¡AY! POBRE UNIVERSIDAD…
Ay del maestro que habla de lo que no sabe, porque no sabe lo que habla, pues si no sabe juzgar de los grandes hechos históricos, de sus causas, de sus consecuencias, de sus actos, de sus resultados, que abandone su puesto, que se retire; no es él quien debe enseñar, sino quien debe ser enseñado…”
Juan Vázquez de Mella y Fanjul
Ministro de Educación de la Corona Española
1891
El problema de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, se ha convertido ya en un una cuestión social que va más allá de la grey estudiantil, académica y administrativa. Se torna una cuestión de Estado.
La guerra declarada entre el Rector Jesús Alejandro Vera Jiménez y el Gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, es algo que afecta a la comunidad universitaria, a la sociedad y al estado mismo.
Los errores del Rector. El primero haberse metido en política y olvidar la función estrictamente académica y de formación. Si bien es cierto, la Universidad forma parte de la conciencia social, por su carácter formativo, que la Universidad como cuerpo opina y hace sentir su presencia, es crítica, ha confundido autonomía funcional con extraterritorialidad. La Universidad es parte del Estado, no un Estado aparte.
Segundo, su planeación es incorrecta, pues creció sin límites, sin medir fuerzas, sin que alguien con mente financiera lo asesorara sobre las mejores formas de financiar el crecimiento, no sólo de las aulas sino de la plantilla de maestros, investigadores y el gasto operativo, tampoco se previo el crecimiento programado de la matrícula, el fin fue abrir escuelas en los municipios, sin ton ni son, tampoco se midió el mercado laboral ni la capacidad instalada real.
Tercero. Dice el adagio popular “…no hagas cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas…” El caso es que contrató un crédito caro, infame y nadie previó cómo pagarlo; lo peor en este punto, es que el señor Rector Vera Jiménez, simplemente pasó por alto las disposiciones contenidas en la Ley de Deuda Pública por cuanto no solicitó autorización del Congreso del Estado para contratar el empréstito; en consecuencia, al desconocer la operación el gobierno del Estado, no estuvo en posibilidad de cumplir con el registro del crédito, tanto en el nivel estatal como federal; tampoco establecer en el Presupuesto de Egresos las previsiones presupuestales para el pago del mismo.
Pero este cúmulo de errores va más allá: en el contrato del crédito firmado con el Banco Interacciones, de la familia Hank, el Rector Vera Jiménez señaló como fuente de pago en primer término los ingresos propios de la UAEM y como segunda fuente de pago las participaciones que recibe del Gobierno del Estado. Ello es totalmente ilegal porque el señor Rector ofreció pagar con dinero del pueblo de Morelos tanto el capital como los intereses de un préstamo oneroso que además no ha podido sufragar, insisto por mala planeación financiera y fiscal. Adicionalmente, es lastimoso decirlo, pero 24 horas antes de la firma del contrato del crédito nadie en la UAEM lo había leído en sus términos y ni siquiera sabían lo que el Rector iba a firmar.
Cuarto: a la Universidad se le ofreció otra opción que no era el financiamiento a través de crédito, pero la desecharon porque los constructores de las obras no serían ellos ni tendrían la administración del dinero, pero las obras podrían construirse, tal y como se habían planeado. Sus asesores y el ex Rector Gerardo Ávila desestimaron la oferta, así de simple, porque desde luego no había comisión de por medio.
Quinto. El Rector se ha pasado olímpicamente por el “arco del triunfo”, al Congreso del Estado. Al desestimar a la autoridad legislativa, que tal vez sirva lo mismo que la “carabina de Ambrosio”, pero al fin y al cabo legalmente es la autoridad, me pregunto ¿quién va a aprobar la Cuenta Pública de la Universidad?, con esos desplantes del señor Rector los legisladores ¿aprobarán su gasto?, ¿cómo va a presentar el pago de intereses y capital de un préstamo no autorizado?
Sexto. La Universidad ha construido edificios muchos de los cuales no ha pagado, está endeudada con más de 500 millones de pesos; no tiene recursos y ha echado mano de las participaciones estatales en forma indiscriminada para el pago de gasto corriente y quién sabe que más cosas.
Al creerse imprescindible, el señor Rector Vera Jiménez ha entrado en una espiral de querer acabar con el contrario sin medir las consecuencias y el serio descalabro económico, así como el desdoro para la Máxima Casa de Estudios.
El Rector y sus funcionarios, entonces, son reos de condenación por las omisiones en que incurrieron, por obviar trámites que dejan fuera del marco de la ley el uso y destino de los fondos solicitados y por ofrecer como fuente de pago, el subsidio que vía participaciones entera el Gobierno estatal del Presupuesto del Estado.
