El nuevo PRI
La renovación del comité directivo estatal del PRI representaba una esperanza para muchos priístas; era la oportunidad de hacer a un lado a los caciques de siempre para dar paso a una nueva generación política que cambiara al partido desde dentro. Ese era el gran valor de la nueva dirigencia.
La llegada de Alberto Martínez a la dirigencia estatal del PRI generó una alta expectativa en muchos priístas cansados de los abusos de los grupos que desde hace años mantienen el control de la institución. A pesar de su origen político con Amado Orihuela el diputado representaba algo distinto, o menos malo, a lo que históricamente ha padecido el Revolucionario Institucional. Muy pronto se terminó la ilusión; la nueva dirigencia resultó igual o peor que las anteriores.
No se trataba sólo del manejo de un partido en la víspera del proceso electoral, Alberto Martínez representaba la puerta de acceso para una nueva generación de políticos que piensan diferente, que actúan distinto y que no comulgan con el proceder de quienes han saqueado a las instituciones del estado. Alberto era el primer paso para cambiar la manera de hacer política en el PRI.
Ese era el valor más importante de la nueva dirigencia del PRI en Morelos, que representaba a todos aquellos que no comulgaban con los viejos grupos y no estaban de acuerdo con el manejo político de la institución en los últimos años. El primer compromiso del novel dirigente era con una generación distinta que podría recuperar los valores, la ideología y los principios que en algún momento dieron vida a ese partido.
Pero esa bandera de cambio sólo fue el disfraz para acceder al cargo; una vez nombrado dirigente el diputado comenzó a hacer exactamente lo mismo que sus antecesores, repitió las mismas prácticas, armó la misma estructura y comenzó a rodearse de los mismos personajes que hundieron al PRI y desacreditaron la política. Nada cambió en el Partido Revolucionario Institucional con la llegada de Alberto Martínez, fue un simple movimiento de nombres para que todo quedara igual.
Basta observar las designaciones de la nueva dirigencia para entender que más que avanzar, el PRI en Morelos está retrocediendo: las candidaturas se pusieron en venta, las estructuras se diluyeron y los nuevos personajes que se integran al partido no representan nada bueno para una institución que estadísticamente tiene condiciones para competir, pero operativamente está hundida en el fango.
La única diferencia entre lo que se hacía antes en el PRI y lo que se hace ahora son las formas: antes, con los Maricelos y los Amados, las negociaciones eran privadas, cuidaban de no verse y trataban, al menos, de guardar las apariencias. Hoy el mercadeo es público, la prostitución política es evidente y la compraventa de favores es equiparable a los anuncios triple equis de la sección de clasificados. La cereza del pastel: el asesor principal y candidato personal del dirigente estatal del PRI es Francisco Moreno Merino, un sujeto cuestionado a nivel nacional por misoginia y corrupción, señalado localmente por su entrega al gobierno estatal y referencia pública de lo peor que existe en política.
A unos meses de haberse renovado el mando del PRI en Morelos el partido luce peor que antes; parecía imposible que eso sucediera tras el desastroso desempeño de Rodolfo Becerril o las oscuras dirigencias anteriores, tristemente para el priísmo morelense así sucedió. El nuevo PRI no es un relevo generacional, tampoco un cambio en los estilos, abanderamiento de causas ciudadanas ni mucho menos la apertura a liderazgos sociales. El PRI de Morelos es la “mujer bonita” de la que habla Francisco Moreno Merino en sus dichos revolucionarios.
Lo que la dirigencia local no está midiendo es que a pesar de haber sido electa para un periodo de cuatro años, la suerte del presidente puede acabarse en menos de uno. Basta recordar lo que es el priísmo morelense y la manera como actúan, pero sobre todo la forma como reacciona la militancia cuando la tragedia electoral los toca. Más claro: después de una derrota en las urnas, la militancia exige la caída del dirigente.
