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EN TERCERA PERSONA

El "Cártel Jalisco", la nueva secretaría de seguridad pública

 
 
En Guanajuato también se anunció una “limpia”. Apenas en junio pasado corrió como pólvora un video que mostraba a dos jóvenes asaltantes a los que les habían rebanado las orejas.
 
La sangre les bajaba dramáticamente por el cuello y el pecho. Sostenían una cartulina:
 
“Esto les va a pasar a todos los ratas, violadores y extorsionadores. Atentamente La Limpia”.
 
Alguien, una voz, los interrogaba:
 
—¿Quién les compra todo lo robado, todo lo que roban. ¿A quién se lo venden?
 
—No, pues normalmente en las casas de empeño.
 
—Cuál y cuál. En qué lugares se venden.
 
—La que queda allá por…
 
—¿Ellos saben que es robado?
 
—A lo mejor no.
 
—¿Tienen algún socio adentro?
 
Pocos días antes un grupo de encapuchados vestidos de negro y que portaban armas cortas subió un video a Facebook:
 
“Se les comunica a estas ratas que mejor se retiren de estos oficios, ya que los vamos a estar buscando hasta debajo de las piedras, se les van a mochar las orejas, los dedos no para que se enseñen a trabajar”.
 
El 27 de septiembre pasado, una manta supuestamente firmada por el Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG, señaló que había asignado a una de sus células la tarea de “erradicar todo grupo o personas que con sus acciones lastimen a la sociedad”.
 
“Nos declaramos abiertamente en contra del secuestro, extorsión, rateros, cobra cuotas o pago de piso. Dejaremos la ciudad en calma!!”.
 
“A todos los rateros, secuestradores y extorsionadores les advertimos: salgan de la ciudad, no vamos a permitirles ni una víctima más. Sabemos quiénes son y vamos por ustedes”, se leía en el narcomensaje.
 
En la entrega de ayer me referí a una supuesta “limpia” de delincuentes comunes que el Cártel Jalisco  lleva a cabo en Guadalajara.
 
Esa “limpia” ha encontrado su espejo en Guanajuato, entidad que enfrenta la crisis de violencia e inseguridad más grave en su historia moderna. El tráfico de drogas, el robo de hidrocarburos y los robos a mansalva configuran el nuevo paisaje cotidiano.
 
Cifras del Observatorio Nacional Ciudadano dadas a conocer esta semana ubican a Guanajuato con la tasa más a alta a nivel nacional de homicidios culposos.
 
Según el Observatorio, en octubre de 2017 la tasa de víctimas de homicidio culposo por cada cien mil habitantes fue 226.03% mayor que la tasa nacional. Y la tasa de carpetas de investigación por robo a negocio abiertas por cada cien mil habitantes fue 19.86% mayor que la del resto del país.
 
Desde hace tiempo Guanajuato es víctima de matanzas en cadena. Ocurren en León, Celaya, Irapuato, Silao y la ciudad de Guanajuato. El pasado 13 de septiembre el país se conmovió con un video obtenido en las cámaras de seguridad del centro botanero “La Parranda”, de la ciudad de Irapuato, en el que se observa la ejecución de cinco personas.
 
Aquella noche, desconocidos que llevaban capuchas y pasamontañas descendieron de un vehículo, armados con “cuernos de chivo”, ingresaron en el bar y se dirigieron a la mesa en la que convivían tres mujeres y dos hombres. Abrieron fuego contra ellos prácticamente a quemarropa. En un gesto brutal, uno de los agresores recogió los billetes que quedaron en la mesa y se los guardó en la bolsa. Luego, los atacantes dieron media vuelta.
 
En 2016 Guanajuato se convirtió en la entidad con mayor número de homicidios: tres mil 121. Entre enero y agosto de 2017 se registaron dos mil 52 casos (más incluso que en el Estado de México).
 
En el último mes (con relación a la tasa de los 12 meses previos) el homicidio se disparó 37.32%. La extorsión creció 199.43%. El robo con violencia aumentó 10.60%. El robo a negocio registró un ascenso de 3.40%, y el robo a transeúnte se disparó 33.14%.
 
En ese contexto el CJNG anuncia que también aquí asumirá las funciones de la seguridad pública.
 
El gobierno panista de Guanajuato puede respirar con alivio. Un día de estos, los delitos del fuero común llegarán a cero.
 
Y el gobierno federal, no sé qué dirá. Ya no sé qué dirá.  
 

 

 
 
 
 
 
Ámbito: 
Nacional