El error del Gobierno del Estado. Es de todos sabido que el actual Gobernador Graco Ramírez carece de Secretario de Gobierno pero también de Secretario de Hacienda, y sus mecanismos de auditoría y control son verdaderamente prediluvianos y primitivos. Lo señalamos así porque en su afán de denostar al Rector ha mantenido una pésima campaña de comunicación social, sólo el embute y el ataque en dos medios, con ello ha victimizado al Rector, que si bien tiene bastante culpa y sus manejos administrativos son poco claros, el gobierno estatal solo ha recurrido al manido ataque frontal sin inteligencia ni visión de fondo.
Su principal error es que ha practicado infinidad de auditorías pero en verdad no ha querido o sabido encontrar el hilo de la madeja y en casi cuatro años de “guerrita” ha conseguido únicamente catapultar al Rector en su silla. En fin, “…con su pan se lo coman”. No soy quien para decirles lo que tienen que hacer.
El error del Banco Interacciones. Quienes conocen algo del sector financiero, saben que la regla número uno en crédito es, además de constatar la veracidad de la fuente de pago, verificar los avales y las garantías de pago. En el caso de este crédito, es probable que ello no se certificara, pues no hay aval del gobierno del Estado, tampoco un respaldo más que la mención como segunda fuente de pago del subsidio estatal, que indebidamente se ofreció como tal y, sin permiso, por otro lado, convendría que el señor Rector recuerde que hace años él mismo promovió una reforma para evitar el pago de inscripciones que formaba parte de los ingresos propios de la Casa de Estudios, que nunca leyeron ni hicieron las corridas financieras en la Universidad sobre la operación del crédito y que cuando se hizo el intento de correr el modelo de financiamiento, lejos de querer entenderlo, aprontaron la decisión de contratar el crédito. El Banco Interacciones no verificó los informes financieros de la UAEM y otorgó el crédito sin aval del gobierno del Estado y a sabiendas que el Congreso desconocía la operación y, por lo mismo no había autorización para realizarla. Sobre advertencia, no hay engaño.
El error del Congreso del Estado. Sí, el Congreso del Estado en esa abulia que le es característica y solo firma lo que le pasen aunque sean abyecciones, citó al Rector más con pinta de inicio de juicio político que de comparecencia. Ello debió hacerlo hace dos años, no ahora en que todo está tenso y parece irresoluble. Pero no, como las amibas, actúan por impulso, así lo hizo la actual Legislatura, citó al Rector quien volvió a pasarse por el “arco del triunfo” a los legisladores y los dejó plantados. En respuesta y como decía el viejo líder Gutiérrez Poblete, de “nalgas prontas”, emitieron un Acuerdo mediante el cual defenestran al Rector y lo condenan a las penas del infierno, perdón, lo acusan penalmente “por no haber pedido autorización al Congreso para el crédito”
Si verdaderamente estos legisladores leyesen los ordenamientos jurídicos, su resolución no sería como único cargo el que invocaron sino muchos más que atañen a la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público, la correspondiente de Ingresos, la de Responsabilidad de los Servidores Públicos, independientemente de las responsabilidades civiles y penales en que pudiera haberse incurrido.
Retomamos la afirmación que el Gobernado Graco Ramírez carece de Secretario de Gobierno y de Secretario de Hacienda. Ello es visto a todas luces porque a quien despacha en la cartera que debía conducir la política interior, le sucede lo mismo que al Congreso, nadie le hace caso, por eso la inexistencia de un sistema de información, por eso el cúmulo de problemas insolubles. En Hacienda, es patético que nadie se atreva a medir el alcance de la crisis financiera del Estado, sus posibles consecuencias y, dejar a su suerte a los municipios. La peor política hacendaria es la de la tortuga: esconderse en su caparazón y no moverse. En el caso de la Universidad, el señor Secretario de Hacienda ya debía estar ayudando a su jefe con la crisis que se ve venir. Por lo pronto, deslindar verdaderamente las responsabilidades y solicitar en su caso la nulidad del contrato de acuerdo con los términos de la Ley de Deuda Pública. Ordenar una auditoría sobre el uso y destino de los fondos estatales y los del crédito, como mínimo. Desconozco si los bienes de la Universidad son embargables o no, pero es muy probable que sus cuentas si lo sean por lo que en cualquier momento, el Banco Interacciones podría solicitar de un juez la intervención de las mismas y con ello crear otro problema más que el señor Rector y sus asesores nunca midieron. Repito, no soy quien para decirles lo que tienen que hacer.