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ITINERARIO POLÍTICO

¡Saltar de cama en cama...!

 

Y un caso emblema de “promiscuidad política” la regala a los electores el dueño de Morena, quien ha pertenecido a PRI, PRD y Morena, pero ha impulsado alianzas con PAN, PT, MC y recientemente con el PES, además de que no pocos de sus amigos pertenecen a la extrema derecha y a El Yunque.

Aún así, el dueño de Morena dijo, apenas el pasado 11 de junio, “que por congruencia no podemos marchar juntos con esos partidos; PRI, PAN, PRD, Verde, MC, PES…”. Y luego preguntó: “¿Qué tienen que ver PAN y PRD…? Nada, es pragmatismo vulgar y Morena nunca va a dejar sus principios”.

Y aquí es donde aparecen las preguntas. La primera de ellas. ¿Y cuales son los principios de Morena?

Queda claro que esos principios a los que hace referencia AMLO son el pragmatismo puro y duro. Es decir, saltar de cama en cama política, según sus pragmáticos intereses, no su ideología. Dicho de otro modo, Morena es lo más parecido al pingüe negocio del cascajo: recibir todo desperdicio posible siempre y cuando resulte rentable.

Y si al partido Morena y a su dueño le resulta rentable una alianza con Dios y otra con el diablo, sus principios serán los que reclame esa alianza: los principios de saltar de cama en cama.

Por eso, el lunes 18 de diciembre el dueño de Morena registró una alianza presidencial con el Partido Encuentro Social, de extrema derecha.

Y para justificar la vulgar promiscuidad, aseguró que “no hay diferencias de fondo en lo político o lo ideológico entre los principios de Morena, PT y Partido Encuentro Social (PES)”.

¿Y entonces dónde quedaron los principios que esgrimió AMLO el 11 de junio, que le impedían a Morena una alianza con PES?

¡Pinches malpensados….! No entienden que Morena es como Quimera, la criatura mitológica descrita con cuerpo de cabra, cola de serpiente y cabeza de león, si no es que como Hidra, el monstruo mitológico de tres o 3 mil cabezas de serpiente. O acaso Morena y su alianza con PES y PT sea Medusa, la mujer que en lugar de pelo lleva la cabeza coronada con serpientes y que convierte en piedra a quien las mira a los ojos.

Lo cierto es que Morena y su dueño son vulgares saltarines de cama en cama partidista, según lo dicte su interés populista.

Por eso, algunos de los más reputados analistas se han ocupado de la peculiar alianza de Morena, PT y PES. En su columna de éste lunes en El Universal, José Antonio Crespo rescata un fragmento de la declaración de principios del Partido Encuentro Social, donde a propósito de la izquierda, se lee lo siguiente.

“… Sus anticuadas y fallidas ideas para generar crecimiento y desarrollo económico —de la izquierda— son verdaderamente irrealizables… incluso, no solo denotan resentimiento social sino que lo promueven… La izquierda hoy polariza, divide, confronta”.

¡Pinches malpensados…! No entienden que PES y Morena nunca han sido de izquierda, sino dos locuaces partidos familiares de derecha extrema. Pero si seguimos con la línea argumentativa de AMLO, debemos concluir que PES no es de “ultraderecha”, porque “los representantes de la ultraderecha en México son quienes en los últimos 30 años han estado a cargo del Estado y que han aplicado la actual política económica de entregar recursos del país a particulares”.

¿Pero qué creen? Que hasta hace pocos años, Hugo Eric Flores, el dueño del PES, era un reputado militante del PRI, de esa derecha que ahora perdona AMLO? De risa loca. ¿O no?

Pero hay más. El pasado martes, Roberto Blancarte —reconocido especialista en religiones—, regaló a los lectores de MILENIO uno de los más puntuales artículos sobre el tema.

Con el título “El ‘pes peje’”, Blancarte escribió: “Estoy convencido de que no hay cálculo político o estratégico en la alianza de Morena con el PES; por el contrario, existe una identificación absoluta de López Obrador con las posiciones conservadoras de sus dirigentes y militantes.

“El virtual candidato de Morena a la Presidencia, al igual que los dirigentes del PES, cree que las posturas religiosas deben normar los comportamientos políticos y por lo tanto la definición de políticas públicas que establezcan los gobiernos que ellos presidan.

“Si no fuera el caso, es decir, si no se pretendiera legislar y normar la vida pública desde lo religioso, ¿qué sentido tendría anunciar que las creencias religiosas personales deben aparearse con la política?”

¡Los principios de saltar de cama en cama!

Al tiempo.

Ámbito: 
Nacional