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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

 

El frente electoral nacional es un hecho, los dirigentes de tres partidos lo han formalizado, aunque todavía no se define quién será el candidato presidencial. La replica local de ese acuerdo no es automática, ni obligatoria, ni mucho menos jurídica; para que exista un frente estatal se necesita de la voluntad, el esfuerzo y el trabajo de las dirigencias locales.

 

Tres partidos nacionales han acordado y registrado una alianza electoral por la presidencia de la república; juntos, PAN, PRD y MC formaron el Frente Ciudadano por México, cuyo objetivo es ganar las elecciones del 2018 con un candidato común. “No es una alianza tradicional de partidos, sino un frente amplio, algo mucho más robusto, con académicos, intelectuales, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos” dicen sus promotores. El acuerdo nacional no obliga a las dirigencias estatales a replicar el pacto, pero se espera que en varias entidades se siga la misma estrategia. ¿Habrá Frente en Morelos?

Construir el acuerdo político entre tres partidos por la Presidencia de la República no fue sencillo, se requirió de un enorme esfuerzo de las partes y muchas horas dedicadas al cabildeo político para alcanzar puntos de coincidencia y una plataforma electoral común. El diálogo entre las dirigencias se centró en la candidatura presidencial, pero también se abordó la posibilidad de ir en alianza en los estados donde habrá elecciones concurrentes, como Morelos.

Aunque no fue sencillo formar el Frente Ciudadano por México, la parte más difícil aún está por venir. El acuerdo inicial logró la suma de siglas, el siguiente paso es la definición de la persona que encabezará el proyecto y eventualmente podría ser el próximo presidente de México. Ahí es donde la discusión se puede entrampar.

Las dirigencias nacionales están enfocando sus baterías al proyecto presidencial, el cabildeo es muy intenso porque la vida interna de los partidos así se los demanda. En el PRD viven una severa crisis interna, el partido está desfondado y casi todas sus estructuras son obsoletas; la aportación electoral del Sol Azteca al Frente es de apenas un dígito y las posibilidades de que su estructura y fuerza política caigan va de la mano de los escándalos que siguen apareciendo en esa institución y el éxodo de personajes representativos de la izquierda hacia el movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Del lado del PAN las cosas no son mejores. La salida de Margarita Zavala se combina con el divisionismo que dentro del Acción Nacional ha provocado Ricardo Anaya. El dirigente nacional panista paso de ser el niño maravilla de la política a un corrupto personaje más de la fauna de poder en México. La fuerza del PAN ha ido decayendo por el enfado interno contra Ricardo Anaya, sus escándalos de corrupción y su obsesión por ser él quien encabece la candidatura del Frente Ciudadano por México.

Sumidos en esta dinámica los dirigentes nacionales han dejado sueltas las alianzas locales; en la mayoría de los estados no ha empezado el cabildeo local y los tiempos jurídicos avanzan. En Guerrero ya se reunieron públicamente el PRD y Movimiento Ciudadano; en Morelos, por el contrario, las dirigencias del PAN y del PRD están cada día más distanciadas. 

En la tierra de Zapata existe la posibilidad de que se concrete un frente electoral, pero si eso ocurre será por decisión de las dirigencias nacionales, no del trabajo local de los partidos. Hasta ahora ninguno de los representantes estatales de quienes integran el Frente Ciudadano por México han trabajado esa posibilidad y comenzado a dialogar con ese objetivo. Salvo el presidente del PRD, que insistentemente habla de la factibilidad de un pacto local, los del PAN y de Movimiento Ciudadano rechazan la alianza o ponen en duda que el acuerdo se replique.

Juan Carlos Martínez Terrazas, del PAN, es el principal opositor de un frente electoral en Morelos, se ha cansado de repetir que en Morelos el su partido no caminará al lado del PRD y permanentemente cuestiona el actuar del gobierno del estado. Para Terrazas la posibilidad de un pacto con el Sol Azteca representa una traición (sic) a la gente, porque es impensable apostar por la continuidad de un proyecto de gobierno que ha lastimado al estado y engañado a la gente de Morelos.

