Anaya, AMLO, Meade y los 10 estados clave
Un dato en común que tienen las tres elecciones presidenciales más recientes es que el ganador de los comicios a nivel nacional lo fue también en los mismos diez estados de la República.
Los candidatos Vicente Fox (2000), Felipe Calderón (2006) y Enrique Peña Nieto (2012) triunfaron todos en los estados de Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Colima, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán. Pese a no estar —fuera de Jalisco— entre los diez estados con mayor número de votantes, dichas entidades se han convertido en clave para ganar los comicios presidenciales.
Por ejemplo, en 2000, en esos diez estados el panista Fox obtuvo 4.53 millones de votos (50.46%), mientras que el priista Francisco Labastida logró 3.37 millones (37.53%). Pero mientras Labastida consiguió en esa región prácticamente el mismo porcentaje que a nivel nacional, Fox tuvo ocho puntos más.
En 2006, el fenómeno se repitió: El panista Felipe Calderón se llevó 4.72 millones de sufragios en los diez estados (47.48% o casi doce puntos más que su porcentaje nacional), mientras que el segundo lugar, el perredista Andrés Manuel López Obrador, consiguió 2.1 millones de votos (21.1% o 14 puntos menos que su proporción a nivel nacional).
En 2012, López Obrador logró una mejor participación en los diez estados al obtener 2.76 millones de votos. Sin embargo, quedó muy lejos del ganador de la elección presidencial, el priista Enrique Peña Nieto, quien se llevó 4.85 millones de votos o 40.20%. Para AMLO, el porcentaje regional fue casi nueve puntos inferior a su porcentaje nacional, mientras que Peña Nieto logró dos puntos más.
Como se puede ver, el peso electoral de los diez estados que siempre se lleva el ganador ha ido descendiendo de elección en elección, pero sigue siendo nada despreciable.
En 2012, los votantes de esos estados dieron al ganador, en promedio, casi 82 puntos de ventaja sobre el segundo lugar de la elección presidencial. Es decir, casi el doble de los votos. Eso es lo que diferencia a esos diez estados sobre el resto. Si bien entidades como el Estado de México, la Ciudad de México y Veracruz tienen muchos más electores, la votación se divide de forma más pareja entre los contendientes, mientras que en aquella región los votantes suelen dar una ventaja mucho mayor al ganador de los comicios presidenciales. En esta ocasión, hay varias interrogantes que se plantean respecto de los diez estados mencionados: Quien llegue finalmente a Los Pinos ¿los ganará todos? ¿Podrá López Obrador, quien compite por tercera vez, aumentar su peso electoral en una región que ha mostrado ser determinante para el triunfo? ¿Las actuales alianzas, como la del PAN y el PRD, cambiarán la correlación de fuerzas regionales?
Por cierto, vale la pena apuntar cómo habrían quedado las fuerzas políticas en la más reciente elección federal, la de 2015, con las actuales coaliciones y en esa misma región (en el entendido de que no es lo mismo una elección presidencial que una intermedia, y de que Morena y el Partido Encuentro Social participaban por primera vez).
De haberse aliado los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano para aquella elección de hace dos años y medio, habrían recibido juntos 4.18 millones de votos en los diez estados (46.7%). A su vez, los partidos Revolucionario Institucional, Verde Ecologista de México y Nueva Alianza habrían sumado 3.9 millones de sufragios (43.5%). Y los partidos Morena, del Trabajo y Encuentro Social habrían conseguido 749 mil votos (8.3%). Los resultados son congruentes con el carácter bipartidista PRI-PAN de aquella zona de diez estados. Sin embargo, hay que tomar en cuenta el crecimiento que ha mostrado Morena desde entonces.
También, qué efecto tendrá la celebración simultánea de elecciones locales en nueve de esos diez estados, incluyendo Jalisco, donde Movimiento Ciudadano parece puesto para ganar la gubernatura. Estará entonces por verse si los electores de esas diez entidades vuelven a volcarse a favor de uno de los contendientes y si éste se convierte finalmente en Presidente de la República bajo el impulso de un grupo de votantes altamente participativo y mayoritariamente de clase media.
Lo curioso es que los tres principales contendientes del actual proceso —Anaya, López Obrador y Meade— no han tomado mucho en cuenta a esos diez estados en sus primeros recorridos, salvo el hecho de que Anaya arrancó precampaña en su terruño queretano.