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EN LA RED

Ya le habían dado un aviso, el presidente Peña Nieto no asistió a la inauguración del auditorio Teopanzolco.

El lunes de la semana pasada, El Financiero documento la compra de una casa en Cuernavaca por la que Elena Cepeda, esposa del gobernador Ramírez, pago con dos cheques personales 8 millones de pesos por una propiedad que vale casi el doble.

Ese mismo día por la tarde, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, le enderezó la plana al mandatario, autor intelectual de los recientes, al dejar sin efectos algunos cambios a la ley electoral de Morelos en la que, entre otras cosas, se puso un candado de (12 años de residencia) como requisito primordial para ser candidato a la gubernatura, hecho que, desde que los empleados legislativos del PRD (diputados locales) aprobaron, tenía una dedicatoria personal para el presidente municipal de Cuernavaca y aspirante a gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo.

El martes Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes insistió ante legisladores federales, en el marco de la comparecencia por el socavón del Paso Express, que no había intención de repartir culpas, pero que el gobernador de Morelos no podía eludir la parte de responsabilidad que le toca en al menos dos puntos:

 

1.- Si sabía que el Paso Express tenía tantas fallas, debió haber cerrado la carretera, era su facultad y obligación.

2.- Su gobierno actuó mal y lento en las labores de rescate de las dos víctimas mortales.

 

El miércoles Graco Ramírez redondeó la semana, y en su oportunidad, hizo una revelación clave sobre el drama del Paso Express:

 

1.- Él le pidió al presidente Peña Nieto que no inauguraran la carretera, porque esta presentaba muchos problemas, pero, según su versión el Presidente no le hizo caso y ambos la inauguraron.

 

A mitad de semana, el gobernador de Morelos salió del Senado, después de haber incriminado directamente al Presidente de la República en uno de los casos más desgastantes que ha enfrentado en el gobierno federal y el estatal.

Nunca en lo que va del sexenio había recibido tal cantidad de “descontones” tan continuos y tan certeros, mas aun, nunca los había recibido de su otrora aliado, el gobierno federal y a partir de ese escenario se inició la cuenta regresiva del fin de un sexenio que sin duda tiene sus logros, pero arrastra un enorme lastre de señalamientos de corrupción y maltrato del perredista al pueblo de Morelos.

Ningún cierre de gobierno ha sido fácil, pero el tabasqueño, fiel a su naturaleza beligerante le ha puesto un ingrediente único a su futuro político al confrontar directamente al presidente de la república.

Un año es mucho tiempo y todo puede pasar, sobre todo con la madre de todas las elecciones en frente.

El presidente, es cierto, está en el peor momento de su gestión, pero él y los priístas, ni olvidan ni perdonan. Graco nunca tuvo siquiera una oportunidad de ser el candidato del PRD a la presidencia y él lo supo siempre, pero sigue jugando el papel de interlocutor protagonista de la construcción de un frente amplio opositor y en paralelo coquetea con la posibilidad de que un candidato “independiente” como Jaime Rodríguez Calderón sea el caballo negro, él está y seguirá en eso hasta el final.

Lo que está por verse, es si en el gobierno federal lo tienen en otra lista de candidatos, una que ayude a emparejar el marcador de mandatarios perseguidos por la ley.

¿Qué tal en la de gobernadores de oposición involucrados en casos de corrupción tan graves como los de Javier Duarte o Roberto Borge? Por lo pronto ya le pegaron una buena sacudida a Ricardo Anaya, líder nacional del PAN y aspirante presidencial y el golpe fue seco.

 

La de correr…

Sin dejar de insistir que el rector de la UAEM Alejandro Vera, debe aclarar y explicar en qué, y cómo se usaron los recursos públicos que manejó, la generación de un conflicto en la máxima casa de estudios de Morelos es una canallada, pues no hay justificación alguna para dejar sin pago a trabajadores académicos y administrativos.

En teoría el rector no es un todo poderoso que decide solo, por eso existe el Consejo Universitario que es, el máximo órgano de toma de decisiones y hasta ahora ese consejo ha respaldado y acompañado al rector durante la crisis.

El viernes pasado, se había tomado la decisión de cerrar la universidad, ante la falta de pago a los trabajadores porque el gobernador tiene embargado el dinero bajo el pretexto de que hay denuncias ante la PGR por supuestos malos manejos presupuestales, pero en una acción más de respaldo el colegio de directores de la UAEM decidió seguir trabajando para no afectar a los alumnos, un espaldarazo más al rector y una auténtica bofetada de responsabilidad a Graco y a sus empleados legislativos.

Como se ve a la distancia, e insisto, sin adelantar nada, ni defender a nadie, es que Alejandro Vera pidió, con la autorización del Consejo Universitario, un préstamo de 400 millones de pesos, y no pidió permiso a los diputados porque no estaba legalmente obligado y mucho menos le pidió opinión al gobernador. Ambos, los diputados y Ramírez se quedaron imposibilitados de meterle mano a ese dinero para hacer lo que más disfrutan y saben: obtener ganancias por moches en las asignaciones de obra y pararse el cuello al entregarlas terminadas.

Circula un video informativo ilustrado con figuras animadas que resume el conflicto así:

Graco Ramírez “gastó” 800 millones de pesos en una obra, el estadio Agustín “Coruco” Díaz; el rector Vera usó 400 millones de pesos en 41 obras, que ya usan los universitarios.

Para cerrar la intensa semana, Graco Ramírez hizo maletas y se fue Tokio, Japón, a promover inversiones; el comandante Capella también se fue a descansar a su tierra y apareció en el palenque de Tijuana, ellos sí cobraron la quincena.

 

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