la corporal, así lo es que pongan en los encargos públicos al más capaz y probo para ejercerlos. Con ello garantizará seguridad a sus súbditos, seguridad al Estado y menos problemas para sus Coronas…”

Antonio Pérez

Secretario de Estado del Católico Rey

Don Felipe Segundo de las Españas e Indias

 

Derivado del bochornoso y lamentable suceso del “Paso Express” en Cuernavaca y gracias a la pluma del periodista París Alejandro Salazar[1] nos enteramos que además de Morelos, los Delegados de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en los estados de Puebla, Raúl Salvador Aguirre Valencia; Tlaxcala, Hortensia Martínez Olivares, quien fue Subsecretaria de Administración en la Secretaría de Salud de Hidalgo; en Michoacán, Florentino Coalla Pulido y Gerardo Alberto Salomón Bulos, en el estado de donde es oriundo el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, los mencionados formaron parte de su equipo de colaboradores en forma directa o indirecta pero dentro de su gobierno al frente de la entidad hidalguense.

 

En el caso de Morelos, el Delegado José Luis Alarcón Ezeta, hoy cesado, fue director de unas famosas escuelas de inglés, pero llegó al puesto por su relación personal con Jesús Osorio Chong, hermano del Titular de Gobernación. 

 

Los ciudadanos comunes tal vez nunca nos hubiésemos enterado de ello, si el famoso y lamentable suceso no hubiera tenido lugar. Como tampoco habríamos sabido que una secretaría técnica, en otro tiempo famosa por la especialización y la calidad de su trabajo, hoy está —como muchos puestos más en el gobierno— en manos de personas con ínfima cualidad para la ejecución operativa de sus trabajos.

 

Es de llamar la atención que en otros estados los Delegados de la SCT sean por ejemplo, en San Luis Potosí, el ex secretario particular del Presidente Municipal de Ciudad Victoria; el de  Durango Eduardo Bailey Elizondo, quien fue detenido por peculado en abril de este año, pero ojo, es contador público de profesión, se escapó y previamente había sido director del ISSSTELeón en el gobierno de Natividad González Parás; el de Guanajuato, Roberto Vallejo Rábago, era líder de la CNOP en dicha entidad; el de Campeche un oscuro político morelense, Eleasib Polanco Salazar; el de Sonora fue previamente asistente de Manlio Fabio Beltrones en la Cámara de Diputados; en Sinaloa, Héctor Raúl García Fox,  hermano de Juan Ignacio Zavala, hermano de la señora Margarita Zavala.

 

Ofrezco una disculpa a todos los amables lectores por la apretujada retahíla de nombres pero, reproducir la relatoría anterior viene a colación porque en este país, lamentablemente los puestos en los que debían estar los mejores profesionistas, los más capaces, hoy se encuentran personas que poco o nada conocen de la especialización, la profesionalidad, la entrega y la capacidad para ejercer un puesto. El objetivo fue llenar plazas del “amigograma” o el pago de favores políticos.

 

El sociólogo alemán Max Weber, hablaba de la necesidad de profesionalizar el gobierno y de poner en el lugar adecuado a la persona capaz de desarrollar con eficacia una función o un empleo público, a ello se le denominó el principio de idoneidad.

 

De acuerdo con el diccionario de la lengua, la palabra “idóneo” significa adecuado, apropiado, conveniente. En política y administración se utiliza este vocablo para referirse a alguien con la destreza, la capacidad suficientes para el ejercicio eficiente de un puesto público.

 

Hubo un tiempo en México en que los presidentes de la República eran cuidadosísimos de la idoneidad de los funcionarios del primer nivel. Recordamos los gabinetes del general Manuel Ávila Camacho, del licenciado Miguel Alemán Valdés, de don Adolfo Ruiz Cortines. El Presidente López Mateos tuvo un excelente Secretario de Gobernación en Gustavo Díaz Ordaz, quien al asumir la primera magistratura, cuarenta y ocho horas antes de su toma de posesión, llamó al ingeniero  José Hernández Terán y le dijo: “no tengo el gusto de conocerlo, nunca lo he tratado, pero tengo las mejores referencias de usted como uno de los ingenieros más capaces del país, ¿acepta usted ser Secretario de Recursos Hidráulicos?...