El PRI Morelos se puso a la venta y vendedor es el otrora presidente del Congreso Morelos. No hablamos de un acuerdo nacional, como sucedió en el 2012 cuando se impuso a Amado Orihuela, sino de un arreglo local, doméstico, económico, que contraviene la línea que desde México se ha establecido. La dirigencia morelense no sólo pactó con sus opositores, lo hizo en contra de los lineamientos de su comité nacional y a contra sentido de algunas importantes oficinas del gobierno federal.
No es la primera vez que este grupo de priístas lleva la contra a la línea nacional de su partido; ha sucedido en otras ocasiones, como cuando se presentó la solicitud de juicio político contra el alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco y desde México pidieron al grupo parlamentario abstenerse de votarlo. La Instrucción la recibió personalmente Francisco Moreno y a pesar de ello el voto del PRI en la cámara fue a favor de procesar al edil capitalino.
Morelos está en la agenda del PRI nacional y existe la intención de recuperar el estado; ni Alberto ni Paco han tomado en cuenta que hoy en el estado hay presencia física permanente de operadores del gobierno federal que están observando su actuar y reportando sus acciones al partido y a la Secretaría de Gobernación.
Alberto Martínez equivocó el camino, se dejó marear por Moreno Merino y perdió una oportunidad única. El presidente priísta traicionó a una sector amplio del PRI que confió en él, que esperaba que con su llegada hubiera un cambio de fondo en el partido y también a una generación de políticos que volverán a quedar rezagados como resultado de sus equivocaciones.
El daño que la nueva dirigencia está provocando al PRI en Morelos es enorme, pero de pronóstico reservado. Localmente hay un pacto, pero la federación no respalda ese acuerdo y pronto, dicen, tomarán las riendas y meterán las manos en el partido. Si eso ocurre veremos dos cosas: 1- Desde México se definirán las alianzas y las candidaturas y 2- Los días de Alberto Martínez como presidente no serán muchos después de que pase el proceso electoral.
El problema del PRI en Morelos son este tipo de priístas.
- posdata
Finalmente las dirigencias nacionales de los partidos que conforman el Frente Ciudadano por México voltearon a ver a Morelos y convocaron a sus dirigencias locales para abrir el debate sobre el tema. A las oficinas del FCM acudieron Jessica Ortega, Rodrigo Gayosso y Juan Carlos Martínez Terrazas; ahí los esperaban los secretarios generales de los tres partidos.
Este primer encuentro no definió nada, fue simplemente para analizar escenarios, valorar circunstancias y escuchar las opiniones de los presidentes locales. No hubo acuerdos porque tampoco era el objetivo de este primer encuentro. Morelos es el estado más difícil para el Frente, se dijo en la mesa.
La posibilidad de que se conforme un Frente Ciudadano por Morelos depende en mucho de lo que digan los comités estatales. A pesar de que las dirigencias nacionales han entrado, la última palabra, cuando menos en el PAN, la tienen los consejeros locales. La dirigencia estatal tiene todo el apoyo del comité nacional en la decisión que tomen, dijo el secretario general del Acción Nacional.
La construcción de un bloque electoral en Morelos está ligada a varios factores: quienes están a favor argumentan la fuerza electoral que representa la suma de fuerzas; los que se manifiestan en contra sostienen que es impensable ir de la mano del partido que representa a un gobierno como el de Graco Ramírez.
Pactar una alianza de tres partidos es sólo la primera parte de un largo camino rumbo a la gubernatura; el paso más difícil para quienes conformarían ese acuerdo es la definición del candidato que los representaría. “Que sea un ciudadano” dijo en esa mesa el dirigente del Sol Azteca.
Luego de este primer encuentro no hay nada definido aún; los dirigentes locales acudieron al llamado nacional, hablaron, escucharon y mantienen la misma actitud que antes de este encuentro: PRD y MC a favor y PAN en contra.
Las pláticas continuarán la próxima semana; el tiempo apremia. Para que haya alianza los acuerdos se deben alcanzar antes de la primera quincena de diciembre.
