Reportes internos de la PGJ establecen que los uniformados eran halcones, custodiaban sus camiones de droga y vigilaban las zonas de distribución de Felipe de Jesús Pérez Luna
La Procuraduría capitalina investiga a por lo menos 10 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP-CDMX) por ser presuntos halcones, cómplices y empleados de Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, líder del Cártel de Tláhuac-Chalco.
Reportes internos de la PGJ-CDMX indican que desde el 2015 a la fecha dichos agentes actuaban como halcones para El Ojos e incluso custodiaban el transporte de droga a otras delegaciones y municipios del Estado de México.
Por dicha tarea, según la investigación, los uniformados recibían un pago de hasta 20 mil pesos mensuales.
Asimismo, detalla que su trabajo con el capo del Cártel de Tláhuac-Chalco consistía en advertir al Ojos o a su hijo, Miguel Ángel Pérez, El Mickey, sobre los operativos, revisiones y rondines que realizaba la Policía Federal.
Además hacían la tarea de vigilancia en los puntos de venta más importantes, incluida Ciudad Universitaria y el Centro de Coyoacán.
Declaraciones de algunos de los detenidos durante la balacera en la que fue abatido el capo de Tláhuac, confirmaron la complicidad de los agentes de la SSP con el grupo de Pérez Luna.
Incluso en sus testimonios revelaron que se trataba de jefes de sector y mandos medios.
Narraron cómo los elementos de la SSP custodiaban los cargamentos de droga que hacía de Tláhuac, Xochimilco, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero y a Valle de Chalco.
Uno de los detenidos afirmó que cuando eran cargamentos grandes, los uniformados solicitaban el apoyo de personal de la PGJ, quienes de inmediato acudían al llamado.
NO SóLO EN TLÁHUAC. Las acusaciones de corrupción no sólo implican a los elementos de la SSP capitalina sino que también involucran a agentes judiciales y ministerios públicos de la delegación Iztapalapa.
Vecinos de Tláhuac, quienes dijeron conocer las actividades del Ojos, declararon que en la Coordinación Territorial 8 Iztapalapa, ubicada en la Unidad Habitacional Vicente Guerrero, el capo tenía a servidores públicos a su servicio.
Según los denunciantes, cada vez que uno de sus sicarios, empleados o halcones paraba en dicha fiscalía, ya sea por riñas, asaltos o portación de armas, de inmediato eran liberados tras una llamada a nombre de Felipe Pérez.
“Yo lo viví. A mí nadie me lo va a contar. A mi sobrino lo agarraron asaltando un micro y con una pistola en San Lorenzo… Y no pasaron tres horas cuando ya lo habían soltado”, contó a Crónica Susy, una habitante de la colonia La Nopalera, lugar donde tiene su casa la mamá del Ojos.
Y agregó: “En esa fiscalía (8 de Iztapalapa), todos eran sus gatos, pero no sólo en la Vicente, también en el sector Tezonco los policías y sus jefes eran sus mandaderos. Tienen policías a su servicio por donde sea”.
Una investigación de la Marina establece que el ascenso de Felipe Pérez se dio no sólo con ayuda de narcotraficantes, sino también con las policías y políticos de la Ciudad de México.
El líder del Cártel de Tláhuac, quien fue abatido en un operativo de la Marina junto a otros siete presuntos integrantes de su banda el 20 de julio, fue tejiendo una red de complicidades que le otorgaron total libertad para operar sus negocios ilícitos, durante los últimos cinco años.
De acuerdo a fuentes de la Marina entre sus asociados se enlistaban tanto delincuentes profesionales como políticos y policías de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, quienes permitieron que El Ojos pudiera tomar el control de Tláhuac y otras zonas al oriente de la capital.