 

Los tiempos cambian, hoy el gobierno está repleto de personal que tal vez tenga grandes credenciales académicas, pero han demostrado con creces no ser los más idóneos para los puestos en los que antes sólo personal especializado podía competir para ello.

 

El desorden lo comenzó el PAN cuando asumió el gobierno. Vicente Fox, en su ánimo de cambiar y reconstruir todo despidió a la casi totalidad de personal calificado en las  más de las dependencias gubernamentales. Calderón continuó con ello, pero nunca supieron el mal que hicieron al país.

 

En estos cinco años, la mediocridad, la ausencia de ética,, la falta de decencia, así como la incapacidad manifiesta en muchas áreas, es pública y notoria, no solo en la pésima calidad de las obras como la “Estela de Luz” en el Paseo de la Reforma o el socavón en el “Paso Exprés” sino en tantas decisiones políticas equívocas que solo muestran soberbia, torpeza, iniquidad y ausencia plena en el conocimiento del arte de gobernar. Gracias a Dios el gobernante no quiere “joder a México”.

 

El libramiento de Cuernavaca sirvió normalmente desde principios de los años sesenta y nunca presentó problemas, salvo los de la saturación vehicular, después de medio siglo de funcionamiento, pero ni el señor Enrique Peña Nieto, ni su Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, padecieron lo que la ciudadanía sufrió primero durante casi tres años para la terminación del puente de “El Polvorín”, después el ensanchamiento del libramiento a cinco carriles por sentido que es el mal llamado Paso Express y ahora las nuevas molestias por una carretera mal hecha que bien podría rebautizarse como “El paso de la desvergüenza”.

 

El Secretario de Comunicaciones y Transportes Gerardo Ruiz Esparza es responsable en la medida  que es el Titular de la cartera encargada de la obra, eso es ineluctable, y su responsabilidad deviene del cuidado que debe tener sobre el correcto ejercicio de los fondos públicos, así como de la supervisión de la obra. En tiempos de Salinas de Gortari, no se construía un solo kilómetro de carreteras sin que el Subsecretario Víctor Mahbub la supervisara directamente y él se encargaba de limar las asperezas con los gobernadores.

 

El Delegado hoy cesado, además de negligente fue totalmente incapaz, pues al recibir las llamadas de atención de la CEAGUA estatal, del propio Gobierno del Estado de Morelos y de los vecinos de Chipitlán, hizo caso omiso y, algo que pudo resolver llamando a la constructora, haciéndole saber y atender los puntos observados, no lo hizo.

 

La constructora, llámese como se llame, sea de quien sea, obedezca a los intereses de quien sea, no puede alegar que el trabajo de remover y cambiar un tubo no estaba en los conceptos de su contrato, porque en una obra tan grande, cuyo costo fue el doble de su valor licitado, no es posible la omisión de un concepto más que con una simple acta adicional pudo haber cobrado.

 

El mal está hecho, la nación agraviada, y a la hora de fincar la responsabilidad quien lo tenga que hacer hágalo desde el principio: ¿quién nombró al Delegado?, ¿el abogado Ruiz Esparza?, noooo. Entonces también responsabilicen al señor Miguel Ángel Osorio Chong por aceptar las recomendaciones de su apreciado hermano, si en honor a la verdad así fue. Que la responsabilidad incluya el pago de los gastos adicionales no a cargo del presupuesto público sino de quien hizo la obra.

 

Si hubiese un asomo de decencia a la hora de fincar responsabilidades, el señor Enrique Peña Nieto debía comenzar por cuestionar a su Secretario de Gobernación del por qué sesgó una función eminentemente política y la derivó a puestos técnicos que al final no le cuestan a él sino al bolsillo del contribuyente.

 

Adolfo Ruiz Cortines  habría cancelado todas las obras a la constructora y cesado ipso facto a todos los funcionarios involucrados.

 

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