Ajá.
Pues el perfil de uno de los arrendatarios en la sucursal de Cancún parece corresponder a Roberto Borge o a una mujer presumiblemente narca y supuestamente archi-súper-mega-contra y recontra poderosa, razón por la cual esa Subprocuraduría investigadora de la delincuencia organizada “obtuvo del juez en turno especializado en el Sistema Penal Acusatorio del Centro de Justicia Penal Federal en el estado de Quintana Roo” una orden de cateo.
En archivos de oficina pudiera comprenderse la búsqueda de indicios ministerialmente valiosos, pero que se haya hurgado en la intimidad (fotografías, documentos, dinero, juguetes sexuales, joyas...) en ¡mil 500 cajas de seguridad! de la clientela es mucho peor que una pifia: una descomunal chingadera que puede dejar sin cabeza a la Seido y en la calle al juez...