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¿Podría ganar Meade a AMLO?

 

 

Meade y AMLO. (Especial)

En cuestión de horas o más tardar de días, sabremos quién es el candidato del PRI a la Presidencia de la República, más allá de que lo sea formalmente hasta febrero. Y, hasta la hora de escribir este texto, los vientos soplan hacia el secretario de Hacienda, José Antonio Meade.



En diciembre probablemente también se definirá el candidato del Frente, y si no incluyera al PRD, tal vez en el próximo mes también se defina al del partido del sol azteca.



Todos ellos comenzarán la carrera con una amplia desventaja respecto a AMLO, quien el 12 de diciembre se convertirá formalmente en lo que siempre ha sido: el candidato de Morena.



Las encuestas más recientes le dan una ventaja considerable respecto al segundo lugar.



La de El Financiero, publicada el miércoles pasado, le da entre 5 y 12 puntos, en los escenarios más probables.



La de Buendía y Laredo, publicada en la misma fecha, revela una ventaja que va de 5 a 10 puntos según el careo realizado.



¿Es factible que los competidores de AMLO puedan remontar esta ventaja en los meses que vienen?



Sí, es factible.



En las últimas dos campañas electorales, el candidato que salió con ventaja, fue perdiendo puntos a lo largo de la campaña.



En 2006, López Obrador arrancó la contienda con una diferencia de 10 puntos sobre su más cercano contendiente, Felipe Calderón. La ventaja se fue perdiendo a lo largo de la campaña y –como ya es historia– acabó con un apretado triunfo del candidato del PAN.



En 2012, el candidato del PRI y sus aliados, Enrique Peña, arrancó la carrera con 13 puntos de ventaja frente a Josefina Vázquez Mota y 23 puntos adelante de AMLO. El resultado le dio el triunfo sólo con 6.5 puntos respecto a AMLO. Es decir, hubo un cambio de 16.5 puntos.



La experiencia de las dos últimas elecciones presidenciales muestra que las campañas generan amplios movimientos en las preferencias de los electores, y seguramente el 2018 no será la excepción.



En 2006 y 2012, al final, la competencia se convirtió en una contienda de dos.



En el 2006, las preferencias electorales hacia Roberto Madrazo se desplomaron y la pelea fue entre Calderón y AMLO. En el 2012, pasó lo mismo con Josefina Vázquez Mota, y la contienda fue entre Peña y AMLO.



No quiere decir que éste tenga que ser el escenario para 2018, pero me parece que hay elementos para pensar que así sea.



Si el candidato del PRI es Meade, el del Frente es Anaya y Margarita logra competir como independiente, la apuesta del presidente Peña es que se repita el escenario y que al final de la competencia se dé una ‘carrera parejera’ entre Meade y AMLO, en la que el primero logre atraer la oposición al candidato de Morena y reduzca la oposición hacia el PRI.



Es muy temprano para construir escenarios para la campaña, pero hay indicios de que AMLO no ha aprendido las lecciones que lo llevaron a perder los dos comicios en los que ha participado a nivel federal.



Sigue hablando esencialmente a su electorado duro y hace pocos guiños a quienes no lo respaldan, por más que algunos de sus colaboradores, como Alfonso Romo, intenten abrir el espectro de quienes pueden apoyarlo.



Lo que siga en estos casi siete meses previos a la elección del primero de julio, en buena medida va a definir el curso del país, no sólo para los siguientes seis años, sino muy probablemente para toda una generación.

Twitter: @E_Q_

 

Ámbito: 
Nacional