El sismo del 19 de septiembre, como fenómeno natural, no trajo afectaciones graves al medio ambiente, sin embargo, sus efectos colaterales pueden convertirse en graves problemas en el mediano y largo plazo, especialmente por el manejo de residuos de los centros de acopio y albergues, por la falta de espacios suficientes para la disposición de los escombros generados por el derrumbe de miles de edificios, consideró Oscar Dorado Ramírez, Premio Nacional de Ecología e investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos; quien aseguró que a pesar de la predominancia de otras prioridades frente a la contingencia, es necesario que se considere el factor ambiental.
Los sismos ocurren en la naturaleza con frecuencia, expuso el investigador “hay eventos que son naturales, los manantiales se van cerrando con el tiempo porque se van sedimentando y surgen otros; y en otros momentos, como en éste, se rompe y se hacen nuevos manantiales. Yo pienso que la trascendencia es relativamente menor, frecuentemente estos manantiales están en lugares bajos y de manera natural existe agua, y sí hay algunos cambios”.
Pero el efecto catastrófico de una emergencia como la provocada por el sismo, “es algo relativo al ser humano: una gran cantidad de gente, afortunadamente, ha traído de Morelos y a otros estados de la República, toneladas de víveres envueltos o envasados en plásticos, evidentemente, de alguna manera de lo que menos se preocupa el ser humano en estos momentos es del ambiente, lo que quiere es comer, es una emergencia.
“Y tantos plásticos como en las aguas que se reparten frente a una gran necesidad, y quizá más con el Unicel en que se sirven las comidas; es una gran cantidad de basura. Y si en Morelos de manera natural, de manera cotidiana somos medio sucios; el morelense produce en promedio 1.3 kilogramos diarios de basura; hay que aceptarlo, mucho más ahora. Esta contaminación es impresionante, actualmente al Sur de Morelos, pero no solamente, también en otros lugares, en varios municipios que hubo esta contingencia”, señaló.
A este respecto, es un problema no sólo la generación de basura, sino la inadecuada disposición de los desperdicios, “no tenemos un confinamiento adecuado de residuos sólidos, tenemos infinidad de tiraderos a cielo abierto: chiquitos, medianos y grandotes; tenemos un centro de confinamiento final que está en Cuautla, pero no toda la basura se lleva ahí y no es un relleno sanitario como tal, tiene muchos problemas; entre ellos los lixiviados se tratan de manera inadecuada”. Y la disposición de los residuos es mucho más desordenada ahora con la emergencia, “porque no es una prioridad ahora”.
Por otra parte, está el problema del escombro, “la gran cantidad de casas que se cayeron han originado mucho cascajo, y eso, pues se está tirando donde sea. Ya hay sitios en donde se puede llevar el escombro, pero está siendo muy desorganizado. Y también debemos entender que lo que menos interesa en este momento es la contaminación ambiental, sin embargo, a mediano y largo plazo puede ser un gran problema, si es que el Gobierno no se organiza y realmente pone más centros de acopio de cascajo”, concluyó.