Morena, la dictadura perfecta
En efecto, el PRI es padre de buena parte de los males que por décadas obstaculizaron la democracia mexicana. Males y taras como “el dedazo”, “la cargada”, el clientelismo, el abusivo uso del dinero público para fines políticoelectorales y, sobre todo, el populismo, entre muchas otras “linduras”.
Sin embargo, muchos pueden seguir creyendo el cuento de que el PRI es la dictadura perfecta; pueden decir misa, si les place, pero lo cierto es que al paso de los años los partidos opositores al Revolucionario Institucional fracasaron rotundamente en la lucha contra los vicios y las taras antidemocráticas del viejo partido tricolor.
Es decir, en más de medio siglo, ni PAN ni PRD y menos la chiquillería encontraron la fórmula para combatir los obstáculos que a cada paso ponía el PRI a la democracia.
Pero el fracaso no solo significó la imposibilidad de PAN y PRD —entre otros— de acabar con la cultura antidemocrática del PRI. No, lo cierto es que en lugar de combatir todos los males del PRI, los azules y amarillos terminaron por convertirse en una calca de todo aquello que cuestionaron en el tricolor.
Es decir, las peores prácticas del viejo partido Revolucionario Institucional fueron reproducidas por todos los partidos, al grado de que hoy tanto PAN como PRD y, sobre todo Morena, tienen todas “las cualidades” o las “desviaciones” para ser considerados como la dictadura perfecta.
¿Lo dudan?
En días pasados la diputada de Morena MiriamJudith González Sheridan, de Minatitlán, Veracruz, renunció a su militancia porque, según dijo, el partido de Obrador es una dictadura y el propio tabasqueño es un dictador.
Pero no, la diputada González Sheridan no mandó decir su descontento y tampoco lo matizó. No, de viva voz dijo santo y seña. En un video, la diputada explicó: “En Morena hay una gran incongruencia, pues en público tiene un discurso y en privado actúan distinto.
“No podemos disentir (los diputados) de la agenda nacional que construyen unos cuantos, porque el interés principal no es el nuestro (el de los representantes populares y el de sus representados), sino de quien lidera este partido (Morena).
“No se puede pensar distinto al interior de Morena, porque (está latente) la amenaza de ser sancionados o expulsados a todo aquel que vaya contra la línea que dicta el líder nacional.
“Por todo lo anterior, informo mi decisión de separarme del grupo legislativo de Morena… y me voy de Morena porque… porque yo sí quiero trabajar”.
El testimonio es demoledor. Aun así, es posible que el anterior testimonio no sea suficiente para muchos de los aplaudidores de Morena y de los que siguen con fanatismo a su dueño, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, hay otras pruebas que son igual de contundentes y demoledoras.
Como saben, recientemente Morena dio a conocer la convocatoria para elegir a los 3 mil 415 candidatos que competirán en todos los cargos de elección popular en el proceso electoral de 2018, en ese documento se establecen las reglas para los aspirantes, pero también aparece “la letra chiquita” propia de una dictadura.
Dice esa “letra chiquita”: “Queda estrictamente prohibido que los candidatos realicen acusaciones públicas contra el partido, contra sus órganos de direcciones o contra otros aspirantes” .
Como queda claro, Morena violenta el artículo sexto constitucional, que garantiza la libertad de expresión. ¿No es esa una dictadura bananera?
La misma convocatoria emitida por Morena advierte: “La falta o violación a esta disposición será sancionada con la cancelación del registro aprobado al cargo por el que se postuló el aspirante”.
¿Así o más claro? El partido Morena es hoy la dictadura perfecta.
Por eso preguntamos: ¿qué hacen en Morena brillantes académicos, políticos sensatos, empresarios exitosos, periodistas preparados y ciudadanos bien educados?
La respuesta puede ser demoledora para muchos. Parece que a todos ellos les gusta la dictadura, a la que le rinden culto, en tanto les “vale madre” la democracia, nunca han sido demócratas y apuestan por un futuro como el de Venezuela.
Al Tiempo.
En el camino
En algún lado hay muchos desesperados. Ahora resulta que echaron a circular en redes la tontería de que Miguel Osorio sigue enojado y que, por eso, el PAS se alió a Morena. No conocen la lealtad de Osorio y menos al oportunista PAS.