I. Desobligados. Los legisladores mexicanos no entienden la importancia de su trabajo. Vergonzosamente fue cancelada la Comisión Especial para Combatir el Uso de Recursos Ilícitos en los Procesos Electorales, instancia de la Cámara de Diputados que no se ha podido reunir por falta de quórum, pese a que debe hacer el análisis de los comicios del 4 de junio pasado y emitir un proyecto de trabajo para el proceso electoral 2017-2018. Con ésta, ya van cinco sesiones que se cancelan este año porque los diputados no asisten; esta comisión sólo sesionó dos veces en febrero. Este jueves, sólo llegó el presidente de la instancia legislativa, Juan Romero Tenorio, quien reprochó la falta de interés de sus compañeros. Lo dicho: cuando se les comiencen a retener sus quincenas, entenderán. Antes no.
II. Problema de todos. Claudio X. González, presidente de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, aseguró que la corrupción perpetúa la pobreza en el país, debido a que ésta le cuesta a una familia promedio 14% de sus ingresos, mientras que a una de escasos recursos le representa 34%. Hay una serie de costos relacionados, como los pagos para que una pipa de agua llegue a una colonia, que recojan la basura o arreglen las calles. Sí, es un problema de todos. Pero en México, los ciudadanos perciben la corrupción como un nudo sin principio ni fin. Y los políticos saben bien cómo desenredar ese nudo, siempre sacando provecho económico del asunto. ¿O no?
III. Cuentas claras. Hay motivos para alegrarse. Esta administración será la primera en la historia moderna del país en la que la inflación se ubique dentro de los parámetros del Banco de México, afirmó el secretario de Hacienda, José Antonio Meade. Dijo que el “sello” del paquete económico de 2018 que el Ejecutivo propondrá al Congreso será continuar por la ruta de una política fiscal y monetaria responsable y coherente, lo cual implicará nuevos ajustes al gasto público. Resaltó que esta administración sí se ha preocupado por mantener estabilidad en lo macro, pero estos resultados también se han reflejado en mayor capacidad de generar inclusión en la economía. ¿Apretarse el cinturón como señal para que nadie la obedezca? O es que la política mexicana ni siquiera conoce la crisis.
IV. Bomberazo. Con miras a un gran acuerdo nacional derivado del Frente Democrático, Arturo Núñez, gobernador de Tabasco, advirtió que el PRD y el PRI “no son enemigos irreconciliables”. En alusión a su paisano Andrés Manuel López Obrador, con quien mantiene severas discordancias, Núñez aseguró que “en el país existen partidos políticos que hablan de pluralidad, pero que en los hechos no están dispuestos a establecer acuerdos con nadie que tenga ideologías distintas a las suyas”. ¿Cómo quiere combatir la corrupción, señor gobernador? ¿Imponiendo a sus amigos como integrantes en el Sistema Local Anticorrupción? Por cierto, en el Día del Bombero, Núñez dijo que se ha convertido en el apagafuegos del estado. ¿Y cuántos ha apagado?, porque Tabasco arde.
V. Bola de cristal. Emilio Gamboa Patrón se divierte cuando los reporteros le insisten en que revele a sus favoritos en el PRI para 2018. Pese a su afán de no ser el político que destape candidatos presidenciales, aceptó que hay diez priistas que buscan la candidatura. Meade “sí está”; Aurelio Nuño “sí está”; Ivonne Ortega “no veo que tenga la fuerza del partido en este momento”; Manlio, “cené con él anoche y no le pregunté”; Enrique de la Madrid “hace su mejor esfuerzo”. Todos felices. El Partido Verde llevó a su plenaria a diversos presidenciables, quienes confesaron estar entusiasmados de ser incluidos en la lista de “los buenos”, pero fueron mesurados. La temporada electoral ya comenzó y se va a poner buena.