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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
Las tragedias no vienen solas, cuentan los sabios. Morelos vive tiempos aciagos desde hace muchos años: violencia, inseguridad, corrupción, subdesarrollo… Ahora un sismo sacude la entidad, afecta severamente a 17 municipios, cobra la vida de decenas de personas y deja sin hogar a miles. Frente a ello hay algo bueno: la solidaridad de la gente. Ante la crisis surge la mejor versión de nuestro México.

 

 El sismo del martes pasado nos tomó por sorpresa a todos. Apenas dos semanas antes percibimos un movimiento telúrico muy fuerte, de 8.1 grados cuyo epicentro se ubicó en las costas de Chiapas y afectó a varios estados del sur del país; once días después una nueva sacudida de 7.1 grados se sintió en el centro de México con origen en la zona de Axochiapan Morelos. En ambos casos hubo víctimas fatales, en los dos existió una reacción oportuna de parte del gobierno federal y en todo momento resaltó la solidaridad y la fuerza del pueblo mexicano.

La tragedia pegó a Morelos en un momento de por sí crítico para el estado: agobiados por la inseguridad, la violencia, la corrupción y la falta de desarrollo, ahora fue un temblor muy fuerte lo que trastocó la historia de nuestra entidad y modificó la vida de miles de personas; nunca habíamos sentido algo así, ni tampoco habíamos sido epicentro de un terremoto.

Nada será igual después del sismo del #19S, la imagen de muchos pueblos y comunidades de nuestro estadio, incluyendo la capital cambiaron radicalmente producto de las afectaciones que causó el sismo. Casas, edificios, iglesias, escuelas, monumentos, carreteras… mucha infraestructura resultó dañada y en algunos casos será necesario demolerla. Miles de familias se quedaron sin nada y tendrán que iniciar su vida desde cero.

La crisis no ha pasado a pesar de que así lo afirma el gobernador Graco Ramírez; Morelos necesita de mucha ayuda y no está en condiciones de rechazar nada, aunque así lo exprese el tabasqueño. Miles de persona están en desgracia y duermen en las calles, cientos de casas se derrumbaron y todavía hay gente desaparecida; no podemos entrar a la etapa de reconstrucción (Graco dixit), porque se siguen buscando víctimas entre los escombros.

Una cosa es evidente: el gobernador de Morelos no está preparado para una situación así, no ha estado a la altura de una crisis de esta magnitud, ni tampoco está bien informado de lo que está ocurriendo en la tierra que gobierna. Cuando ocurrió el sismo Graco estaba en Michoacán haciendo política partidista, a su regreso se encerró en sus oficinas y sólo diez horas después acudió fuertemente custodiado a algunos lugares afectados. Lo peor: más de 48 horas después de los hechos el mandatario sigue hablando de lo sucedido sin conocimiento real de las cosas y exhibiendo a nivel nacional que es la persona menos informada de la crisis en su estado.

Pero frente a esta catástrofe institucional está la grandeza de un pueblo que volvió a salir a las calles como hace 32 años. Héroes anónimos que desde el primer minuto ayudaron a las víctimas y dos días después siguen aportando sus brazos para ayudar a los más necesitados. Estamos nuevamente frente a esa otra gran versión de México; los jóvenes están mostrándonos que son una nueva generación dispuesta a cambiar las cosas en su país.

En las calles la escena se ha vuelto común: hay centros de acopio en muchos lados, jóvenes recolectando víveres y multiplicando esfuerzos para ayudar. En los supermercados y en las calles se pueden observar vehículos cargados de alimentos, ropa y medicinas que se llevan a las zonas afectadas. En las redes sociales se comparte información sobre los lugares más necesitados y la forma como mejor se puede ayudar. Frente a la tragedia del sismo apareció el heroísmo y la solidaridad de una gran nación.

Lo que nos depara el futuro no es claro para nadie, pero es obvio para todos: vamos a levantarnos, seguiremos de pie y saldremos adelante una vez más. El panorama arquitectónico cambiará radicalmente en algunos lados, es posible que actividades cotidianas se modifiquen después de lo ocurrido y sin duda muchos hermanos tendrán que aprender a vivir sin un ser querido.

A pesar de ello saldremos adelante. Juntos.

Estamos viendo a muchos héroes ciudadanos.

Ésta es la mejor versión de nuestro querido México.

  • posdata

Puede ser que la gravedad de la tragedia sacó de balance a un hombre acostumbrado a la presión política, al reclamo social, pero no a este tipo de incidentes. Quizá sólo se trata del cansancio acumulado de un gobernante que ya quiere que se termine su mandato, que está harto de los problemas y no desea dar más la cara. Es probable que su postura descompuesta derive de la incompetencia de su equipo y de la falta de información verídica y confiable. Tal vez la descomposición facial que vemos en Graco Ramírez deriva de su mala relación con el gobierno federal y el cruce de información (fuentes distintas al gobernador) que la federación buscó desde el primer minuto de la tragedia, para contrastar las versiones que enviaba el gobierno estatal.

Como sea, lo que está a la vista es un gobierno rebasado por la crisis, asustado ante la situación e incapaz de coordinar las acciones de búsqueda, rescate, atención, alimentación y apoyo a las víctimas.

El sismo tomó al gobernador fuera del estado; otra vez el mandatario estaba lejos de Morelos cuando ocurrió la tragedia y tuvo que trasladarse hasta acá para responder a las demandas de auxilio ciudadano; Graco Ramírez andaba haciendo grilla en Michoacán, llegó a la entidad mucho tiempo después del sismo, lo primero que hizo fue trasladarse hasta las oficinas del C5 y más de diez horas después acudió a uno de los lugares afectados.

