Universidad en crisis
Los problemas en la UAEM no son nuevos, ni tampoco producto de la casualidad. En la comedia de equivocaciones que tiene a la universidad en crisis hay muchos actores: el rector, el gobernador, los sindicatos, la FEUM… En esta historia no hay buenos y malos, todos comparten culpa y responsabilidad.
La universidad de Morelos vive escenarios inéditos y un panorama desalentador. La unidad que en otro tiempo caracterizó a nuestra máxima casa de estudios es cosa del pasado; el grito de UAEM y las muestras públicas de unión se desvanecieron cuando la crisis económica alcanzó el bolsillo de los trabajadores y actores políticos se involucraron en la vida interna. Lo que pasa en nuestra máxima casa de estudios no es culpa de una sola persona, es el resultado de una serie de acciones que en conjunto colocaron a la universidad al borde del colapso. Como dice el dicho: cuando la pobreza entró por la puerta, el amor salió por la ventana.
No se puede entender la crisis universitaria sin la participación de varios actores y la suma de distintas posiciones. En primer lugar están el rector Alejandro Vera y el gobernador Graco Ramírez, ambos distanciados en lo personal, radicalizados en su postura y confrontados institucionalmente, dieron vida a la crisis que hoy vemos. Ninguno de los dos es totalmente culpable ni absolutamente inocente, ambos tienen responsabilidad en lo que hoy sucede y forman parte de la cadena de errores que han lastimado a la comunidad universitaria.
En segundo plano están los sindicatos, el líder de la FEUM y algunos personajes cercanos a Alejandro Vera y Graco Ramírez; me refiero a quienes han tenido posturas radicales y desde hace mucho tiempo apostaron por la confrontación en lugar de buscar la conciliación. Del lado del gobernador hubo figuras como Gustavo Martínez que se cansaron de envenenar al jefe del ejecutivo y del lado del rector está un Javier Sicilia que mantiene al universitario en el ring.
Pero insisto: lo que estamos viendo en nuestra máxima casa de estudios no es culpa ni responsabilidad individual, es la consecuencia de actitudes, posturas, acciones y decisiones que a lo largo de muchos años y sobre todo en fechas recientes, han puesto contra la pared a la UAEM y afectan de manera directa a miles de estudiantes.
Vamos por partes: la crisis económica que agobia a los universitarios no tiene que ver con el mal manejo o robo de los recursos, sino con la herencia deficitaria que se arrastra desde hace al menos diez años y que se relaciona de manera directa con el régimen de pensiones y jubilaciones. Pero no es sólo eso.
Otro aspecto importante es la inversión multimillonaria que se ha hecho en el actual rectorado en infraestructura y ampliación de la matrícula: durante el periodo de Alejandro Vera se duplicó el número de alumnos y también el patrimonio inmobiliario de la universidad; hablamos de un crecimiento de casi veinte mil alumnos y cien mil metros cuadrados más.
Esto último, a pesar de lo que se diga, no puede considerarse un error; apostar por la educación y abrir más espacios para que jóvenes cursen de manera gratuita sus estudios universitarios nunca será malo. El problema es que la enorme inversión económica no se acompañó de una planeación financiera adecuada y una medición de escenarios. Más claro: se utilizó el dinero, pero no se previno de que manera compensar las finanzas.
Aquí entró otro factor: el político. Alejandro Vera ha sido un buen rector, pero en algún punto de la historia reciente se convirtió en un actor político del estado y jugó un rol muy importante en la defensa de las víctimas de la violencia. El universitario no debía portar la playera de activista, pero la usó porque nadie más en el estado quiso entrar a un tema tan complicado y doloroso.
Un error fundamental de Alejandro Vera en esta faceta es que aunque es un universitario reconocido y un hombre de buena voluntad, no sabe de política y se rodeó de figuras radicales que entienden el ejercicio de poder como una lucha de fuerzas y no como un esfuerzo por encontrar coincidencias. Vera se veía bien atendiendo a las víctimas, pero no era correcto que al hacerlo se volviera un personaje radical que utilizara a la UAEM como plataforma para estas acciones.
