CON LA SALIDA DE MARGARITA ZAVALA, EL PAN SE RESQUEBRAJA Y EN MORELOS SELLA SU MARIDAJE CON EL PRD…
Margarita Zavala es más que la esposa Felipe Calderón Hinojosa, cuyo cargo más importante fue ser Presidente de la República, pero sin crear de ella una falsa imagen su poder sobre pasó al de su pareja marital.
Dentro del Partido Acción Nacional, sobre el 75 por ciento de la militancia, Zavala significó una especie de ícono, sobre todo porque tuvo el impulso de los viejos panistas y sobre todo de la máxima imagen del albiazul: Manuel de Jesús Clouhtier, conocido como Maquio.
La semana pasada Margarita decide dejar 33 años de militancia activa dentro del PAN, quizá por conveniencia personal, pero también por filosofía y enojo contra la unión del agua y el aceite como es el Frente Ciudadano por México.
El asunto es que hoy en Morelos, la dirigencia de Juan Carlos Martínez Terrazas lo ha dejado callado, como a sus seguidores y más a una Sagrada Familia, que sin duda, buscará aprovechar el momento para su continuidad dentro de los cargos públicos.
En estos momentos la pregunta es saber dónde está el PAN, respuesta que ni sus mismos militantes saben porque se han encerrado en tratar de minimizar su divisionismo histórico, porque antes ellos lavaban la ropa en casa y hoy en su conjunción divina con el Partido de la Revolución Democrática, han aprendido a sacar sus males en público.
Y no es Margarita Zavala con su renuncia en Acción quien provoca el sismo del seis de octubre, ya lo traían desde antes y quizá desde la elección del año 2015 cuando evidenciaron que requerían sus estructuras de unidad.
Lo mismo ha pasado a nivel estatal, Juan Carlos Martínez Terrazas no ha logrado conjuntar los intereses de la Sagrada Familia con los de sus seguidores, porque la inexperiencia y conocimiento político es lo que sobresale de su persona.
Aun cuando el joven dirigente albiazul cuenta con el 80 por ciento del control de su consejo político estatal, sigue siendo insuficiente para saber cómo actuar y sobre todo en los momentos de división que hoy vive el PAN.
La cercanía entre el “Rey del Moche”, como es conocido en los círculos políticos a Ricardo Anaya desde que era Presidente de la República Felipe Calderón, a Juan Carlos Martínez Terrazas le traerá consecuencias personales, más que políticas.
Por eso quizá esté callado, apaciguado y hasta escondido el joven dirigente panista, quien todavía no sabe qué decir sobre la división de un instituto político que en la calle no había demostrado sus pleitos internos familiares.
Juan Carlos Martínez Terrazas también en Morelos cuenta con un instituto político dividido, lo demuestra con la práctica salida de su principal cómplice, el corrupto Carlos Alaníz Romero, quien hoy ya nadie sabe si es panista o perredista.
Como también con su actual coordinador parlamentario en el Congreso local, Víctor Manuel Caballero Solano, quien está totalmente deslindado de la dirigencia estatal de Acción Nacional, porque sus intereses personales son apoyados por otro panista en desgracia, el ex gobernador Marco Adame Castillo.
La hipocresía del médico y hoy diputado local, también deja en entredicho el liderazgo de Juan Carlos Martínez Terrazas, porque Caballero Solano solamente sabe obedecer las órdenes del ex dirigente panista Adrián Rivera Pérez, actualmente su coordinador de asesores.
Adrián Rivera Pérez no solamente influye dentro del médico partero, también en Norma Alicia Popoca Sotelo, de Carlos Alaníz y de su tío y principal consejero, Luis Miguel Ramírez Romero.
Son ellos los principales promotores del Frente Ciudadano por Morelos (alianza PAN-PRD) junto con el ex gobernador Marco Antonio Adame Castillo, quien de paso ha chamaqueado al imberbe Juan Carlos Martínez Terrazas.
Hoy sin Margarita Zavala y la “amistad” entre el dirigente panista de Morelos con Ricardo Anaya, lo que se perfila es ya una firme e inaplazable alianza electoral entre el PAN y el PRD, que los llamados neopanistas deberán asumir flojitos y sin hacer ruido.
La lucha de los neopanistas como los “sagrados” será en unidad, porque ahora su principal enemigo al salirse de casa lo deberán buscar entre la sociedad, que hoy da cuenta que hay en el panismo morelense una serie de actos de hipocresía.
Lo malo es que la boca cerrada de Juan Carlos Martínez Terrazas convoca para otro terremoto local entre la militancia panista, sobre todo aquella que creyó en un joven para darle impulso a un instituto político que después del 2012 se desmoronó. ¡Que pena!