A Andrés Manuel López Obrador lo hicieron enojar. Un grupo de presuntos simpatizantes del Partido del Trabajo le amargó su gira por Campeche. Él, por supuesto, los acusó de alborotadores, de enviados de la mafia del poder.
Los presuntos petistas, con gorras y playeras de ese partido, se quejaban de que no les permitían el acceso y aprovecharon la llegada de la prensa para entrar por montón, a empujones.
Se instalaron a un costado del escenario y empezaron a gritar “¡Bajen a ese!, ¡a esa no la queremos!, ¡nadie los eligió! Gritaban a ratos, mientras el precandidato presidencial los observaba y sus puños se apretaban.
Cuando fue su turno de hablar y los inconformes lo interrumpían, AMLO explotó: “Bueno, ¿me van a dejar hablar? ¡A ustedes los mandó Alito! ¿Me van a dejar hablar? Nada más que me dejen hablar. ¿Por qué vienen a provocar aquí?”, les dijo mientras sus verdaderos simpatizantes lo respaldaban con el puño en alto y gritaban “¡fuera!”
Atónitos, los alborotadores acusados de ser enviados por el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, guardaron silencio. Pero se desquitaron al final como llegaron: a empujones.
El líder de Morena les dijo que si el problema era la pelea por un cargo, mejor se fueran al mercado, “allá donde hay muchos puestos”.
“Ya lo dije y lo repito, no luchamos por cargos, luchamos por ideales, por principios, lo que queremos es hacer historia, yo por eso invito a todos a la unidad”.
Y aunque para todos parezca lo contrario, aseguró que en Morena no hay dueños ni imposiciones.
“No se anden confundiendo, es muy sencillo, en Morena no hay imposiciones, se hacen encuestas y es el que resulte mejor evaluado el que va a quedar, así quien va decidir es la gente no va a ser Alito”.
Aunque para calmar los ánimos, se dijo contento porque ahora sean más los interesados en sumarse al movimiento y haya candidatos “por montón”.
“Me da mucho gusto, porque antes hasta nos costaba trabajo tener candidatos y ahora nos sobran. Ya voy a poner una manta en la calle aquí en Escárcega que diga: ‘Maneje con cuidado, puede atropellar a un candidato’, ¡hay candidatos como arroz!”
La sonrisa que le habían dejado los 10 municipios tabasqueños que visitó los últimos días, Campeche se la borró. Los escenarios fueron distintos.
Los campechanos no abarrotaron los espacios públicos en que se presentó. A diferencia de Tabasco, aquí hasta se dieron el lujo de escucharlo sentados, sin la euforia de por lo menos tocar su mano.
Los habitantes del poblado Constitución lo esperaron en medio de la carretera por donde pasaría rumbo a Xpujil, con pancartas y una bocina con micrófono que en realidad improvisó el propio equipo de Morena, López Obrador arribó al lugar donde se detuvo no más de 10 minutos para resumir su mensaje en una petición especial: no dejar que les compren el voto.