Era obvio que el rector iba a chocar con el gobernador y se toparía con el temperamento de un político (Graco Ramírez) acostumbrado a imponer y a regañar. Vera decidió confrontar directamente al perredista, opto por el rompimiento total de relaciones, pero olvidó que institucionalmente la universidad y el gobierno no pueden caminar separados. Está visto que el jefe del ejecutivo emprendió una lucha directa contra el rector y se llevó entre las patas a los universitarios, pero es claro que también el rector jugó en esa cancha y no le importó poner en riesgo la estabilidad de la UAEM con tal de hacer valer su verdad en esta pelea personal.
La crisis económica que hoy ahoga a la UAEM tiene muchas razones y muchos responsables. Hoy los sindicatos y la FEUM critican al rector por haber perdido la capacidad de interlocución con el ejecutivo, le culpan de no tener opciones para llegarse de recursos financieros y también por mantener una postura radical contra el gobierno del estado. Lo que olvidan los líderes sindicales y el dirigente estudiantil es que ellos fueron parte de esa lucha, que en muchos momentos incitaron los movimientos y acompañaron a Vera en las marchas. Todos tienen responsabilidad en la crisis universitaria.
Pero lo importante ahora no es hacer historia o un recuento de daños, eso sólo sirve para el anecdotario; lo fundamental es que todas las partes se den cuenta de la situación a la que han llevado a la universidad y las consecuencias que pueden venir si el problema no se resuelve pronto. Lo verdaderamente importante no es la lucha de poder entre Graco y Vera, tampoco la muestra de fuerza de los sindicatos ni la lastimosa postura de Israel Reyes. Lo que se tiene que cuidar es que no se trastoque la vida interna de la UAEM ni se afecte la educación de más de 40 mil alumnos.
La universidad quedó muy lastimada en el sismo del pasado 19 de septiembre y necesita una inyección importante e inmediata de recursos para recuperar su operatividad; la crisis financiera en la UAEM no está sólo en la falta de pago a trabajadores, también aparece la afectación a los edificios y el urgentísimo rescate financiero.
Tras muchos meses de conflictos y ante un escenario catastrófico todos los involucrados en este tema deberían hacer un alto en el camino y anteponer los interese de los alumnos y el personal universitario antes que las filias y fobias personales. Si no suman fuerzas todos: gobernador, rector, sindicatos y estudiantes, el futuro de nuestra máxima casa de estudios será terrible.
Insisto: en esta historia no hay buenos y malos; todos comparten culpas.
- posdata
A unos meses de que concluya su encargo como rector de la UAEM, los sindicatos y la FEUM piden a Alejandro Vera Jiménez que renuncie. La petición se sustenta en la poca capacidad de gestión que le ven y la necesidad de recuperar la estabilidad económica en la máxima casa de estudios.
La petición de quienes exigen la salida de Vera se entiende en el contexto del enfrentamiento personal que hay entre ellos, pero no es una medida racional para solucionar el problema de fondo. En este momento lo más fácil para el rector sería renunciar al cargo y alejarse de la crisis económica, dedicarse de lleno a sus aspiraciones políticas personales y convertirse en un espectador más de lo que sucede en la universidad. Para él, insisto, es lo más sencillo porque además ya libró el proceso legal que el gobierno de Graco Ramírez le interpuso y no es claro si las denuncias nacionales alcanzarán a tocarlo.
Pero… ¿Resuelve la renuncia de Vera la situación económica de la UAEM?
La salida de Alejandro Vera sin duda bajaría presión política, quita del escenario al principal opositor del gobernador, pero… ¿Así fluiría de inmediato la ayuda económica? Si la respuesta es afirmativa, Alejandro Vera Jiménez haría bien en retirarse.
