CIUDAD DE MÉXICO.-La causa del socavón que provocó la muerte de dos personas en el Paso Express de Cuernavaca, el pasado 12 de julio, fue el deterioro de la alcantarilla, concluyó el Grupo de Expertos Independientes encargado del peritaje técnico, quienes señalaron que el día de la tragedia “no se necesitaba que pasara ningún vehículo, ni siquiera una mosca por la zona”, pues “ya había perdido resistencia estructural el terraplén en el que estaba apoyada la autopista y eso ocasionó la súbita caída”.
“La causa-raíz fue no haber cambiado oportunamente la alcantarilla que estaba dañada y deteriorada. Si esa alcantarilla se hubiese modificado, no se hubiese presentado el socavón", aseveraron los expertos.
En su informe apuntaron que la falta de supervisión de la obra y una serie de errores en cadena, como la acumulación de basura, el deterioro de los muros y la erosión, provocaron la tragedia.
Humberto Marengo Mogollón, ingeniero del grupo de expertos, comentó que entre las conclusiones del trabajo que se realizó en tres semanas, está que “no se hizo la recolección de basura en los causes antes de la época de lluvia durante algunos días, semanas y quizá meses; no hay un sistema de drenaje apropiado para las aguas negras y las tuberías de descarga lo hacen directamente al río y no existe la evidencia de que se haya verificado el estado físico de la alcantarilla y que se haya modificado”.
De acuerdo con el dictamen, los peritos consideraron que fueron tres elementos básicos los que tuvieron que ver con el socavón: la alcantarilla, el deterioro de los muros de contención y la erosión que se produjo del lado de aguas.
Por lo que toca la alcantarilla el dictamen explica que ésta, está constituida por un tubo de concreto de 1.52 m de diámetro, con longitud total original de 63 metros, con una pendiente de 2.33% y está apoyada en roca de buena calidad y drena una cuenca de 1.3 kilómetros cuadrados.
Sin embargo, en los aspectos hidrológicos que se tomaron en cuenta para el análisis, los expertos destacan que “la carretera original data de 1967 y se amplió a cuatro carriles en 1983, para el diseño de los gastos de escurrimiento, seguramente se consideró en un principio como una cuenca que tenía una vocación rural y con el paso del tiempo se volvió urbana”.
Ante ello señalaron que “se debió hacer un exhaustivo recorrido por la alcantarilla, dictaminar su estado y ante la evidencia del deterioro, debieron cambiarla por una nueva con el diámetro suficiente”.
Otras consideraciones fueron: una dislocación del tubo de drenaje; el efecto del esfuerzo inducido por el terraplén; el peso propio del muro; falta de resistencia residual del tubo; obstrucción por basura, piedras y ramas, entre otras.
Sin embargo “de haberse embovedado el tubo como lo señalaba el proyecto, hubiese sido un factor de protección de suma relevancia”.
Marengo Mogollón señaló que para determinar responsabilidades es necesario que la SCT realice peritajes más precisos y exhaustivos que llevarían al menos tres meses.