1985 y 2017: Terremotos y sus réplicas políticas
A raíz de la tragedia provocada por el sismo de 1985 y ante gobiernos completamente rebasados por los daños y afectaciones, surgió al menos en la hoy Ciudad de México, lo que podríamos denominar una sociedad organizada, cuyos efectos en sus réplicas se dejaron sentir en las elecciones del 6 de julio de 1988 haciéndole lo que el ex candidato presidencial panista y empresario de Sinaloa, Manuel J Clouthier del Rincón, llamó “un boquete al sistema político y social mexicano”.
Este año, ante el sismo de 2017 y gobiernos nuevamente rebasados, comienza a verse una intensa participación ciudadana al organizarse más allá de las instancias oficiales, para recabar víveres, distribuirlos y hacer frente a los daños ocasionados por el sismo del pasado 19 de septiembre a las 13:14 horas. La pregunta es ¿llegarán sus efectos a la jornada electoral del 1 de julio del 2018?
La fecha pareciera ser muy lejana, máxime cuando la llamada participación ciudadana puede dejarse sentir casi en lo inmediato sobre todo en dos aspectos:
1.- Modificar la manera de hacer campañas políticas, evitando tanto despilfarro, verborrea política y más de lo mismo. Después de lo ocurrido y ante tanta necesidad, sería una ofensa que esto no suceda.
2.- Evitar que la necesaria reconstrucción ante lo provocado por el sismo, termine en un negocio más de la clase política gobernante, como lo fue en 1985.
De no hacer mínimo estas dos “tareas ciudadanas”, lo que ocurra en julio del próximo año será lo menos importante: simplemente cambiaremos para que todo siga igual, en espera de la siguiente tragedia, que podría ser un sismo, inundaciones o votar por los mismos de siempre.