En México, Morelos es el estado con uno de los mayores índices de inseguridad en los últimos años, y en el Mundo el país también alcanzó los primeros lugares entre las naciones azoladas por los delitos de alto impacto. En general, la terrible inseguridad deja consecuencias desoladoras en todos los ámbitos y los rezagos económicos y sociales se acentúan.
Y es que las cifras de la inseguridad en el estado son escalofriantes y sin duda son un reflejo de la incapacidad para hacer frente al crimen organizado y el fracaso de las políticas y estrategias implementadas durante más de una década. Pese a ello no hay hasta ahora un viraje, por el contario persisten las necias ideas y acciones, sustentadas en la actitud maniaca de negar el problema o incluso asegurar ante grupos de empresarios extranjeros, por ejemplo, que la crisis se ha superado.
Veamos: de acuerdo a los indicadores, multicitados en los últimos meses por diversas fuentes de información oficiales y de empresas especializadas, así como algunos medios de comunicación, los delitos de alto impacto son muy superiores ya en cifras a las de hace una década y en general, a los registrados entre los años de 2004 y 2012 cuando pareció salirse de control. Algunos especialistas colocan a México y a Morelos por encima de países como India, Nigeria, Pakistán y Venezuela. México, por ejemplo, alcanzó durante el 2013 el primero lugar en secuestros en el mundo y lo peor es que las proyecciones que se tenían para los años subsecuentes se cumplieron ya que este delito siguió en auge.
En México, las regiones más azotadas por las bandas criminales dedicadas al plagio de personas son en el noreste y centro del país, pero Morelos ha ocupado durante este tiempo de manera recurrente, el nada honroso primer lugar en incidencia, y haciendo alusión a la mayor justificación de las autoridades, ciertamente es un problema que creció durante el gobierno de Marco Adame Castillo, pero que en el actual no se ha podido controlar durante cinco años, lo cual representa, precisamente, una gran amenaza para los empresarios que trabajan en ese estado y para la atracción de mayores inversiones.
Así, en el terreno local el problema no sólo afecta desde luego a los empresarios, sino también a los comerciantes, profesionistas, estudiantes, y en general a los ciudadanos que aquí habitamos, porque si el delito de secuestro como tal ha evolucionado, esto ha sido para mal de todos, ya que es bien sabido que ahora los delincuentes no sólo fijan sus objetivos en aquellos hombres o familias potentadas, sino que por decirlo de alguna forma, van parejo y por lo caiga, de allí que cualquiera de nosotros potencialmente se encuentra expuesto.
Por eso cuando vemos a autoridades del estado referir que esta crisis de inseguridad ha sido superada y se presumen logros ficticios aquí en el estado, el país o en el extranjero, desde luego que la cosa no puede ser en serio o es mera broma, sobre todo porque a la par de los buenos deseos y la oficiosa comunicación oficial para proyectar a la entidad como un paraíso, no se ve cómo y cuándo vaya a mejorar la seguridad, u que la policía con mando único (ahora policía Morelos) vaya a dar los resultados que todos esperamos, y que en general los índices disminuyan y dejen de crecer como hasta ahora.
En fin que el gobierno del estado sigue envalentonado en que solo puede, que no necesita ayuda de ningún tipo, e incluso algunos funcionarios se molestan a cada rato y señalan a quienes los critican como sus enemigos, pero ni falta que hace pues ahora con esto de las redes sociales y aún a pesar de la censura que se trata de imponer, los medios de comunicación se ven obligados a dar cuenta ante semejante magnitud. No hay pues cómo negar que las cosas van, de mal en peor…
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