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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

Inseguridad, violencia, corrupción y Graco. Estos son los ingredientes que complican los acuerdos políticos para alcanzar una alianza electoral en Morelos. A pesar de todo el diálogo sigue.

 

Cada día se complica más el panorama electoral rumbo a la sucesión. La violencia está marcando el camino y la corrupción se apodera del discurso de los partidos. Unos dicen que habrá mucho dinero, que se invertirán más de 300 millones para asegurar los votos y refrendar los triunfos del 2012; otros afirman que se utilizarán distintos métodos de coerción y amenaza para generar temor y manipular a la gente; algunos más piensan que el resentimiento social y el descrédito serán imposibles de superar. En algo coinciden todos: será una elección de miedo.

No hay forma de evitarlo: el cierre de sexenio de Graco Ramírez será convulsionado, más duro que el de Jorge Carrillo Olea y mucho más complejo que el de los panistas. El perredista ha dejado muchos heridos en el camino, ha sumado a todos en su contra y perdido los apoyos que le ayudaron a ganar la elección. Hoy no tiene amigos, le quedan pocos aliados políticos en México y hasta sus operadores electorales se han ido.

En campaña el lobo se disfrazó de oveja, cambió el discurso de la confrontación por el de la conciliación y se mostró afable con todos; la imagen se modificó para buscar votos: se dejaron de lado las amenazas y las descalificaciones, en su lugar hubo llamados a la conciliación, a la suma de esfuerzos y al diálogo. El perredista se rasuró el bigote, bajó de peso, se vistió de blanco y se puso la mano en el corazón para convencer a los votantes.

A la vuelta de muy poco tiempo la piel de oveja se cayó y resurgió el mismo Graco de siempre: el pendenciero, el retador, el intolerante, el que impone, el que grita y no acepta que le lleven la contraria. Van cinco años de conflictos ininterrumpidos, de pleitos permanentes y de un desgaste que lo ha colocado como el gobernador peor calificado de todo el país.

En Morelos el PRD busca desesperadamente un acuerdo electoral similar al que se está construyendo en México con el PAN y Movimiento Ciudadano. El trabajo que se hace es en dos vías: a nivel nacional colocando a Morelos en la mesa de negociación política para que el Sol Azteca encabece la fórmula y en lo local, dialogando con diferentes actores de ambos partidos para allanar el camino y permitir que se replique el pacto.

Pero las cosas no son sencillas, de hecho cada día el panorama se ve más complicado para el PRD a pesar del enorme esfuerzo de su dirigente estatal. La descomposición social, los imparables casos de violencia y la actitud del gobernador echan por tierra cada logro del partido. Cuando comienza a verse luz al final del camino y se muestran signos de acuerdo, aparece Graco y todo se viene abajo.

Del lado de Acción Nacional hay figuras interesadas en consolidar el Frente Amplio en Morelos, empezando por el ex gobernador Marco Adame; el médico opera con algunos de sus diputados (Víctor Caballero) y dialoga con diversos actores para que acepten pactar con el PRD y dejen que los perredistas pongan al candidato al gobierno estatal. Sin dignidad alguna Marco Adame opera a favor de quienes durante cinco años le han calificado de ladrón y afirman que el suyo fue un narcogobierno y que él fue empleado de los Beltrán Leyva. El que calla otorga.

La postura contraria la tienen el dirigente estatal panista y el diputado federal; Juan Carlos Martínez se ha manifestado invariablemente por el no, rechaza un pacto y sentencia que es imposible conciliar con un gobierno corrupto y coludido con el crimen; “el gran impedimento para una alianza con el PRD en Morelos es Graco Ramírez” dice el joven dirigente. Bolaños sigue esa línea y reitera que no caminará de la mano de quienes han lastimado a la sociedad, pide castigo para ellos y ofrece colocarlos en la misma posición que a gobernadores como Duarte o Borge. Más aún: ante la posibilidad de un Frente Amplio en Morelos, Javier Bolaños ha comenzado a tener acercamientos con Morena.

Concretar un acuerdo electoral con el PAN es de suma importancia para el PRD, casi de vida o muerte. Sin los azules el escenario perredista es complejo, sombrío, casi imposible. Con el PAN los amarillos tienen esperanza (dicen) porque sumarían los votos y matizarían el rechazo social. Movimiento Ciudadano es relleno, a nadie le importa, sobre todo en una entidad en donde el partido se ha reducido a nada, producto de una pésima dirigencia y un absurdo entreguismo político.

Panistas y perredistas analizan escenarios, valoran pros y contras de una posible alianza; discretamente dialogan en busca de un punto de encuentro. El PRD está dispuesto a ceder varias cosas, ofrece apoyos de diferentes tipos y argumenta que la suma de fuerzas será benéfica para ambos. En el PAN la opinión se divide: los adamistas aceptan la alianza si les garantizan posiciones personales; otros opinan que es imposible acordar con un gobierno que les ha perseguido a lo largo de cinco años; “Imposible un frente electoral con Graco en medio”.

La figura del gobernador complica las charlas; unos y otros saben que su presencia en la ecuación es imposible de superar, coinciden (aún sin decirlo) que no hay manera de lograr un buen acuerdo si está Graco y entienden que todo se complica en el momento que se menciona su nombre. Añaden: ¿Cómo verá la gente que el gobernador le entregue el poder a su hijo? …Y afirman: “A nivel nacional no están de acuerdo que Rodrigo sea el candidato mientras Graco siga siendo gobernador”.

