I. Monitoreo. José Antonio Meade, secretario de Hacienda, informó que ya se aprobaron cuatro mil 500 millones de pesos para empezar la reconstrucción en las zonas afectadas por los sismos, y refirió que el primer desembolso que hizo el gobierno federal para atender la emergencia por los siniestros fue de dos mil millones de pesos. Pero lo mejor es que la ayuda llegue a los lugares donde se necesita. Sin sinuosos caminos. Afirmó que cada peso ocupado en esas tareas se podrá seguir puntualmente, que cada peso “tendrá GPS”. Y la metáfora sirve para dar tranquilidad a quienes se han sumado a la titánica tarea de levantar a un país. Hoy activará la página de transparencia y se podrá actualizar cada día. Honestidad es lo menos que merecemos.
II. Mudanza. Quien tendrá casa nueva, en caso de verse afectado por el sismo en Chiapas, es el senador Roberto Albores Gleason, y es que su papá, Roberto Albores Guillén, exgobernador de esa entidad, ya preparó nuevo hogar para su cachorro en el Frente Ciudadano, con el apoyo de los Chuchos. No sería la primera vez que los Albores cambiaran de ubicación política. En 2006 apoyaron tanto a Juan Sabines, que el PRI terminó expulsando al exgobernador. Pero mientras su destino lo coloca en donde mejor le convenga, Albores Gleason saca ventaja y entrega a damnificados del terremoto despensas con su nombre. A brincar.
III. Los disimulados. Quienes salieron ganando, hasta ahora, son los legisladores de la Cámara de Diputados, que siguen enfrascándose en temas que tampoco resuelven, como la reconstrucción tras los sismos. Han evadido elegantemente un mandato de la Corte que los obliga a discutir la iniciativa ciudadana promovida por Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán, sobre la reducción del costo de gasolina, obligando a revisar el IEPS y su impacto. La propuesta plantea la reducción de 50% a la cuota del IEPS, lo que bajaría los precios. Más que oportuno en este momento. Pero están más preocupados en la subasta altruista de “sus” presupuestos, que ni de ellos son.
IV. Avaricia. El nombre de Mónica García Villegas no se olvidará. No sólo es la propietaria del Colegio Rébsamen, en donde murieron 32 niños y cinco adultos, sino que sobre ella pesan, además, las obras realizadas a una parte de su institución educativa, pues tenía un departamento en el techo de la escuela, construído entre 2009 y 2017, con acabados de mármol y jacuzzi. Los cimientos de la obra original no pudieron soportar el peso y la escuela infanticida se vino abajo. Esta mujer, aún con el último cuerpo sin rescatar, se presentó a recuperar sus cosas, y hay versiones de que presentaba documentos falsos para continuar con la operación del colegio. Incapaz de dar la cara no sólo a las autoridades, sino también a los padres de familia, el punto diez en la bitácora ante familiares de los estudiantes es: paguen puntual su colegiatura. ¿Nadie la va a perseguir?
V. Reacios. Los senadores panistas “rebeldes” doblegaron a la cúpula de su partido, al obtener por unanimidad el apoyo de toda su bancada e impulsar el “decreto de emergencia” que canaliza fondos de partidos políticos a los damnificados de los recientes sismos. “El grupo parlamentario respalda las propuestas de varios de sus integrantes para que, por medio de un decreto de emergencia, se suspenda la aplicación de las reglas de la Ley General de Partidos Políticos en materia de financiamiento público”, anunció Fernando Herrera, coordinador de la bancada. La iniciativa la presentó Ernesto Cordero, y con las adiciones de los anayistas, propusieron dejar sin efecto, por un año, el artículo 51 y quitar a los partidos el restante de sus recursos de 2017 y 74% de los ingresos de 2018, alrededor de seis mil millones de pesos. La presión social no es del todo indiferente, ¿verdad?