El adiós de Agustín
Ayer se dio a conocer la última decisión de política monetaria del Banco de México de la que formará parte Agustín Carstens.El actual gobernador del Banxico hará efectiva su polémica decisión de tomar la gerencia general del Banco de Pagos Internacionales a partir del 1 de diciembre.
Desde hace meses se ha abierto la controversia en torno a la sucesión.
Hay consenso en que, si no fuera candidato presidencial del PRI, un prospecto de enorme valor sería José Antonio Meade.
Pero, en caso de tomar la bandera partidista, entonces habría que optar por un personaje que diera confianza a los mercados financieros.
Los momios favorecen, en ese caso, a Alejandro Díaz de León, actual subgobernador.
Si fuera Díaz de León el nominado, el presidente debería proponer a un subgobernador para integrarse a la Junta de Gobierno. Si fuera Meade, sería propuesto al Senado como subgobernador y debería ser ratificado por el órgano legislativo para luego ser designado gobernador por el presidente Peña.
Los indicios señalan, hasta el día de hoy, que no será Meade quien se integre a la Junta de Gobierno.
La pregunta es si Díaz de León o algún otro personaje podrá tener la influencia necesaria para asegurar la autonomía del Banxico. Y la respuesta es que sí.
A veces suena a discurso político, pero, desde que obtuvo su autonomía constitucional, el Banco de México ha construido una fortaleza indiscutible.
Al justificar su aceptación al puesto del Banco de Pagos Internacionales, Carstens argumentó que el Banxico tenía la solidez suficiente para funcionar sin su presencia. Y a veces se tomó ese argumento como justificación.
La realidad es que es así. Independientemente de no contar con un gobernador con la trayectoria personal de Carstens, el Banxico es capaz de respaldar a un economista competente y experimentado.
Hasta ahora el Banxico ha tenido tres gobernadores: Miguel Mancera, Guillermo Ortiz y Agustín Carstens. Los dos últimos fueron primero titulares de Hacienda.
Pese a que Díaz de León no haya encabezado Hacienda, podría tener un peso específico mayor del que muchos imaginan en un plazo relativamente breve, tanto por sus capacidades como por el respaldo que da el Banxico que deja Carstens.
A propósito de Carstens, quien será el banquero central de los bancos centrales del mundo comenzó como auxiliar cambista en el banco central.
Fue un joven genio en la Universidad de Chicago, donde realizó su doctorado y regresó al Banxico, con todas las credenciales para hacer una carrera sobresaliente.
No es entendible la historia económica reciente de México sin Agustín Carstens, protagonista de mil batallas en las trincheras de Hacienda y Banxico.
En una de las muchas duras negociaciones que emprendió como titular de Hacienda, sus más cercanos decían que sus eficiencias eran formidables, entre otras cosas, porque era el único funcionario que era capaz de asistir a tres desayunos el mismo día y cerrar tres alianzas cruciales.
El actual titular de Hacienda fue uno de sus colaboradores más cercanos en esa cartera.
Agustín se va. Sin embargo, creo que su salida tendrá un impacto mucho menor al que muchos temían, cuando se supo de su decisión. Tenía razón.
En pocas semanas, para México será historia.
Una historia, que tal vez algún día acepte escribir o contar, uno de los personajes más importantes del México contemporáneo.
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