Verónica Ramírez Ávila, de 56 años de edad, dijo que el 19 de septiembre padeció los peores segundos de su vida, y no entiende cómo no murió, pues ella padece del corazón. En su municipio, Jojutla, sigue el desastre. Las casas permanecen en ruinas, la gente duerme en las calles y la cifra de muertos aumenta día tras día.
Verónica previó que si otra réplica del sismo afecta a Jojutla, las muertes y afectaciones se incrementarían, pues existe un desorden total en el retiro de escombros; hay muchas casas cuarteadas y sin resguardado.
Sobre la ayuda de las autoridades, afirmó que los gobiernos están ausentes de donde ocurrieron los mayores daños, ya que en Jojutla sólo brigadas de jóvenes ayudan y sacan escombros.
Dicen que el presidente (Enrique) Peña Nieto vino el miércoles a Jojutla a ver a los damnificados, pero hasta acá no llegó, aquí donde hay más daños y dolor, y más muertos. Hasta aquí las autoridades no han traído ayuda, han llegado organizaciones civiles de otros estados y hasta de otros países, pero no del municipio, ni del estado, ni federales
, aseguró.
Como ejemplo, sostuvo que varios sobrevivientes fueron rescatados por sus vecinos y familiares. Ellos mismos, con ayuda de brigadas integradas por jóvenes, sacan desde el día 7 lo que les quedó y apartan escombros.
En cuanto a los víveres, Ramírez Ávila dijo que los damnificados reciben alimentos de personas solidarias procedentes de otros municipios y estados, e incluso extranjeros, que han llegado hasta esta zona devastada a darles una torta, una despensa, un tamal, una botella de agua.
Cuando se le pregunta si hay solidaridad, a Verónica se le quebró la voz y explicó que mucha gente de la cabecera municipal de Jojutla, del interior del estado y de otras entidades ha ofrecido respaldo.
Lamentó que ninguna autoridad, ya sea comunitaria, comisarios o representantes del gobierno estatal, ha coordinado para que haya orden en la entrega de ayuda. Pero la gente se organiza y se forma para recibir el auxilio que le llevan, destacó.
Ramírez Ávila y los otros seis integrantes de su familia habitan una casa que le prestaron, pues la de ella –ubicada en la calle 20 de Noviembre de la colonia Emiliano Zapata– resultó agrietada y espera que en un día no muy lejano le toque que llegue ahí una comisión de expertos en revisar viviendas que determine si el inmueble puede ser reparado o debe ser demolido.