Jessica Ortega de Movimiento Ciudadano no es tan dura en sus expresiones, pero tampoco está a favor del frente; para la presidenta naranja todavía falta mucho por analizar en ese tema y afirma que la construcción de un frente nacional no obliga a los estados a replicar ese acuerdo.

Mientras unos y otros discuten los tiempos legales avanzan. Para las dirigencias nacionales es prioridad sacar el candidato presidencial del Frente y detener el golpeteo interno en sus partidos; lo que suceda en los estados está en segundo plano y parece haber quedado en manos de las dirigencias estatales.

La posibilidad de que en Morelos se construya un Frente Ciudadano depende de lo que decidan las dirigencias nacionales, pero también tiene mucho que ver con el trabajo local que hagan los integrantes de los tres partidos. No hay obligación legal de hacer alianzas estatales, ni existen facultades jurídicas para desde México impongan un acuerdo de este tipo; existen antecedentes en otros estados en donde las dirigencias locales se rebelaron a la línea central y se negaron a replicar pactos federales. Por eso es importante el cabildeo local y sobre todo el convencimiento de las estructuras de los tres partidos.

En Morelos se necesita un esfuerzo enorme para construir un buen pacto entre partidos. La sola suma de siglas por acuerdos cupulares no es garantía de nada y por el contrario, se puede volver contraproducente si se impone. Los dirigentes estatales de las res fuerzas políticas (PAN, PRD y MC) no están cabildeando la alianza, ni entre ellos ni con sus militancias; hasta el momento no existe ningún acuerdo y cada quien camina por separado.

Los últimos acontecimientos derivados del sismo del 19 de septiembre enrarecieron el ambiente social y contaminaron el escenario político; la construcción de un frente electoral en Morelos no es ajena a lo ocurrido en días pasados con la entrega de despensas y su suerte de ese pacto está ligada a la operación del fideicomiso estatal de reconstrucción.

Igual que en México, en Morelos el primer paso es la construcción de un acuerdo entre partidos; el segundo es la definición del candidato. Lograr la alianza no será cosa sencilla; ponerle nombre al abanderado es labor titánica.

  • posdata

Varios actores políticos están decididos a buscar una candidatura en el 2018 y trabajan para ello. Algunos como Matías Nazario apuestan a sus relaciones nacionales; otros como Cuauhtémoc Blanco confían en la simpatía que despiertan y unos más como Rabín Salazar sueñan con una ola nacional que los arrastre.

Ningún aspirante hasta el momento ha mostrado tener una base social sólida, una estrategia de comunicación adecuada ni una estructura territorial confiable. Unos y otros juegan con escenarios ficticios, suponen que las elecciones se ganan con dinero y que el votante puede ser manipulado como acarreado en evento político.

Poco a poco la manera de hacer campaña ha ido cambiando en México, el ciudadano ha ido tomando conciencia del poder de su voto y le sigue el juego a los políticos. Ya no es tan sencillo manipular a la gente, ni tan cómodo orientar una elección; el dinero es una pieza importante del rompecabezas electoral, pero ha dejado de ser el elemento que define totalmente la elección. La imagen pública, la personalidad del candidato y los sentimientos sociales son hoy factores determinantes.

Pongamos como ejemplo Veracruz: en aquel estado el gobierno local y el federal invirtieron muchísimo dinero, utilizaron todos los recursos institucionales y recurrieron a la compra y a la amenaza para atraer votos. Fue una elección de estado en todos los sentidos, la fuerza de varios gobiernos se dejó sentir en el puerto, pero a pesar de ello y de los miles de millones de pesos gastados, la gente no olvidó el mal gobierno y votó en contra del partido en el poder. El PRI perdió por todo lo malo que hizo la administración saliente y Yunes ganó a pesar de ser un pésimo candidato. Conclusión: el enojo social derrotó al dinero.