- nota
El congreso de Morelos dio el primer paso para la conformación de cuatro nuevos municipios indígenas en Morelos; abrumados por la presión de los pobladores o deseosos de ganar simpatías, los legisladores dieron luz verde al tema y con ello elevaron sustancialmente las expectativas de quienes se los piden. Después de este primer paso va a ser muy (muy) difícil echarse para atrás.
La reflexión que sobre el asunto hizo el secretario de gobierno es simple, pero sustantiva: ¿con qué dinero? Cierto. Más allá de que en el papel se determine dar vida a cuatro nuevos ayuntamientos, lo que ello implica parece no estar muy claro en la mente de quienes lo piden y quienes lo impulsan.
Materializar la petición de crear cuatro poblaciones es políticamente atractivo, pero operativa y económicamente muy complejo. Morelos (lo dice Matías Quiroz) atraviesa un momento difícil en materia económica, una buena parte de los recursos están enfocados a la reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo y a programas sociales de fin de sexenio.
El apoyo financiero federal a los estados ha bajado paulatinamente como consecuencia de diferentes circunstancias económicas internacionales y Morelos no es la excepción. ¿Ya tomaron en cuenta eso los legisladores?
Pensemos que el Congreso valida el nacimiento de estas nuevas municipalidades ¿Con qué recursos van a hacer funcionar los ayuntamientos? ¿De dónde tomarán dinero? ¿Cómo conformarán los gobiernos? ¿Qué harán en donde la selección de sus gobernantes es por usos y costumbres? Todo esto, además, debe hacerse en el último año del sexenio, en un momento de crisis económica nacional y en medio de un proceso de reconstrucción.
Pregunto ¿Ya tomaron en cuenta los diputados todo lo que implica formar cuatro nuevos municipios?
Peor: ya dijeron que si. Ya no se pueden echar para atrás.
- post it
Cuernavaca es el punto de despegue, pero también el de más desgaste de Cuauhtémoc Blanco. El futbolista es el político con más proyección electoral rumbo al 2018, aventaja en todas las encuestas y se ha convertido en el enemigo a vencer de todos los partidos.
Su gobierno en la capital es el puerto de embarque de su proyecto y por ello es fundamental que las cosas mejoren en el municipio. Hoy Cuernavaca vive momentos aciagos, está oscura, sucia, descuidada, llena de hoyos… requiere un mantenimiento mayor, sin hablar de otro tipos de problemas como la inseguridad, el desempleo, el estancamiento económico y la falta de infraestructura.
El plan electoral del futbolista debe incluir una restauración urgente y mayor a la ciudad, un cambio total de imagen que comience con la limpieza e incluya la repavimentación de calles y avenidas. Si no lo hace, Cuernavaca será un punto de golpeteo permanente para Cuauhtémoc Blanco en la campaña; si lo logra, no habrá por donde puedan pegarle sus adversarios.
Por el bien de la ciudad y de sus habitantes, ojalá lo haga.
- redes sociales
¿Qué daría hoy el gobernador Graco Ramírez por haber pedido licencia al cargo hace un año?
1- No estaría peleado con el secretario de Comunicaciones.
2- Ni con el de gobernación.
3- Ni con el de hacienda.
4- Ni con el presidente de la república.
5- Ni con los senadores.
6- Ni con los diputados federales.
7- Ni se habría distanciado de los dirigentes nacionales del Frente.
8- Ni estaría enfrentado con Los Chuchos.
9- Ni cargaría con la loza del escándalo de las despensas.
10- Ni sería sujeto de tantas acusaciones al final del sexenio.
Si se hubiese separado del cargo hace un año, Graco estaría hoy sentado en la mesa del Frente Ciudadano por México, diseñando la estrategia para la campaña presidencia del 2018 y formado para incorporarse a un gobierno de coalición.
Pero el hubiera no existe.
- es viernes
Una verdad: hoy toca.
Comentarios para una columna sonriente:
TW: @eolopacheco
FB: Eolopachecomx
Instagram: eolopachecomx