El panorama es complicado para todos, particularmente para quienes buscan consolidar el Frente. Panistas y perredistas saben que el PRI está hundido, que no tiene candidatos rentables y que el adversario a vencer es el futbolista. Pero también se dan cuenta (los panistas) que una alianza PAN-PRD en Morelos puede regresar al PRI a la contienda, porque cargaría al FAD el enorme rechazo social del sexenio. Un dato importante: el PAN no es un partido de estructuras, sino de simpatía, su voto proviene de la empatía que logran con los ciudadanos y esto se puede acabar si se combinan con un gobierno que ha lastimado a la gente.

Un elemento más flota en el ambiente: ¿Y si el gobierno federal inicia un proceso a Graco o a alguno de sus colaboradores cercanos? Pensemos: Graco Ramírez se ha distanciado de la federación, tiene enemigos políticos muy fuertes y perdió casi totalmente el apoyo de su partido. Los Chuchos, su grupo origen, le ha dado la espalda, Alejandra Barrales no simpatiza con él y en el PAN ya le excluyeron de las mesas de negociación política.

Graco está solo, en el sótano de la opinión pública y con múltiples acusaciones por desvío de recursos, falta de transparencia y asociación delictuosa. ¿Existe la certeza de que ninguna de las denuncias en su contra cobrará vida antes de que termine su mandato? ¿Alguien puede asegurar que no le sucederá lo mismo que a Javier Duarte, Beto Borge o Roberto Sandoval? Porque si algo así ocurriera, el golpe político sería enorme y aniquilaría políticamente a su partido o al FAD en Morelos. ¿Hay certeza de que no ocurrirá algo así?

El gobernador es el elemento incómodo para todos en la próxima elección: la gente lo desprecia, los partidos le huyen y sus aliados le rechazan. Construir el Frente Amplio en Morelos es importante para el PRD y para el gobernador, el triunfo electoral en el 2018 es valioso para el Sol Azteca, pero indispensable para el mandatario. El problema es uno: mientras Graco sea gobernador, el FAD no avanzará.

La bandera electoral de todos los adversarios del régimen está a la vista: cárcel a Graco. Si el PRD pierde, las posibilidades de que el tabasqueño sea procesado igual que Duarte aumentan exponencialmente.

  • posdata

La noticia se difundió rápidamente el sábado por la tarde en las redes sociales: Rafael Arámburu, un conocido y apreciado empresario capitalino estaba desaparecido desde el miércoles; su familia nada sabía de él y su negocio, el emblemático Bar Cuernavaca estaba cerrado.

La última vez que se le vio, dicen, fue en la reunión del Grupo Empresarial Morelos; iba, como siempre, de traje y con esa mirada afable que le caracterizaba. Su imagen y la ficha de búsqueda emitida por la fiscalía se reprodujeron por cientos en pocos minutos; amigos, conocidos y personas solidarias la replicaron en sus perfiles, solicitando ayuda para encontrarlo. Por la noche autoridades morelenses informaron el hallazgo de su cuerpo sin vida en Taxco Guerrero.

Nada se sabe de lo ocurrido, salvo que se trató de un asesinato. Uno más en el sexenio de un gobernante más preocupado en viajar y hacer política nacional que en salvaguardar la integridad de sus gobernados. A Rafael se lo llevaron vivo de Cuernavaca y lo dejaron sin vida en Taxco.

Atrás quedaron las promesas de Graco Ramírez de encabezar cada mañana una reunión de seguridad; hoy, desde su departamento en Polanco, observa la vida de manera distinta, intenta colocarse de nuevo en el escenario político del 2018 y deja a otros, quien sea, la tarea de administrar el estado.

La próxima semana la “sociedad civil organizada” otorgará un reconocimiento al comisionado de seguridad en Morelos como “personaje del año 2017” por su trayectoria y labor en materia de seguridad ciudadana. Por esa línea no sería extraño ver más adelante un reconocimiento al gobernador por su tolerancia, compromiso social y honestidad.

Así las cosas en Morelos.

  • nota

Los abogados comienzan a organizarse tras la muerte de Rafael Arámburu; uno más de su gremio ha sido asesinado.

A los profesionales del derecho les ha ido muy mal a lo largo del actual sexenio. Varios de ellos han sido secuestrados, muchos son extorsionados, algunos han sido asesinados y casi todos reciben el desprecio oficial.

Cuando alzaron la voz por el asesinato de Rodolfo García Aragón la respuesta del comisionado de seguridad fue contundente: “Una muerte más no cambiará la estrategia de seguridad pública; quien camina al filo del precipicio y se cae, no tiene derecho a acudir a la autoridad a pedir explicaciones de por qué se cayó

Ahora de nueva cuenta hay llamados de barras y organizaciones de abogados que piden solidaridad con la familia y unidad del gremio para exigir a las autoridades que se explique lo ocurrido, se castigue a los culpables y cese la violencia.

Los profesionales del derecho son un gremio amplio, fuerte, pero desorganizado y muy poco solidario entre si. Algunos alzan la voz, otros más publican cosas en redes sociales, pero a la hora de actuar, casi todos dan un paso atrás.

Los golpes de la delincuencia han sido fuertes en todos los sectores, pero en el caso de los leguleyos existe una doble victimización: primero la muerte y luego las acusaciones de que “eso les paso por andar en malos pasos”.

Las autoridades no ya no investigan, dejan que el tiempo transcurra y utilizan la presunción de un vínculo con la delincuencia para que nadie diga nada. Aunque se trata de profesionales que viven de la ley, las barras y asociaciones no han sido capaces de hacerla valer para que la justicia llegue.

Triste lo ocurrido a Rafael Arámburu. Más triste que seguramente, como en casi todos los casos, el crimen quedará impune.

  • post it

¡Y el reconocimiento para el Personaje del año es para…!

  • redes sociales

Meme eres y en meme te convertirás.

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