Independientes
En Morelos como en el resto de los estados que irán a la renovación de gobernador, igual que en el ámbito nacional y municipales, multiplican los protagonismos electoreros, el ansia de poder de muchos, muchísimos que sienten que su “popularidad”, su “honestidad” y hasta el apellido, bastan para que el electorado de vuelque en torno a sus candidaturas. Evidentemente desconocen las complicaciones de encabezar, organizar y sostener una campaña política. La estructura no se construye con ocurrencias y el dinero, que se ocupa es mucho.
Y más allá de los nombres, de hombres y mujeres, que se multiplican en las redes sociales, como la yerba mala, hay también quienes subimos listas y ternas, en las que incluimos amigos, compadres, familiares y conocidos a medias, a quienes exponemos a ser lastimados o lastimadas, porque para colmo... ¡se la creen!
Son personas ampliamente conocidas en algunos sectores, especialmente en los que circulan aquellos y aquellas, que creen que porque son nativos de la entidad, de la ciudad o el distrito, tienen derecho de piso y que ganarán como candidatos independientes.
Los mismos que se dedican a vociferar en contra de los partidos, porque según ellos, ya es tiempo de los ciudadanos, son los mismos que andan buscando cobijo electoral en los partidos políticos, especialmente en el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Los nombres están a la vista.
Otros, piensan que porque son “profesionistas destacados” y “son ajonjolí de todos los moles”, que lo mismo van y aplauden al PRI, que hacen montón en Morena o coquetean con Encuentro Social, bastará para que se les tome en cuenta.
Creo que el tema de los independientes, el Estado mexicano lo operó correctamente a su modo, para motivar a muchos y, además, para que otros se motivaran, porque según ellos son muy populares, olvidan que una cosa es lo que somos, otra, lo que ven de nosotros y otra muy distinta, lo que en realidad somos y cómo nos ven los demás.
El espejismo de los independientes se disparó, se multiplicó a lo largo y ancho del país, luego de que Jaime Rodríguez Calderón El Bronco, ganó la gubernatura de Nuevo León y, en Jalisco, José Pedro Kumamoto Aguilar, ganó un escaño en el Congreso de aquella entidad.
Los dos triunfos seguidos, alocaron a cientos, miles de mexicanos, que ingenuamente creen que pueden ganar en su distrito, en su municipio o… ¡en su estado!, no saben cómo se operaron aquellos triunfos, el de El Bronco, sustentado en la operación de panistas, priístas y los pocos perredistas que hay en Nuevo León.
Ese triunfo motivó a muchos que por tener alguna aceptación en medios de comunicación, como Pedro Ferriz de Con o el senador guerrerense, Armando Ríos Piter, sienten que les alcanza para ganar la presidencia de la república.
Creo que el ánimo electoral está descompuesto, tanto que hoy hasta choferes ignorantes, por el sólo hecho de tener algún capital, se sienten con posibilidad, con popularidad, para gobernar su estado y, lo mismo hay empresarios venidos a menos, activistas, que no activan ni a su familia y expertos en todo que un día sí y otro también, se suben a redes sociales, en alguna actividad tan sencilla, como protagónica.
Y lo peor no ha llegado; los pleitos entre “los independientes” de “más popularidad” y quienes los asesoran, están a la vuelta de la esquina, algunos, ya se metieron a ternas en Morena o confían en que los partidos los llamarán.
Creo que quienes más contribuimos a emocionar ingenuos, somos quienes proponemos listas que no sirven, más que para azuzar a terceros a hacer comentarios que sólo lastiman a quienes se la creen.
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