Otro ejemplo: En el Estado de México también hubo una elección de estado y la presencia del más fuerte candidato presidencial en la campaña. En aquella entidad también corrió mucho dinero, participaron figuras de talla nacional y la dirigencia nacional de Morena se volcó en apoyo a su candidata. La diferencia con Veracruz fue que el gobernador saliente no era tan mal visto por la gente (como Duarte) y Morena pecó de arrogante. El PRI operó con toda su fuerza y López Obrador desestimó la ayuda de otros para ganar. Conclusión: la soberbia derrotó la popularidad.

¿Cuál será el perfil de los candidatos de los partidos en Morelos? ¿Cómo van a actuar los aspirantes a la gubernatura? ¿Cuál es su base social y sus alianzas políticas? ¿Cómo se van a comunicar con el votante y de qué camino utilizarán para ganar su confianza?

Concluyo: ni el dinero ni la popularidad personal por si solas son suficientes para ganar la elección. Mucho menos la imposición política.

  • nota

Los aspirantes a los distintos cargos de elección popular han gastado mucho dinero en sus respectivos proyectos, pero pocos son los que verdaderamente están creciendo socialmente.

La política es una profesión muy cara, demanda de una enorme inversión de recursos materiales, económicos y humanos, pero no siempre alcanza los resultados deseados. No todo se logra gastando.

Frente a una elección en donde se presume habrá mucho dinero, la clave es la precisión en todos los sentidos: en la estructura, en las alianzas, en el mensaje, en la comunicación…

¿Quién de los aspirantes a la gubernatura de Morelos trabaja de manera eficiente, con un equipo profesional, pero sobre todo con resultados? ¿Cuál de ellos ha logrado conectar su imagen con la gente y pasar del acarreo político y la estructura de papel al liderazgo social? ¿Quién comunica y no sólo multiplica mensajes al viento? ¿Cuál de ellos ha tejido una verdadera alianza política más allá de sus incondicionales? ¿Quién ha podido involucrar en su proyecto a los grupos sociales, académicos, religiosos, deportivos, civiles, de profesionistas…? ¿Quién quiere ser candidato en Morelos y trabaja de manera profesional para lograrlo?

  • post it

El llamado lo hacen comerciantes, restauranteros, empresarios y ciudadanos: urge reactivar la economía estatal. El sismo no sólo devastó gran parte del estado, también afecto muy fuerte al comercio local.

Las cifras son de miedo y las da la Canacope: 800 negocios de Cuernavaca (sólo de Cuernavaca) están en riesgo de quiebra por las bajas ventas. También la Canirac alza la voz: en muchos restaurantes el consumo ha bajado hasta en un 80 por ciento.

El gobierno estatal ha planteado un fideicomiso de reconstrucción de viviendas paralelo al plan nacional que impulsa la federación, pero ninguno hasta ahora ha ofrecido algo concreto para ayudar a reactivar la economía y mantener viva la fuente de empleo de miles de ciudadanos.

Las dirigencias de Canacope y Canirac lanza una propuesta: A quienes generosamente están ayudando a las zonas afectadas por el terremoto les pedimos que compren los víveres y enseres en los comercios locales; así se apoya a los damnificados y también al comercio.

Excelente idea. Es un buen principio.

  • redes sociales

El mensaje llega a través de las redes sociales; es una corrección oportuna de lo escrito en este mismo espacio hace un par de días:

“El nombramiento de Sergio Beltrán Toto como encargado del fideicomiso de reconstrucción de las viviendas afectadas en Morelos NO es un error de cálculo político del gobernador, es una apuesta por la continuidad de la corrupción en el manejo de un fondo de más de 300 millones de pesos… recuerda que la complicidad es más fuerte que cualquier amistad”

Nada que agregar. Vox populi.

Comentarios para una columna sonriente:

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