Después de haber pasado 11 meses plantados en la ribera del río Cuautla, en la comunidad de San Pedro Apatlaco, oponiéndose a la construcción del acueducto de la termoeléctrica de Huexca por miedo a quedarse sin agua para sus cultivos, los integrantes del Ejido de Anenecuilco decidieron irse de ahí, convencidos de que el mega proyecto no afectará sus tierras y que, lejos de perjudicarlos, terminará por beneficiarlos.
“Queremos que la opinión pública sepa que no tenemos otra razón para estar en el plantón, puesto que no nos están quitando nada; nos están dando 250 litros de más, y si bien, es cierto, se llevan 250, creo que es justo reconocer que Cuautla está haciendo una inversión con el Plan Hídrico y está tratando su agua, así que tienen derecho a donarla”, expresó Alejandro Saldaña Pinzón, del Consejo Consultivo del Ejido de Anenecuilco, durante la rueda de prensa que ofrecieron los ejidatarios.
El presidente del Comisariado Ejidal, Bruno Castro García, reconoció que la decisión “no fue fácil, pero los ejidatarios le metieron conciencia y las cosas se dieron”, expresó.
Castro García recordó que, en su momento, el pueblo de Anenecuilco fue uno de los principales participantes de la defensa del agua en San Pedro Apatlaco, una lucha que, a pesar de todo, consideró limpia. “Anenecuilco fue la punta de lanza de una defensa limpia, porque peleábamos por nuestros derechos”, recalcó.
El plantón se debilita
Instalado el 28 de agosto de 2016, el plantón de San Pedro Apatlaco llegó a convertirse en un símbolo de la resistencia, de los campesinos, a perder el agua con la que riegan sus cultivos. Sin embargo, de acuerdo con los ejidatarios de Anenecuilco, tal temor era infundado.
A partir de la visita a la Central Termoeléctrica El Sauz, en Querétaro, pero similar a la de Huexca, las sospechas de los campesinos desaparecieron.
“Estaba trabajando a su máxima capacidad y no es cierto que por la fuerza de los motores, las turbinas y equipos, el suelo se cimbrara; no se siente nada. La recorrimos y el agua de retroceso a los canales es completamente limpia, tanto, que al caer a presión no levanta ni una burbuja de espuma”, relató Saldaña Pinzón.
Tras ser recibidos por el comisariado ejidal de la zona y ver sembradíos con milpa jiloteando, así como árboles de durazno produciendo, los campesinos morelenses cambiaron de opinión y volvieron a casa con un nuevo punto de vista.
Junto con el de Anenecuilco, otros ejidos que también abandonaron el plantón fueron los de Chinameca, Ticumán y, próximamente, Moyotepec.
Mientras tanto, el acto de protesta sobrevive con la presencia de los ejidos de Tenextepango, La Heredia y Ahueheyo. Para los ejidatarios de Anenecuilco, su tiempo de vida se acorta cada vez más.
Matías Quiroz, el mediador
Los campesinos lo dejaron claro: uno de los principales impulsores del diálogo que resolvió el conflicto fue el responsable de la política interna del estado, el secretario Matías Quiroz Medina, con quien se reunieron varias veces, hasta que, finalmente, en una mesa de trabajo en Cuernavaca, las autoridades les expusieron los detalles del proyecto, despejando las dudas que tenían hasta ese momento.
Además de la ampliación de la capacidad de la planta de tratamiento de Cuautla, que permitirá que el agua devuelta al río sea superior a la que use la planta de Huexca, el proyecto contempla la generación de recursos económicos que serán destinados a la Asociación de Usuarios del Río Cuautla (Asurco) y al Sistema Operador de Agua Potable y Saneamiento de Cuautla (SOAPSC).
De acuerdo con los datos que dieron a conocer en la rueda de prensa, tanto el organismo campesino como el municipal recibirán dos millones de pesos mensuales, los cuales, en su caso, podrán ser utilizados para obras de infraestructura hidráulica.
“Es ahí donde a nuestra gente no la han informado”, lamentó Alejandro Saldaña.