Un día después del sismo llegó a Morelos el Presidente de la República y el Secretario de Gobernación, ambos acudieron directamente a Jojutla, el municipio más devastado, y se percataron de dos cosas: la gravedad de la situación y la falta de conocimiento de la crisis de parte del gobierno estatal. Peña llegó y escuchó personalmente los reclamos al gobernador, lo trató con frialdad, no le iban a conceder el uso de la palabra, pero el mandatario le arrebató el micrófono al alcalde, a quien le correspondía hablar.

Varias veces a lo largo de estas últimas horas Graco ha sido entrevistado en cadena nacional y en todas se escucha desarticulado, desinformado y sin argumentos.

La crisis lo rebasó como gobierno y lo aniquiló como persona.

  • nota

Universitarios y gobierno sostuvieron hace unos días un encuentro en busca de darle salida a la crisis financiera que agobia a la universidad; a la cita acudieron diversos representantes de la UAEM, incluyendo a los sindicatos; del lado gubernamental estuvieron, entre otros, los titulares de Gobierno, educación y Hacienda.

La reunión entre las partes se dio luego de una serie de enfrentamientos institucionales que han derivado en una descomposición del ambiente político y enrarecimiento del clima social. Ninguna de las partes ha ganado, las dos han salido raspadas y el mayor costo lo lleva la comunidad universitaria.

El reencuentro entre autoridades universitarias y el estado abre la posibilidad de que la relación mejore y los problemas encuentren salida. La ausencia en la mesa del rector y del gobernador (aunque ambos estuvieron representados) permite a los participantes un diálogo más fluido, sin los elementos de encono personal que han marcado el debate y complicado la solución al problema.

Tras la charla se alcanzaron los primeros acuerdos, ambas partes se ven tensas, por momento incómodas y visiblemente desconfiadas una de la otra; a pesar de ello la mesa es valiosa porque retoma un diálogo perdido y permite caminar hacia una ruta  benéfica para ambas partes.

En la trama hay que ver más allá del rector y el gobernador; a su lado, a veces escondidos, hay personajes que complican el diálogo, que apuestan por la crisis, que son afectos a la confrontación y meten ruido. Ninguna de las partes es ajena a este tipo de expresiones, en ambas están presentes personajes que de manera unilateral tratan de complicar las cosas, suponen que el camino es vencer al rival y lucran con la crisis. Son, dirían los clásicos, los pendejos con iniciativa.

A pesar de los malos augurios de algunos personalmente espero que esta mesa permita a ambas instituciones poner punto final a un pleito que no ha beneficiado a nadie; tanto el gobierno como la universidad (sus titulares) han cometido errores, han caído en excesos y personalizado un asunto que afecta a miles de personas y daña al estado. Aún así aún es tiempo de parar la guerra y detener una lucha absurda.

Entendamos algo: en ningún escenario es posible ver a la universidad en quiebra; ni el gobierno federal, ni el estatal ni las propias autoridades universitarias pueden permitir que una institución tan grande e importante suspenda sus actividades y consecuentemente afecte la educación de más de 40 mil alumnos. Aquellos que piensan que ese es el camino para anular a un rector o poner de rodillas a un gobernador están equivocados, eso nunca va a suceder.

Un grave problema en esta historia han sido las amenazas, los amagues y la descomposición de la vida académica en nuestra máxima casa de estudios. Alejandro Vera está a punto de dejar el cargo de rector, lo mismo ocurre con Graco Ramírez. La secretaría de gobierno y la junta de gobierno universitaria tienen hoy la posibilidad de poner un alto a este pleito absurdo y resolver de fondo la crisis universitaria.

Ojalá este nuevo canal de diálogo permita que así sea.

post it

La noticia de que el DIF Morelos retenía los víveres que llegaban de otros estados para las víctimas del sismo corrió como pólvora en las redes sociales. Primero fue el audio de una persona que decía que en Bajada Chapultepec se estaban concentrando de manera irregular los apoyos para la gente; luego aparecieron imágenes y la convocatoria para que los ciudadanos exigieran que los víveres se entregaran de forma directa. En minutos la noticia se hizo viral y en menos de una hora la bodega del DIF estaba rodeada de personas.

Lo que comenzó como un mensaje aislado a la vuelta de unos minutos se transformó en un llamado multitudinario; cientos de personas acudieron, reclamaron a los encargados que el apoyo enviado desde otros estados no fuera retenido y más tarde entraron y comenzaron a llevarse lo que había, para entregarlo, decían, de manera directa a los afectados.

La versión del gobierno tardó en llegar, cuando los estrategas de comunicación se dieron cuenta, ya habían sido rebasados y lo único que atinaron a hacer fue negar las versiones de la gente y luego exponer a la presidenta del DIF en una entrevista. Los resultados de este plan fueron terribles: la crítica arreció y a Elena Cepeda le tundieron como nunca en lo que va del sexenio.

Es claro que también en materia informativa el gobierno estatal ha quedado rebasado. Los costos de la manera tan desafortunada como han actuado y comunicado en esta contingencia se ven de inmediato, pero también se sentirán al momento de que inicien las campañas electorales.

Los desaciertos en torno al sismo pueden ser la tumba política del PRD en las próximas elecciones.

  • redes sociales

Ni con troles, ni con anuncios, ni con páginas falsas se modifica la percepción pública. Aportar por la confrontación en lugar de la conciliación y el convencimiento es una pésima idea en política.

Las malas decisiones en esta materia están haciendo del gobernador de Morelos el villano en la historia del sismo.

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