El hilo negro del socavón en el Paso Express…
Por lo general los discursos de los gobernantes, de los funcionarios y de los políticos mexicanos me parecen malos. Muy malos. Son piezas de oratoria para el olvido. Acartonadas. Aburridas. Huecas. No aportan nada. No suelen proporcionar información relevante ni tampoco contener calidad en sus conceptos políticos, si es que hubiera ideario alguno en las frases vertidas. Vaya, ni siquiera transmiten la menor emoción: la voz de los tribunos suele ser inexpresiva y su lenguaje corporal anodino.
Todo lo que se escucha en los discursos políticos, administrativos o de gobierno es frecuente que resulte insustancial. Son palabras que se esfuman un instante después de que fueron pronunciadas. Nadie retiene nada de lo dicho. Son arengas que no llegan a serlo, intentos de slogans que no trascienden, que no pegan. Forman parte del problema de comunicación que tienen tantos gobiernos, empezando por la administración federal.
En pocas ocasiones, y a menudo pronunciadas de manera involuntaria, hay frases que sí muestran un ideario, una forma de concebir el servicio público, una manera de entender la política. Son palabras que exhiben los conceptos de poder de quien las pronuncia. Es el caso de lo que dijo el viernes pasado el hombre del “mal rato”, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, durante la reunión nacional con directores generales de “Centros SCT”. Se refirió a lo ocurrido el pasado 12 de julio en Cuernavaca:
“La pérdida de las vidas de Juan Mena López y Juan Mena Romero es un daño irreparable. Es inadmisible e indignante que ocurra por la omisión de funcionarios públicos federales, estatales o municipales, y de empresas que cuentan con responsabilidad contractual y social”.
Sí, es inadmisible e indignante que haya ocurrido eso por la omisión de funcionarios públicos y de personal de empresas, pero 18 días después veo a todos muy campantes.
“A partir del resultado preliminar de la revisión técnica e investigaciones que la SCT ha realizado en el tramo afectado del Paso Express, así como de los dictámenes preliminares de peritos independientes, se han detectado posibles fallas, anomalías y omisiones de funcionarios públicos y de las empresas del consorcio constructor Aldesa-Epcor. Lo mismo se ha identificado por parte de las empresas proyectistas, gerente del proyecto y supervisora, las cuales, de confirmarse, confrontarán severas responsabilidades”.
Vaya, descubrieron el hilo negro del socavón en el Paso Express.
Sí, desde hace meses y años habían sido detectadas tales posibles fallas, anomalías y omisiones de funcionarios públicos (estatales y federales) y de las empresas. Los documentos al respecto los hemos mostrado las semanas y días recientes aquí en MILENIO. ¿Y? Nunca hicieron nada ante esas advertencias que datan de 2014, se repitieron en 2015, volvieron en 2016, y se presentaron de nuevo este año, antes de la desgracia.
El asunto es que, uno, durante ese tiempo no solo no hicieron nada, sino que por lo visto se taparon unos a otros. Y dos, ha sido abominable cómo han pasado estos días lanzándose acusaciones entre todos (Morelos y Los Pinos), sin que nadie asuma responsabilidades.
No entienden que no entienden el concepto de responsabilidad política, que es ineludible en democracias plenas.
De ética y moral, de esos socavones mejor ni hablamos…
jpbecerra.acosta@milenio.com
Twitter: @jpbecerraacosta