El poeta y activista habla sobre los avances logrados por las movilizaciones, las víctimas y lo que se ha avanzado desde su primera caminata
Ni perdón ni olvido para los delincuentes, advierte Javier Sicilia Zardáin frente al memorial a las víctimas de la delincuencia instalado en el zócalo, y cuestiona la propuesta de Andrés Manuel López Obrador sobre la amnistía al crimen organizado que lo hace parecer “quiere el voto de los delincuentes”; “amnistía significa perdón y olvido, ¿quiere que me olvide yo de lo que me han hecho, que se olvide Rosario Ibarra? No”, rechaza con la actitud de quien ha recibido una burla por propuesta.
Frente a las imágenes de algunas de las víctimas del crimen en Morelos, Sicilia asegura que “siempre va a servir de algo lo que recupere la memoria y le dé cierta dignidad a las personas; que eso cale la conciencia profunda de la sociedad, no sabemos. La sociedad no quiere saber de estas cosas, la molestan, la duelen, y, sin embargo, ahí está como una presencia viva la ley (de víctimas). El Movimiento por la Paz hizo algo importante; no sólo el pedir que hubiera memoriales, sino el que las víctimas volvieran a recuperar su dignidad humana y sus derechos civiles, que les habían sido conculcados porque estaban no sólo criminalizadas doblemente, estaban criminalizadas y revictimizadas, a nuestros hijos nos los mataban y además era culpa de nuestros hijos”.
De igual manera, recuerda que “después del movimiento ya no hay nada de eso, la víctima se volvió un sujeto social que enfrenta con memoriales, con manifestaciones; que reclama derecho a la justicia, aunque ésta no se cumpla, pero eso ya es un avance, en un país en que nadie en el Estado quiere asumir sus responsabilidades, y la mayor parte de la sociedad no quiere asumir la dimensión de la tragedia que estamos viviendo”.
Sobre los descensos aparentes y repuntes de la delincuencia en las cifras oficiales, el poeta y activista señala: “todo depende, el crimen es móvil aparece aquí en un lugar y “se calienta” y luego baja pero crece en otro lado, o sea, el asunto no se mide si baja o sube, sino por víctimas, y las víctimas son cada vez mayores, la desaparición forzada es cada vez mayor, y la desaparición aún más. Entonces vale madres si bajó acá o subió allá, lo que importa es que sigue habiendo víctimas, y que sigue habiendo impunidad y corrupción e injusticia”.
En esto, reconocemos, los medios de comunicación han tenido alguna contribución.
“Algunos le dan demasiada fuerza al lenguaje del narco, a sus historias, cuando debían darle voz a sus opositores y a los movimientos de víctimas. A mí me parece verdaderamente repugnante que se dedique tiempo para hacer una ridícula serie de capítulos de El Chapo, o de cualquiera de estos imbéciles, y no haya una película sobre Alejandro Solalinde o sobre Las Patronas, eso es lo que nos importaría. Los medios colaboran uniendo y representando que estos tipos son susceptibles de ser publicitados, en su mierdez, en su estupidez”.
Sobre la discusión sobre despenalizar las drogas, Javier asegura: “es que la droga no es el problema, la droga son las armas, el crimen organizado; la droga es una de las miles de sustancias adictivas en el mercado… puedes prohibir el azúcar, vas a volver eso una realidad criminal que va a generar crimen. Si hubieran legalizado la droga no tendríamos estos problemas”.
Preguntamos: De aquella vez cuando inició el movimiento de víctimas (en el 2011) en que hiciste un manifiesto sobre todo lo que debe cambiar en la sociedad, no solamente en los gobiernos, también en uno mismo, ¿qué tanto se ha generado este cambio y qué cosas nos faltarían por hacer?”.
“Nos falta por hacer todo”, responde, y explica: “si uno lee ese discurso, parece que lo escribí ayer, las cosas han empeorado. Es una buena pregunta, no se creó el suelo suficiente para armar esta cosa y sigue siendo un discurso vigente, por desgracia”.
Sicilia reitera que lo urgente es cambiar el paradigma social, “ser unidad, pero no con los criminales; legalización de la droga, no amnistía, justicia, y construir un estado de paz y justicia es lo que necesitaríamos, pero para eso se necesitaría una lógica de ética política que no existe en ningún partido, y (sólo está presente) en muy pocos funcionarios, (el resto) están muy ocupados en servir y en ponerse de rodillas ante los grandes capitales ilegales o legales, y las guerras que producen muchas ganancias, aquí se inició (la guerra) por criminalizar una sustancia, y reditúa mucho a los empresarios legales e ilegales, que paga jueces, armas para el ejército, puros pinches negocios contraproductivos (sic) y criminales”, concluyó.