Pero la duda no es el tamaño de la “paliza” y tampoco hasta cuándo terminará la golpiza.
No, la verdadera pregunta es sobre la responsabilidad que tienen en la debacle del PAN los auténticos panistas; líderes reales y la estructura territorial del partido azul.
Por eso la pregunta: ¿no hay nadie capaz de parar a un locuaz que por sus ambiciones sin freno ya empujó al barranco al único partido capaz de ser alternativa a las dos versiones del PRI; el de Peña Nieto y el de AMLO?
Y es que podrán decir misa los aliados de Anaya, los sometidos por Anaya y los comprados por Anaya, pero lo cierto es que el PAN empezó el más peligroso proceso de exterminio del que se tenga memoria en 80 años.
Por lo pronto el PAN podría no estar en la boleta de 2018 —ni en las presidenciales y menos en la renovación de Ciudad de México—, porque por encima de los órganos rectores del partido, el señor Anaya decretó que los azules vayan en alianza con el PRD y MC, lo que anulará la plataforma electoral del PAN, sus principios y doctrina.
Y es que de seguir en esa aventura —sin futuro y sin pies ni cabeza—, el PAN acudirá a las elecciones presidencial y capitalina en calidad de “cola de león”, en un ferrocarril sin dirección y sin frenos, que descarrilará en cualquier momento.
Y si tienen dudas, basta formular las siguientes preguntas.
1. ¿Cómo resolverá el PAN las contradicciones ideológicas, doctrinarias y que lo hacen el partido antagónico al PRD de Los Chuchos y al Movimiento Ciudadano de un vividor de la política como Dante Delgado?
2. Cómo le van a explicar a los panistas, por ejemplo, que voten por el partido que ha hecho del aborto un éxito ideológico en la capital del país?
3. ¿Qué le van a decir a los electores de la capital del país y de otras entidades cuando la orden sea votar por impresentables candidatos de la dizque izquierda?
4. ¿Cómo le van a explicar a los militantes y a los votantes del PAN esa grave contradicción para que, por ejemplo, en Ciudad de México voten por Alejandra Barrales o por Ricardo Monreal en la renovación del gobierno capitalino y no por Margarita Zavala en la presidencial?
5. Cómo explicar que en Jalisco los panistas deberán votar por ese locuaz llamado Enrique Alfaro, portento del populismo venezolano y quien ha sido el mayor enemigo estatal del PAN, en lugar de votar por algunos de los reputados cuadros estatales azules?
Las contradicciones, la confusión, la división y la improvisación llevan al PAN a una de las peores elecciones, ya que su actual jefe nacional solo busca “el poder por el poder” y no le importa llevar a la “marca PAN”, de vuelta al poder.
Lo cierto es que sin una figura clara en su liderazgo, sin una propuesta concreta y sin un partido unificado, el PAN tiene muy poco que hacer en la presidencial de 2018 y menos en las nueve elecciones estatales concurrentes.
Y gracias a esa torpeza del secuestrador del PAN, el partido azul dejará el camino libre al PRI y a Morena.
Por lo pronto, Ricardo Anaya acumula paliza tras paliza. Lo dudan.
Primero. No tardan en aparecer las evidencias de la fallida reforma electoral que impulsaron Gustavo Madero y Ricardo Anaya, a cambio de las reformas del Pacto por México. Ese “mazacote” electoral ya empezó a hacer agua —por ejemplo— en el caso de la Fepade. Y pronto hará agua en las elecciones estatales.
Segundo. Ricardo Anaya recibirá un serio revés en las elecciones de Coahuila, en donde finalmente el PRI se llevará la victoria. Hoy nadie se acuerda, pero junto con la paliza en el Estado de México, el jefe del PAN también perdió Coahuila.
Tercero. Acaso la mayor derrota de todas para Ricardo Anaya resulte, con el tiempo, la renuncia de Margarita Zavala al PAN. Y es que si la ex primera dama recopila las firmas suficientes para postularse como candidata presidencial independiente, se lleva una buena cantidad de votos azules.
Cuarto. En contra de los básicos de la política, el jefe panista abrió todos los frentes posibles y se ha pelado con todos. Peleó con el presidente Peña, con AMLO, con medio PAN, con el PRI, con todos los medios y, sobre todo, con El Universal, que pronto le regresará la dosis.
Quinto. Y la más reciente paliza a Ricardo Anaya fue la fallida defensa de Santiago Nieto, el indefendible ex fiscal de delitos electorales. Como saben, Anaya trató de usar a Nieto como ariete contra el gobierno. Sin embargo, el ex fiscal dejó “colgados de la brocha” a todos los incautos que pretendieron usarlo para enderezar una nueva “madriza” contra el PRI y contra el gobierno federal.
¿Hasta cuándo aparecerá el panismo sensato, los sabios del PAN capaces de poner orden en la otrora alternativa democrática en México?
Al tiempo.