Lo que no se puede perder de vista, empero, es que la situación económica no es exclusiva de la universidad y la falta de recursos universitarios no es consecuencia sólo de una persona. El gobierno estatal no tiene dinero para rescatar a la universidad y la federación, luego de los sismos, ha cancelado la ayuda extraordinaria que antes habían comprometido.
Los universitarios tendrían que analizar fríamente lo que están viviendo y entender, lejos de pasiones personales, que la única manera de resolver la crisis actual es caminando juntos. Puede ser que la salida anticipada de Vera ayude; si es así Alejandro debería ser prudente y aportar eso a la solución. Pero si la solicitud de renuncia es por motivos personales y no como una medida sensata para ayudar a salir del atolladero, lo que deberían hacer los universitarios es cerrar filas en torno a la institución (no en torno a una persona) y buscar juntos la solución al problema.
La UAEM es mucho más que una persona y la crisis no empezó ni concluirá con una rectoría. El próximo jefe universitario, quien quiera que sea, deberá atender esta misma problemática y resolver de inmediato la profunda división que en las últimas semanas se ha dado entre la comunidad universitaria.
En una cosa el gobernador ganó: logró dividir a la comunidad universitaria.
La sensatez y el diálogo es algo que siempre ha caracterizado a los universitarios; es tiempo de que recuperen esos valores.
- nota
La presencia de Francisco Moreno como precandidado del PRI al gobierno estatal evidenció el manejo de la dirigencia estatal y los acuerdos extraoficiales que hay en ese partido.
Ya se sabía que Maricela Velázquez es pieza operativa del gobierno de nueva visión y que su labor en el PRI es preparar el escenario al PRD en el 2018; ahora vemos que también Alberto Martínez juega ese papel y opera para que el Sol Azteca tenga un escenario cómodo en las próximas elecciones.
La estrategia gubernamental no es mala: si el escenario perredista se dificulta, lo que hay que hacer es complicar las cosas en las otras casas y equilibrar los escenarios. Es un remake de lo que se hizo en el 2012 cuando se pactó la entrega del PRI, con la diferencia que ahora el acuerdo es local y no nacional, como ocurrió en aquella ocasión.
Esto último hace diferencia: si la línea de entregar la plaza viene de México, los actores estatales tienen que acatar; hoy no es así: los pactos son locales y personales, contravienen el objetivo nacional y al hacerlo se salen de la línea que se ha marcado en Burareli y Molino del Rey.
En México ya notaron que la dirigencia estatal del PRI trae su propio juego e intereses, observan en Francisco Moreno un factor de división y mandan señales a su promotor (Alberto Martínez) para que lo “baje” de la precandidatura.
Simple: el intento de vender al PRI es estatal, no nacional, de ahí la reacción que ya comienza a haber contra la dupla directiva y el alfil del gobernador. Como van las cosas, en breve puede llegar un delegado especial a hacerse cargo del proceso en Morelos.
- post it
El 13 de diciembre deben quedar formalizadas las alianzas y coaliciones que buscarán la gubernatura de Morelos en el 2018. A nivel nacional se concretó el Frente Ciudadano por México que integra al PAN., PRD y MC, pero localmente aún no comienzan formalmente los trabajos para replicar ese acuerdo.
Algunos dicen que la posibilidad de que estos tres partidos vayan juntos por la gubernatura de Morelos depende de México, que ahí se decidirá y que en Morelos tendrán que aceptar lo que las dirigencias nacionales acuerden. Otros mencionan que será aquí donde tomarán la decisión y que un porcentaje alto de la decisión depende de lo que consideren los dirigentes estatales y el propio gobernador.
Dos cosas al respecto: 1- Independientemente de dónde se tome la decisión, es fundamental el trabajo interno para sensibilizar a las militancias. Y 2- Más allá de quien resulte candidato, la estructura y fuerza del PRD local es clave para pensar en una victoria; de los tres partidos que conforman el Frente, en Morelos sólo el Sol Azteca tiene estructura.
- redes sociales
¿Qué aspirante a gobernador tiene mejor manejo y presencia en redes sociales?
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